Eugenio Ibarzabal

La biografía de Steve Jobs

Publicado por el 01 Dic 2011

Recomiendo vivamente la biografía de Steve Jobs, de Walter Isaacson. Sí, ya sé que como Jobs acaba de morir se puede pensar que es un montaje de negocio de última hora. Pero no es así. Es una de las biografías más importantes que haya leído en mi vida. He devorado las setecientas páginas de un tirón, porque el libro es una auténtica historia. Es una de esas veces de las que se puede decir que la vida supera con creces a cualquier ficción.

A través del libro a Jobs le amas, le odias, te emocionas, te ríes, quieres ser como él, no quieres ser como él, envidias y te alegras a la vez de no haber tenido la oportunidad de trabajar con él. Vida, pura vida. No sabría por donde empezar. Tal vez por lo primero: se trata de un progre de los sesenta y setenta, pero que, a diferencia de aquí, lejos de decir y exigir a otros lo que tienen que hacer, él lo hace. La empresa es un mero instrumento para hacer lo que le da la gana de hacer en cada momento. Y lo que le da la gana de hacer era dejar marca, producir algo en lo que se creyera y crear una compañía duradera. El resultado es dar a través de la empresa, no recibir gracias a ella, aunque sin duda recibió mucho.
“¿Qué me motivaba? Creo que la mayoría de las personas creativas quieren expresar su agradecimiento por ser capaces de aprovechar el trabajo que otros han llevado antes que ellos. Yo no inventé el lenguaje ni las matemáticas que utilizo. Produzco solo una pequeña parte de los alimentos, y ninguna de mis prendas de ropa están hechas por mí. Todo lo que hago depende de otros miembros de nuestra especie y de los hombros a los que nos subimos”.

Pocas veces ves tan claro que el dinero es algo exclusivamente instrumental, imprescindible para sobrevivir, innovar y poder aguantar en los momentos malos. Hablaba estos días con Eduardo Anitua, y me decía lo mismo: “he creado la empresa para poder hacer lo que quiero sin tener que depender de nadie”… Jobs sabía lo que quería, y cuando no lo sabía, luchaba por querer saberlo, hasta que lo conseguía. Y no sabría decir cuáles eran los mejores momentos: el camino o el resultado final. Algo me dice que era el camino. El viaje fue la recompensa.

Es abandonado de niño, lo cual constituye una referencia fundamental para él, y a su vez abandona. Hay momentos de mucha crueldad hacia los demás. En ocasiones resulta realmente poco ejemplar. Tampoco hay en apariencia mucha generosidad, en el sentido más clásico del término, con los que le rodean. No cree demasiado en la filantropía, a diferencia de Bill Gates. Y sin embargo, nos dejó todo lo que nos dejó. Y es que hay muchas maneras de dar. Creo que terminado el libro, pocos serán los que se atrevan a emitir un juicio rotundo. Pero estoy seguro de que serán muchos los que digan: eso es vida.

Me llama la atención su obsesión por trabajar solamente con los mejores, hasta el punto de decir que los auténticos primeros no quieren trabajar con segundos. Su gestión de equipos poco tiene que ver con ese consenso plano que en tantas ocasiones parece promoverse entre nosotros como última innovación en materia de gestión de personas. Consenso sí, pero finalmente en torno a su opinión, que defendería, alteraría, protagonizaría y desarrollaría como un auténtico poseso, hasta convencer de lo suyo –o de lo que había atrapado a otros haciéndolo suyo- a todos los demás.

Qué obsesión por el mejor diseño, por la simplicidad, por quitar lo que sobra. No sería una persona religiosa, y sin embargo, a mí me parece que era profundamente religioso, en el sentido de buscar toda su vida la verdad, la respuesta auténtica, el encaje de unas cosas con otras, las reglas internas de las cosas, repito, la verdad. Pocas veces tiene tanto sentido ese afán de descubrir, entendida como quitar lo que cubría y ver.

Lo que sí produce envidia es observar el ambiente de creatividad, de relaciones sanas y de acceso relativamente fácil en el que Jobs vive en los primeros años de su entorno vital. Esa América de Silicon Valley resulta realmente fascinante: estudiantes de ingeniería que no terminan la carrera pero que montan empresas a los veinte años, poder acudir a unas clases pero no a otras, el ejército como uno de los puntos fuertes de innovación tecnológica, facilidad de moverse de un punto a otro. En definitiva, otra galaxia, tan diferente al mundo educativo, administrativo y financiero tan encorsertado en el que vivimos aquí. Entiendes de qué hablan cuando hablan de libertad.

Me quedo con las ganas de haber conocido a través del libro un poco más a su mujer, Laurenne Powell, que tiene que ser un monumento de persona, y no solo por el motivo que algunos pueden intuir de aguantar a un personaje así, sino también por la fortaleza de transformarlo, hasta conseguir esa estabilidad que logran a lo largo de tantos años. Sí, se querían mucho. Seguramente el secreto estaba simplemente ahí.

Jobs era alguien profundamente optimista: “los malos no suelen ganar”… Y fundamentalmente positivo. Tras terminar una reunión con Obama dijo: “el presidente es muy inteligente, pero no hacía más que explicarnos los motivos por los que no podían hacerse las cosas. Eso me enfurece”…

“Recordar que pronto estaré muerto es la herramienta más importante que he encontrado nunca para tomar las grandes decisiones de mi vida, porque casi todo – todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el miedo a la vergüenza o al fracaso- desparece al enfrentarlo a la muerte, y solo queda lo que realmente es importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay motivo para seguir los dictados del corazón”…

Y junto a la pasión por la tecnología, ese sentido práctico de conocimiento del deseo de las personas y de cómo comercializar productos, dominando hasta los últimos detalles. Qué diferencia de muchos de los llamados hombres de negocio actuales, que solo saben del porcentaje de rentabilidad de sus dineros, cuando se contempla que hay alguien que dominaba desde la tecnología, lo que hacían los demás, lo que podría ser de interés para la gente, cómo diseñarlo, cómo venderlo, cómo empaquetarlo y cómo tenía que ser la tienda en la que se tenía que ofrecer.

Hay otro aspecto clave: lo que el biógrafo llama el principio de distorsión de la realidad. Es decir, si la realidad no encaja con lo que uno desea y quiere Jobs no hacía caso de ella, hasta conseguir que la realidad se adaptara. Este principio sirve para lo bueno y para lo malo. Por una parte, cuando se está acertado puede alguien lograr lo que Jobs logró, pero también puede suceder lo que a él: que su cáncer podía haber sido tal vez curado si no se hubiera negado a tratarse y hubiera perdido tanto tiempo con dietas, tratamientos y asesores estériles.

No puedo terminar sin hablar del biógrafo, Walter Isaacson. Su independencia, su rigor, su conocimiento y su trabajo son verdaderamente admirables. Había leído, y recomendado algún libro anterior suyo, concretamente el dedicado a Benjamin Franklin, pero este es superior. Bien hecho. Un auténtico regalo.Y es que, como dice Bob Dylan, el héroe de Jobs: “si no estás ocupado naciendo, estás ocupando muriendo”… Vaya que sí.

"Bertsolari": un pedazo de obra de arte.

Publicado por el 17 Oct 2011


“ Me preguntas por qué esta reacción contra Obama, y te contesto: Primero, Obama centró sus dos primeros años en el sistema de salud, cuando el problema auténtico era la economía y tenemos un enorme desempleo, aunque no tan grande como en otros países. Segundo, es negro. Tercero, estamos comprometidos en dos guerras que no podemos pagar. Cuarto, es negro. Quinto, nuestro Tea Party no tiene otra cosa mejor que hacer. Sexto, es negro. Séptimo, los republicanos no tienen en la cabeza otra cosa que no sea proteger a los ricos. Octavo, es negro. Noveno, fue elegido para liderar cambios pero cuando llegó al Congreso Obama vaciló. Y diez, es negro”…

Esto es lo que me contesta mi buen amigo Franklin Schargell cuando le pregunto por cuál es la razón de ese odio que algunos americanos parecen demostrar hacia Obama. Luego pienso, somos así y con eso hay que contar. ¿Pero quienes somos los europeos para dar lecciones a los demás, como si nuestra historia reciente fuera un dechado de racionalidad?…

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Y hablando de racionalidad, veo “Another Year” y me interesa mucho. Quien quiera saber algo de cómo son los británicos, la película muestra una buena aproximación. Una inglesa que los conoce muy bien me dice: emocionalmente inmaduros y bebedores compulsivos. La verdad es que hay también algo más: una pareja maravillosa, una asistenta social que es un modelo de equilibrio y personalidad,y varios ejemplos de generosidad y de saber aguantar el tipo en los momentos difíciles. Eso también es Inglaterra.

Pero a la vuelta de la película me pregunto: los problemas de algunos de los personajes que aparecen en la película, ¿están derivados de su falta de recursos a la hora de gestionarse a sí mismos o es mera falta de voluntad propia para salir del abismo?… La verdad es que ese personaje maravilloso que es la señora, cuando al final se enfrenta a su patética amiga, se lo dice muy claro: “¿Cuándo vas a ser responsable de tus propios actos?”… Al tiempo, se observa la incapacidad para la comunicación de algunas personas, el infierno que tiene que ser vivir con alguien con quien no se puede hablar. Altamente recomendable, porque hay absolutamente de todo.

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Pero aún más recomendable es “Bertsolari”. De verdad, es una de las películas más bellas que he visto en los últimos años. Como documental me parece que es el mejor que yo he podido ver hasta el momento. Así. Ríete tú de lo que hace Michael Moore. Es creativa, original, y si alguien quiere saber de qué va eso de la creatividad que vea “Bertsolari”. Por fin una auténtica obra de arte vasca, que muestra unos personajes como Andoni Egaña, Lurdes Lujanbio y Jon Sarasua que no dicen sino cosas de interés. Todo lo que dicen está pensado, es propio, es vivido. Hablan de lo que saben. Gente humilde e interesante.

Todo el documental rebosa auténtica espiritualidad, atención, estar en lo que se celebra, capacidad creadora. Las imágenes son bellísimas, y la metáfora del precipicio un acierto, aunque los que sufrimos de vértigo lo terminemos pasando muy mal. Por fin el mundo del bertsolarismo tal y como era y como lo que es, como eran Xalbador, Uztapide y Lazkao Txiki, sin esa locura, barbarie y sectarismo que parecía dominarlo todo hasta hace muy poco. Un auténtico placer.

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Y en ese momento llegan las conclusiones de la Conferencia de Paz. Dicho muy claramente: es una maniobra del equipo de mediación para facilitar un comunicado final al terrorismo. Sí, es verdad que se les ofrece un puente, uno más, y en este sentido los que están en contra tienen su parte de razón. Pero si esto permite arrancar de esta gente un compromiso de irreversibilidad, ¿por qué no?… Sin embargo, los que hablan de diálogo y negociación no pueden olvidar, nos guste o no, de cómo y porqué se ha llegado a esta situación, a través de vías a los que no les pronosticaban nada bueno. Y sin embargo, han conseguido lo que han conseguido. ¿Por qué no reconocer esto y aquello?…

Todos hemos tenido que aprender. Los partidarios de la negociación y los de la mano dura. En todo caso, con conferencia y sin conferencia, ¿serán verdaderamente conscientes algunos que, lejos de conseguir nada, van a terminar por mendigarlo todo?… Si algo me parece decisivo para entender las cosas es que no puedes esperar que el mundo se acomode a ti; ésta es para mí una de las mayores causas del sufrimiento actual. Y hay quien ha seguido dando manotazos al avispero. Así están como están.

Innovación personal, aquí y ahora.

Publicado por el 30 Sep 2011

No me gusta demasiado la expresión coaching.Primero porque es una moda más y luego porque da la impresión de que puede servir para todo. Hay buenos entrenadores de futbol porque, ante todo, saben de futbol, pero no se les ve ni que pasen, así como así, a otro deporte y mucho menos a otro tipo de organizaciones, a no ser para dar charlas al final de eventos y más como guinda del espectáculo que como verdadero asesoramiento. Pueden hacer pensar, eso sí, y en ocasiones también ayudar, pero el día a día del acompañamiento es otra cosa. Sin embargo hay coachs que sirven para todo. Soy un poco más humilde.

Me gusta la expresión acompañamiento y asesoramiento en innovación personal. Comencé hace ya muchos años con la expresión Calidad Personal, pero tiene connotaciones morales que pueden generar equívocos y lo cambié. También es verdad que estaba unido a todo lo que hace referencia a calidad. Ya ven, ahora, no se sabe muy bien porqué, hay que utilizar otras expresiones, aunque no haya avance alguno. Nos cargamos cosas sin apenas ahondar en ellas. Así nos va. Trabajo fundamentalmente con gente que se me ha acercado a partir de los Talleres de trabajo de innovación personal. Gente conocida y que tiene verdaderas ganas. No me interesa el número ni el dinero.

Suelo poner dos límites, en los que no voy a entrar: el de la psicología y el de la moral. Creo que hay que distinguir. No soy psicólogo, ni moralista. No sé si sé de algo, pero me parece que esos dos campos requieren especialistas, aunque veamos que sean muchos los que hoy vayan de psicólogos o dando lecciones de moral: basta con escuchar las tertulias de la radio.
Y si alguien me preguntara: bien, entonces, ¿qué haces con las personas que te vienen?… Creo que lo hago es ayudar a pensar contracorriente. Observar cuáles son los valores de la cultura dominante por los cuales, a mi juicio, las cosas suelen ir mal, y trato de colocar a la persona una alternativa a ellos. Creo que unos pocos ejemplos pueden servir para ello.

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Tomar una decisión. Y para ello ayudarle en una labor de discernimiento, sin duda, pero al final, decirle que hay que tomar una decisión. Lo contrario es la degradación. No es el tema que más me guste, pero con frecuencia me suelen llegar situaciones matrimoniales, y ante ellas me sale decir dos cosas. “Decide salvar o cortar, pero decide”, les digo. Y para decidir, observa si merece o no la pena, porque sea lo que sea lo que decidas, va a haber mucha pena. La cultura dominante nos lleva a pensar que las cosas se van a arreglar por sí solas, mirar solo las ventajas o esperar a que empiece el otro. Y entonces, reaccionar. Es lo que nos ha pasado, sin ir más lejos, en los aspectos económicos relacionados con la crisis.

Hacer lo que te toca, te guste o no. Es increíble la capacidad que tenemos para vestir el santo, justificar lo que nos apetece y no enfrentarse al tema. Para mí, la pregunta, déjate de tonterías (por no utilizar otra expresión), qué es lo que te toca hacer, aquí y ahora, funciona. La cultura dominante nos orienta hacia lo contrario: hemos visto con los incidentes en Inglaterra.

Me tocaron estando con Sarah en Brighton. Nadie habla ya de ellos, pero lo cierto es que hay momentos en que hay que hacer lo que toca, y que no gusta. Lo hacen los padres con sus hijos, y lo hacen, aunque llorando, por su bien. ¿Cómo puede decirse que aquello que se impone no funciona?… ¿Y cómo se explica, entonces, el éxito del carnet por puntos?…

Trabajar en el margen de maniobra de cada cual. Haz solo lo que puedas pero, eso sí, todo lo que puedas. No te adelantes a los noes. Ya llegarán, en su caso. Mi experiencia es, lo he comprobado al escribir esos noes al inicio, que la realidad posterior poco tiene que ver con las dificultades que hemos previsto al principio. Y tiene su lógica: si acabas de empezar y no sabes casi ni cómo, ¿cómo puedes saber, incluso, lo que te va a ocurrir mañana?… La cultura dominante, sin embargo, nos lleva a responsabilizar a otros y a delegar la responsabilidad en otros: el que venga por detrás que arree. Y así estamos como estamos hoy. Esto en política es el pan nuestro de cada día.

Hacerlo ahora, no necesitar estar fatal para ponerte en marcha. Mañana el margen de maniobra será todavía menor. La cultura dominante nos orienta, por el contrario, a esperar lo que hace la mayoría y justificarlo como bueno: por algo será. Y uno piensa: por algo está sucediendo lo que está sucediendo, porque todos nos miramos a todos. Hoy es el momento, por ejemplo, en algunos casos, para hacerse autónomo desde el punto de vista profesional, y no dejar que los mandos de la empresa decidan el futuro por ti.

Volver a empezar. Cada día. Repetir y repetirse lo mismo. Decirse lo mismo. Recordar. Porque olvidamos. Por el contrario, la cultura dominante nos lleva a enamorarnos de algo nuevo cada día, a no hacer caso de lo anterior y esperar a la fórmula mágica, a la frase definitiva, a la inspiración final. Y vuelta a perder más y más tiempo. Aburrimiento.

Poner fechas a las decisiones. Esto ayuda a no frustrarse al ver cómo cada día cambiamos de opinión. Al tiempo, casi sin darnos cuenta algo se va decantando y la fecha final obliga. Lo contrario es degradación.

Distinguir criterios a la hora de tomar decisiones y aprender a hacer bien la pregunta. No importa el tiempo que dediquemos a formularla. Por el contrario, lo que con frecuencia nos sucede es que como el problema no está bien centrado, un día tiene una cara y al otro día se nos muestra con otra. No hay manera de responder, porque no hay pregunta ni criterios.

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Me gustaría hablarles de una novela que me ha gustado mucho, aunque adelanto que tiene casi mil páginas: “Yo confieso”, de Jaume Cabré. Es sin duda un gran libro y el final es emocionante. En realidad, me ha parecido que son dos libros: el uno son historias del mal a lo largo de los siglos y el otro la historia de los dos amigos: Adria y Bernat. Me ha gustado por muchas razones, y una es por lo bien que se ha conjugado una historia nítidamente catalana, en la que el autor no esconde sus convicciones más íntimas, con un enfoque europeo, de tal modo que todo queda perfectamente ensamblado y explicable para lectores de culturas diferentes. Es un libro profundamente catalán y al mismo tiempo profundamente europeo. No es casualidad su éxito en Alemania. Ameno, en ocasiones hurgando en la herida en demasía –supongo que en el afán de no perder la atención del lector-, pero demostrando que para hacer una buena novela hay que trabajar. No es casualidad que haya ocho años invertidos en el libro. Mucha pena, pero ha merecido la pena.

Este verano ha sido de novelas, porque estoy escribiendo una que me llevará su buen tiempo. Desde “La trampa”, hace ya veinticinco años, no he vuelto a hacerlo. Quizá haya llegado el momento. En el fondo, lo único que pretendo con ella es que le guste a mi mujer; con eso me daría por satisfecho. Y no será fácil, lo aseguro.

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Por último decir que el IV Taller de Innovación Personal en Loyola se celebrará los días 25, 26 y 27 de Noviembre. Y en este caso vamos a hacer un cambio en el formato: el sábado al atardecer intervendrán los escaladores Josune Bereziartu y Rikar Otegi. Van a aportar mucho: enfrentarse a una pared es como enfrentarse a la vida misma, y para escalarla hay que innovarse o, en ocasiones, morir.
También, y como nuevo proyecto, hemos comenzado a trabajar con el Ayuntamiento de Erandio. En definitiva, que seguimos en marcha. No es poco.
Y por último un recordatorio. Nadie habla ya de Japón. ¿Por qué?… ¿El debate eran las víctimas del terremoto o aprovechar la ocasión para atacar a algunos de casa?… En caso de haber ocurrido aquí, ¿estaríamos como ellos están ahora?… ¿Por qué?…
Sin olvidar a Irlanda, que está saliendo de la crisis. ¿Por qué en algunos sitios sí y en otros no?… Preguntas. Me dedico a eso.

Lo mejor de este curso.

Publicado por el 01 Ago 2011


Como mi mujer dice que me estoy convirtiendo últimamente en un gruñón, me ha parecido que una manera de convertirme en lo contrario es identificando las diez mejores cosas que me han sucedido en este curso. Ahí van.

1.- Hace poco conocí a un hombre al que un error médico había dejado con dolores crónicos. El dolor en su espalda iba aumentando conforme avanzaba el día y por las noches dormía gracias a los calmantes. Esto le había sucedido hacía unos quince años. Su vida era antes y después. No tenía mucha esperanza en otra operación, considerada de alto riesgo.

¿Qué ha sido lo peor de todo?, le pregunté. “No ha sido el dolor, a pesar de ser horroroso en algunos momentos, sino el mal que iba creciendo dentro de mí… Hasta que un día decidí: o perdonas o te mueres. Y perdoné”… Salí con una inmensa sensación de paz de aquella visita.

2.- Hay un enfermo de cáncer, gran amigo, que me ha dado tal muestra de serenidad que su compañía es de lo mejor que yo tengo hoy en mi vida. Su conversación me coloca bien. Me siento un privilegiado.

3.- La lealtad que me han demostrado algunos compañeros y amigos. He entendido cómo la traición, que también la he sufrido a lo largo de este año, puede ser de lo más doloroso que a una persona le puede suceder, y en consecuencia la lealtad de lo más estimable.

4.- La sensación de encontrar respuestas a las preguntas que uno se formula, aunque muchas veces uno tiene la impresión de que es otro quien contesta. “No soy yo, no soy yo”, termina uno por confesar cuando finalmente observa que la intuición ha hecho su efecto.


5.- La paz que me llega cuando observo que siempre estoy con lo mismo y consigo reírme de mí. El sentido del humor tiene mucho que ver con el descubrimiento del sentido de la vida misma.

6.- Los Talleres de Innovación Personal de Loyola. He tenido la impresión de que servían a algunas personas. Lo notaba en sus miradas al despedirse.

7.- La lectura de “Etty Hillesum. Un itinerario Espiritual”, de Paul Lebeau. Es tal vez el libro más importante que he leído en los últimos años. Me parece un libro excepcional. Es fuerte, sin duda, porque es su reflexión hasta que muere en Auschwitz, en 1943. Al final, me emocioné muchas veces, pero salí con muchas más ganas de vivir. Tienes la sensación de que eso es vida, aunque en apariencia acabe pero que muy mal. Y qué más da, terminas diciendo. Lo importante no es la muerte, sino lo que estabas haciendo cuando llegó.

8.- Los buenos ratos que he pasado viendo pintura. Rembrandt y Van Gogh en Amsterdam, hasta que me emocioné recordando la trayectoria de este último, sus ganas de dejar un legado y la fotografía de la sepultura de los dos hermanos en el cementerio de Arles. Y la de Antonio López en Madrid, por su capacidad de lentificar al pintar y porque es capaz de hacer algo bello de las cosas más cutres.

9.- Algunas religiosas que he conocido y tratado de la Compañía de María. “¿Cómo te animas cuando ves lo que ves en este mundo?”, le pregunté a una, paseando con ella por esa maravilla de pueblo que es Orvieto, al norte de Roma: “tratando de ver lo que no se ve”, me contestó aquella mujer maravillosa.

10.- Y déjenme terminar diciendo que una de las alegrías más grandes ha sido cuando mi hijo Alex ha terminado sus estudios de ingeniería y ha encontrado un buen trabajo. Hay una cierta sensación de haber cumplido, de que se cierra una etapa y de que todo vuelve a empezar.

Y es que lo mejor de esta vida es que hay muchas.

José Luis Sampedro, gurú del 15-M

Publicado por el 20 Jul 2011

Leo una entrevista con José Luis Sampedro en “El País” y traigo hasta aquí lo que me ha resultado más revelador.

“Yo no puedo decir si hay Dios o no. Creo que no, pero no tengo seguridad. Ahora, tengo la seguridad que el Dios que nos vende el Vaticano es falso, y lo compruebo leyendo la Biblia con la razón y no con la fe”…

“Esta es una de las razones por las que existen religiones, hay quien se cree a los dioses porque se ve inseguro ante el mundo…. Pensar que hay alguien que nos protege es consolador. Pero mi actitud de no usar ese consuelo, también. Mire, yo estoy a punto de morirme y estoy tan tranquilo. Gracias a ella (mira a su esposa), que me da una enorme tranquilidad y a la que le debo la vida. Si no fuera por ella, yo estaba mucho hace tiempo… Yo tengo mi consuelo en mi manera de pensar, y acepto lo que se me viene encima”…

“Yo no pretendo cambiarlo (el mundo), sino estar en armonía con él, y eso supone una vida que cursa como un río”… “Ese es un consuelo. No necesito la esperanza de un personaje que me acoja. Admito que haya más allá, pero no un señor pendiente de José Luis”…
“¿Qué creencia tiene quien piensa que Dios se regocija con el sufrimiento?”

“Hay unas campañas fabulosas para inculcar a la gente lo que tiene que votar… La gente no hace crítica, porque acepta la creencia que le proponen a base de bombardearle con los medios… ¿De Japón?, ¿de Haiti?, del Sida en Africa, o de la falta de educación, no habla nadie porque no interesa al poder, que es el que dispone de los medios, que dicen lo que al poder le interesa… Eso que llaman la información es una parte de lo que pasa, ocultando todo lo demás… Lo hacen inconscientemente porque saben que eso es lo que vende… El periodista que o hace lo que conviene o se arriesga, y se lo piensa”…

“Yo no sé ni hablar por el móvil, no me interesa. Gracias a mi mujer, que se entera de lo que hay y me lo cuenta”…


“Ahora lo de Bolonia es entregar a la Universidad a los financieros e industriales. Y se estudiará lo que convenga para producir más”…

“Yo aconsejo que el chico haga lo que le guste, porque rendirá más y vivirá más feliz, aunque gane menos… Si hubiera sensatez, si nos educaran para ello, reaccionaríamos y diríamos: alto, paremos a pensar. Racionalicemos el crecimiento demográfico”…

“Vamos a redistribuir la producción. El poder no quiere reflexionar porque no le interesa cambiar… Mientras, se corrompe todo, el sistema se hunde, entramos en esta barbarie. Como pasó al final de Roma… El sistema capitalista se ha terminado: ya no funciona… Quizá la primera reacción del poder sea el autoritarismo”.

“Estamos divididos deliberadamente para que seamos menos eficaces”… la gente quiere ser propietaria, porque quiere mandar, y quien quiere una cosa quiere otra”…

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No son unas simples opiniones, siempre respetables, de una persona de noventa y pico de años, sino de alguien que junto a Stèphane Hessel, son considerados como los gurús del movimiento 15-M, por lo que uno tiene derecho de igual manera a responder, desde la máxima humildad y respeto, y con la misma franqueza con la que el Sr. Sampedro habla.
Como disiento radicalmente de las alternativas que propone, aquí van también mis opiniones, con el mismo derecho y con la misma franqueza:

1.- Estoy hartito de que algunos pretendan ganar debates trastocando por completo la posición y argumentación del contrario. Así cualquiera. ¿Quisiera señalar en la actualidad el Sr. Sampedro algún cristiano que afirme que Dios se regocija con el sufrimiento humano?…Tan solo uno, por favor.

2.- ¿De verdad cree el Sr. Sampedro que la gente somos tontos y nos dejamos engañar más allá de una información de primera hora?… ¿Se considera el parte de la gente, o es una excepción?… ¿Por qué nos engañamos los demás, pero él no?… ¿Es acaso mejor que nosotros, los que conformamos la gente?… Y si él consigue no engañarse, ¿por qué no lo vamos a estar consiguiendo los demás, aunque nuestras opiniones no sean las de él?….
3.- Si los periodistas no tienen más remedio que hacer lo que la audiencia quiere, ¿quién manda, el poder o la gente?…Por una parte, leyendo a Sampedro, da la impresión de que es el poder quien es el culpable, pero al mismo tiempo él dice que es la gente la que impone su criterio y no quiere enfrentarse a la realidad… ¿En qué quedamos, es uno, es otro, o son los dos?, porque en uno y en otro caso su análisis ya no es válido y las consecuencias son radicalmente diferentes.

4.- Hablando de Bolonia, ¿le parece mal al Sr. Sampedro que tantos profesores de la universidad, lo mismo que nos toca a los demás, tengan que responder y adecuarse a las necesidades que la sociedad nos pide, o por el contrario considera bien que puedan campar a sus anchas, generando capillas, manipulando accesos a cátedra, defendiendo intereses corporativos e impidiendo el acceso a títulos si no se pasa, otra vez, por sus manos o no se cumplan sus exigencias de todo tipo?… ¿O es que no ve cómo está la universidad española?… ¿Por qué no les pregunta a los jóvenes estudiantes universitarios qué piensan de la actitud y quehacer de buena parte de sus profesores?… Una cosa es la libertad de cátedra, que es sagrada, y otra hacer lo que a cada uno le da la realísima gana, que es lo que está sucediendo en muchas ocasiones, y ante lo que Bolonia, felizmente, es, con todas sus limitaciones, un primer intento a la hora de racionalizar.
5.- Cada uno podrá estudiar y hacer lo que le gusta, de acuerdo, pero cada cual deberá también asumir las responsabilidades derivadas de sus decisiones, por ejemplo, en el campo del acceso al trabajo. ¿O no?… ¿Quién asume la frustración de un estudiante al que se le dice, haz lo que te apetezca, tienes derecho a todo y el culpable de lo que te pase luego son los demás?
6.- ¿Qué es eso de racionalizar el crecimiento demográfico?… ¿Está hablando de España?… ¿Eso significa exactamente hacer qué, y con qué derecho con respecto a los demás?…
7.- ¿Qué es eso de que los creyentes creemos, valga la redundancia, porque necesitamos un consuelo?… ¿Por qué se cree él más bravo que los demás al decir que él no lo necesita y que se basta con su mujer y su manera de pensar?… ¿Por qué se cree más fuerte, más íntegro y más valiente que los demás, que nos engañamos al parecer cada día, proyectando al cielo nuestros miedos y frustraciones?… Los que creemos y los que no creemos conjugamos el mismo verbo: creer, y en consecuencia asumimos los mismos riesgos.
8.- ¿Y qué responsabilidad tienen en la crisis todos esos pequeños empresarios y directivos de empresa ante los que los que las reivindicaciones sindicales pueden exigir lo que sea utilizando por todo argumento: “es tu problema, nosotros no hemos generado la crisis”?… ¿Acaso la han generado esos pequeños empresarios?…
9.- ¿Qué alternativa económica tiene el Sr. Sampedro para todos los miles de parados españoles, además de decirnos que el sistema se acaba, cuando hasta hace tres años estábamos casi en pleno empleo?… ¿Hace seis años también nos decía que el sistema capitalista se acababa?… ¿Y cómo es que Holanda, con un sistema capitalista, está con un 5% de paro, 4.7 % en Japón, 4.2% en Austria, 3.8 % en Dinamarca, 3.3% en Noruega, 3.1% en Suiza, 4.9% en Australia, 3% en Malasia, 1.9% en Singapur, 6.4% en Brasil, 7.1% en Alemania?… ¿Está dispuesto a derribar un sistema que en esos países ha conseguido esas tasas de desempleo?… ¿Estarían sus gentes de acuerdo, y en el caso de que no, será porque están engañadas?… ¿No le parece que, en realidad, estamos hablando de algo específico que ha fallado en España?… ¿No habrá también una cuestión de valores compartidos?… Basta con viajar un poco por Europa y observar que otros hablan de la crisis como de una cosa del pasado. ¿Por qué allí sí y aquí no?…
10.- En la historia de la España republicana y con anterioridad, hubo un personaje que se llamaba Alejandro Lerroux. Era la izquierda de la izquierda; clamaba contra el sistema, contra los ricos, y decía querer comerse a los curas y a las monjas. No sólo terminó abrazando a la derecha, sino adhiriéndose al Movimiento Nacional de Francisco Franco en 1936… Una cosa es una cosa y otra cosa es otra, sin duda. Las circunstancias históricas son diferentes, ya lo sé. No hay por qué comparar, pero sí se puede y se debe ser prudente, respetar a los demás, saber que la naturaleza humana no es precisamente ejemplar, que errores y barbaridades hemos cometido todos. Y la edad sirve precisamente para eso, para poner las cosas en su sitio, para recordarlo a los más jóvenes, asumir que la historia no empieza de cero y aprender.
Pero eso mismo es lo que yo creía de la vejez hasta que leí lo que pensaba el Sr. Sampedro. Lo dicho: más que indignado, uno está hartito.
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Si algo bueno demuestra el movimiento 15-M en España es que una movilización tan importante puede conseguirse… sin dinero. Según algunos, en esta vida, si no hay recursos y apoyo no hay nada que hacer. Pues no siempre es así. El 15-M lo acaba de demostrar. ¿Se imaginan toda esa fuerza organizada y canalizada no hacia que otros lo consigan, sino a conseguirlo, por ellos mismos, por ejemplo, en una formación política, en generación de asociaciones cívicas, en empresas pequeñas, en nuevos servicios, en organizaciones de carácter no lucrativo?… De Mayo del 68 parte de los estudiantes se comprometieron luego, y de allí salieron partidos, periódicos, empresas y organizaciones.

En el País Vasco parte de todo ello se ha canalizado en Bildu, y ahora están en las instituciones. En este sentido, se diga lo que se diga, es de felicitarse y de felicitarles, guste o no. Es un buen ejemplo.

Pero hay algo más. Me consta por testigos allí presentes lo que está pasando en algunas asambleas del 15-M. Hay gente estupenda y con un montón de ganas de hacer cosas. Pero también me consta que están siendo abroncados e insultados cuando tratan de organizar esa fuerza, diseñar alternativas y tirar hacia delante. Hace unos días en Madrid les llamaron “nazis” por tratar de hacer eso mismo. Alguien allí presente me habló de que le había recordado a “Rebelión en la granja”, de Orwell.

Estoy absolutamente convencido de que el 15-M podrá lograr que algunas orientaciones cambien. Pero serán pocas y no decisivas. Lo más positivo está en dos cosas:

– si los mejores de ellos asumen su papel, dejan de esperar a que lo hagan otros y tiren por sí mismos.
– y si de estos días algunos aprenden cómo es la naturaleza humana, lo difíciles que somos, lo capaces de hacer barbaridades y maravillas, y sirve de maduración personal. A ellos y a todos nosotros.

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Habrá quien diga que últimamente sólo me meto con el pensamiento de izquierda. ¿Pero es que en la derecha en España hay pensamiento últimamente?… Es tan solo una pregunta, claro. Lo mismo que hay negocios del pasado, existen todavía ideologías del pasado, que pasarán.
Por cierto, y hablando de indignados y del 15-M: si hay alguna persona joven quiere organizar algo por su cuenta y le apetece contrastarlo con alguien, e incluso ser acompañado por un tiempo, aquí estamos. Gratuitamente.
A mí me hubiera venido muy bien cuando empecé.
Antes de acabar anunciar que el IV Taller de Innovación Personal en Loyola será el 25, 26 y 27 de Noviembre.

Bildu y algo más

Publicado por el 13 Jun 2011

Me alegré de su legalización, esperaba un buen resultado para ellos, pero no creí que llegaran hasta ese punto. Luego, he seguido los acontecimientos. Al principio con preocupación; luego, a verlas venir.

Diré algo personal: dudo mucho que personas como Iñigo Iruin se hayan volcado en una política de legalización como la que han protagonizado si no creyeran sinceramente que hay que pasar página de manera definitiva.

 

Por otra parte, no se puede negar el vuelco que la izquierda abertzale ha dado en sus posiciones de exigencia: de reírse, denunciar todo lo que los demás hacían y negarse a participar en las instituciones a aceptar punto por punto la Ley de Partidos, hay un giro de 180 grados. ¡Si Telesforo de Monzón levantara la cabeza y viera en qué han devenido sus alegatos y discursos!…

 

Es por eso que en la noche electoral me pregunté: ¿qué es lo que se premia en el día de hoy?… ¿Nadie va a reconocer nada a nadie?… Lejos de ello, el mundo de la izquierda abertzale parecía hablar como si el mundo les diera la razón. La pregunta es a qué les daba exactamente la razón: a lo de antes o a lo de ahora. Quiero pensar que a lo de ahora, pero hecho esta vez por los que antes criticaban a los que hicieron eso mismo muchos años atrás.

 

En consecuencia, se puede hablar de un cierto reconocimiento implícito, aunque sé que, como consuelo, no es gran cosa…

 

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Esto me ha hecho pensar sobre nuestra manera de actuar: se habla mucho de coherencia y de racionalidad, pero los cambios de los que somos capaces son inmensos. Y justificaciones para ello, las que hagan falta… Es algo así como decir: “esto que tú decías antes está bien cuando lo digo yo ahora, pero no antes”. En cierta ocasión alguien me dijo: “es que tú lo explicabas mal”. Y a callar.

 

Recuerdo la etapa constitucional, y cómo algunos de los que la rechazaron abiertamente, diciendo aquello de “y después de tantos años de dictadura, esto”, terminaron afirmando a los pocos años que no, o mejor que sí a la Constitución. No pretendo restregar nada, sino apuntar que “vaya Vd a saber por dónde” nos sale la izquierda abertzale en el inmediato futuro. Aquellos carlistas antisistema de entonces terminaron aliándose con el corazón del sistema años después.

 

No sé lo que puede ocurrir con Bildu, o Sortu, en su momento. En realidad, no lo sabe nadie, ellos tampoco. Lo que sé es que si entran en una línea de responsabilidad pueden convertirse a corto plazo en el primer partido del País, desbancando al PNV en las próximas elecciones autonómicas. Y ellos lo intuyen. Prácticamente, no van a tener tiempo de desgastarse. Pueden actuar en consecuencia. Cabe esperar, pues, pocas locuras, más allá de las simbólicas. O no.

 

En Irlanda, lo más curioso de todo fue que los moderados que habían liderado con ímprobos esfuerzos el proceso de paz, sufriendo los ataques de unos y otros, terminaron cediendo luego el protagonismo y el favor de los votantes a los extremos correspondientes. Algo de eso podría ocurrir aquí, cediendo PNV y PSE el protagonismo a Bildu y PP. A lo dicho, vaya Vd. a saber. Una vez más, volviendo a empezar.

 

Trabajando como estoy con varias empresas instaladas en pueblos gobernados por la izquierda abertzale, me venían a decir que hubo una gran diferencia de tratamiento hacia ellas cuando la izquierda abertzale estaba en la oposición y cuando más tarde llegaron al poder. Además, todo depende también de las personas.

 

Por otra parte, si alguien se ha beneficiado de lo que han significado los valores del 15-M, ha sido fundamentalmente Bildu, y si alguien va a salir perjudicado del 15-M son el PNV y PSE. Simplemente por razones de cansancio y de ciclo.

 

Y del 15-M tan solo una cosa: una cosa es ser víctima de una situación y otra muy diferente tener soluciones para esa situación. Esto vale para parados o para el terrorismo.

 

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El 30 de Abril de 2010 escribí algo muy fuerte con respecto a Grecia. Ver blog. Ha pasado un año y estamos en las mismas, incluso peor, con una oposición ya no del mundo sindical sino también de la derecha que llevó a aquella terrible situación. En Portugal, ha ganado la derecha que se había opuesto a todo el proceso de acuerdo con Bruselas. Aquí, tenemos lo que tenemos. Visitando empresas con EREs me repiten la oposición de los sindicatos, y particularmente de ELA, a cualquier tipo de flexibilización que pueda suponer una merma a la hora de poner gente en la calle. Pero tomados uno a uno, los trabajadores no piensan lo mismo.

 

Es duro lo que voy a decir: Lao Tse decía que lo mejor es no hacer nada, y que el Tao finalmente se impondrá. Hay veces que se suele decir que el tiempo lo arregla todo. Es como si, visto que nadie quiere poner nada de su parte, la realidad se impondrá. La cuestión es a qué costo. Lo mismo que la izquierda abertzale llegó a la conclusión que otros ya habían alcanzado… pero cincuenta años después, es posible que con la situación económica nos pase lo mismo. Algo de esto sucedió en la crisis de los 90. Las nuevas generaciones tendrán que sobrevivir, como sea. El Tao se impondrá, y los ajustes que hay que hacer son inevitables y se harán, por convicción o por obligación. El problema es que, al igual que sucedió con el vuelco de la izquierda abertzale, el costo podría haber sido infinitamente menor. Y aquí sucederá lo mismo. Siento decirlo así de fuerte, pero el problema para mí ahora no son los valores de ETA, sino los de ELA. Y cuando escucho lo que dicen los sindicatos españoles contra Bruselas, creo exactamente lo mismo.

 

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Estos días me ha llamado la atención algo que, sin embargo, se repite con frecuencia. Al ser detenido el general serbio Mladic, se ha evidenciado que ha sido protegido por los suyos y que muchos de ellos siguen defendiéndole, o al menos, acusando a sus adversarios de haber hecho cosas igual de graves y de no ser tratados de la misma manera por La Haya. ¡Qué poco objetivos somos con los nuestros!… Veo a la derecha española deseando olvidar de lo ocurrido en el 36 pero recordando constantemente sus víctimas más recientes. Siempre me ha sorprendido la actitud de los franceses con Napoleón… o la de sus socialistas en el caso D.S.K. Nosotros los vascos también hemos tenido nuestra bruma con determinada banda.

 

Por amor o por odio, pero la cercanía, muchas veces, lejos de hacer ver mejor, distorsiona, trastoca y enloquece. No es una opinión, es un dato. Y al final, el argumento es el de siempre: “Vd. no es de aquí y, en consecuencia, no sabe y no puede hablar de ello”…¿Les suena?…

 

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Sé que es un clásico conocido pero no puedo menos de reconocer el disfrute al releer “Breve historia del mundo”, de Ernst H. Gombrich. Me ha gustado tanto que he seguido con su “Historia del Arte”. Y me gusta porque sabe, y se nota que sabe por la sencillez y la humildad con la que escribe. Lo recomiendo vivamente, y además es un libro de pocas páginas. Lo digo para animar.

 

No puedo terminar sin decir que he vuelto a pasar un buen rato con Woody Allen y su “Medianoche en París”. En algún momento me pareció un poco larga. Pero, al tiempo, me decía para mí: ¡mira que tiene talento este hombre!… A su edad, su sordera, su capacidad de trabajo, su constancia en una línea propia, y porqué no decirlo: su humildad. Tengo la suficiente información directa de él para decir que es el primer sorprendido de la “ñoñería intelectualoide” que sus películas y su figura suscitan en Europa, y más concreto en España. En sus películas hay un enorme conocimiento de la vida: sentido común y vuelta a lo básico.

 

Y es que todo es más sencillo, más simple, a pesar de que el valor añadido de algunos no sea más que el de complicarlo todo… un poco más. Por eso me dediqué al oficio de facilitador.

 

Sin demasiado éxito, todo hay que decirlo, a la luz de lo que se ve por aquí. Pero una de las ideas que me animan cuando estoy bajo suele ser ésta: ¡al menos lo intenté!…

 

III TALLER DE INNOVACION PERSONAL

Publicado por el 20 May 2011

Los pasados 13,14 y 15 de Mayo, se celebró en Loyola el III Taller. La evaluación nuevamente fue muy alta, (8.95), la satisfacción grande a tenor de los comentarios, y las personas que acudieron fueron finalmente veinte, que creo que es un tamaño ideal para poder trabajar.

Acudieron gentes de empresa, ejecutivos, profesionales independientes, funcionarios, médicos, profesores, personas que trabajan en el mundo social y organizaciones sin ánimo de lucro y religiosas. Una vez más, más allá de nuestro entorno, tuvimos gentes de Mallorca, Valencia y Zaragoza. En consecuencia, un poco de todo.

Algunas consideraciones personales.

– En primer lugar la heterogeneidad. Sé que, tal y como me comentó al final alguno de los asistentes, al observar la diversidad de las personas, temió por el resultado. Al final su sensación era que la heterogeneidad fue uno de los puntos fuertes del taller. Pero hay algo más: es una heterogeneidad buscada.


Al haber trabajado en tantas organizaciones, sectores y ambientes diferentes, uno ha terminado por creer que, en lo fundamental, los problemas son siempre los mismos. No porque trabajes en banca o en un colegio tus problemas en pareja o con los hijos van a ser diferentes, y no porque estés en una empresa tus problemas de relaciones con las personas son sensiblemente diferentes de los que tiene una comunidad religiosa o una ONG. Somos personas que, en el fondo, nos hacemos las mismas preguntas, que la vida nos ha llevado a un lugar u otro, y que en lo fundamental nos alegramos o sufrimos por las mismas cosas.


Me llamó la atención la distancia inicial con las religiosas y la normalidad, el cariño y la confianza de la relación entre todos al final. Se puede apreciar en la fotografía. Ya no había hábitos, sino personas, por cierto, con un gran sentido del humor.


– Como la gente que va al Taller es totalmente voluntaria y va por la razón que sea, qué duda cabe que es particularmente encantadora. El ambiente rápidamente es enriquecedor. Si bien nadie tiene la obligación de contar nada, lo cierto es que se aprecia que se trata de gente especial, interesante, y que tendría mucho que contar, tal y como se constata en el último día, el domingo por la mañana, cuando ya se han conocido y reina la normalidad y cordialidad entre todos, y más aún tras el gin-tonic del sábado por la noche.


Loyola es un punto fuerte, y al tiempo un descubrimiento. Llegan con una idea pasada de la infancia y se encuentran sencillamente con la paz. Aulas, pasillos, ventanales, corredores, jardines, lugares de encuentro y meditación, capillas y el propio castillo, todo para disfrute y uso de los que allí van. Loyola siempre es agradable, pero si hace buen tiempo, aún lo es más. El orden, la austeridad, el ritmo de trabajo, el no tener que preocuparse de nada que no sea el trabajo al que se ha venido, es finalmente un descanso. Yo mismo termino siempre muy cansado, pero en paz.
Cuanto más se sigue el método, más se aprovecha. Sé que cuesta a veces definir la preocupación, pero cuanto más se mete uno y más concreta, el resultado es mucho mejor. Si no se va a casi nada o simplemente a escuchar, puede ser más o menos agradable, pero si uno se deja llevar y confía, el provecho práctico es enorme. Cuanto más va uno hasta el final, más resultados positivos alcanza.


Es muy importante que la gente acuda con un ordenador. Facilita extraordinariamente el trabajo personal en la habitación. No es tanto para sacar notas en el aula, sino para trabajar luego.


Quiero que no sea un seminario o taller más, sino que sea diferente en todo: por el lugar, la promoción, el precio, el sentido práctico, la filosofía y la actitud. Quiero que sea un acontecimiento y un regalo para los que acuden. Mi pequeño regalo. Lo mejor que yo pueda dar, aunque sea poco, ahora que puedo hacerlo.
Las opiniones de los asistentes.

Confidencialidad. Individualidad del taller. El formato de no tener que exponer el trabajo personal. Quita tensión. No tener que contar tus problemas, que sea el ponente quien lo exponga y tu trabajas. No tienes que compartir con los demás tu preocupación. Falta de presión. Me he sentido muy relajada y en ningún momento he perdido el interés.


Confianza que se da por parte del profesor. Cercanía del ponente. Sencillez y naturalidad. Deseo de ayuda. Transparente. Es sincero. Disponibilidad. La “adaptabilidad” del ponente a las sugerencias o preguntas. La franqueza con la que habla. La buena intención que desprende. Sencillez. Claridad expositiva.

El entorno en el que se realiza el taller. Loyola. El entorno y el ambiente relajado. Entorno inmejorable. Es un privilegio desconectar del ruido, del ritmo cotidiano y dedicarse un tiempo. Organización excelente.


El hecho de que sea de forma intensa y no tres tardes entre semana; ayuda a que te metas de lleno y te mantengas así hasta el final. No es un taller “estanco”; hay opción de desarrollar, aprender, evolucionar, crecer…

Exposición de los contenidos. Los recursos para el trabajo personal. Exposición clara y con material resumen. Método. Ritmo. La metodología. Uso del ordenador. Ordenación de ideas y conceptos. Buena comprensión. Muy práctico. Lenguaje sencillo y claro de aplicación inmediata.

El tema convoca a un estilo de gente que da un plus positivo. Gente heterogénea. Relación entre asistentes y ponente. Los compañeros. El grupo de personas que conformaban el taller. Buen ambiente. Heterogeneidad del grupo. La heterogeneidad del grupo es muy enriquecedora. Experiencias compartidas.


Tema fundamental: cómo soy, qué me pasa, cómo puedo ser mejor y más feliz. Diferentes tipos de valores y cómo utilizarlos. Conocerte un poco más a ti mismo. Fórmulas para visualizar tu proyecto. Aprender a tomar decisiones en el momento adecuado. Simplicidad y practicidad.

El resultado obtenido. La idea de llevarse un documento final. El proceso-método. Es sencillo, fácil de seguir y lleva a un resultado. He hecho un Plan. La dinámica (explicación-trabajo personal) es agradable, se lleva bien. Estoy satisfecho de la hoja de ruta final que he creado. Salir con herramientas prácticas. He disfrutado mucho y me voy con el reto de hacer hábito de determinadas prácticas que he sentido como necesidad. Es una guía pero el trabajo lo realiza uno mismo.
Un gran momento para parar y reparar. Dinámica: aula + habitación. Reflexión. La manera “fácil” de entrar en uno mismo, identificar vivencias, conocerse un poco mejor. La libertad a la hora de plantear las cosas. Combina la parte teórica con el trabajo individual. Método muy trabajado y muy bien explicado. La metodología. Dinamismo. Honestidad. Directo al grano. Orientación práctica. Lo mejor eran los momentos de reflexión en la habitación. Me han ayudado a conocerme y a hurgar en mi interior. La autenticidad y la honestidad desde donde se imparte el taller: la intención, la buena intención. Flexibilidad y adaptación a los temas que surgen por parte del grupo.

Rembrandt

Publicado por el 10 May 2011

Paso unos días deliciosos en Holanda: Amsterdam, Delf, Enkhuzen, un pequeño puerto turístico. Qué bien hace pasear, y vivir, en un espacio abierto y bello. Sacan lo mejor de uno. Y al tiempo, por una parte el orden y por otra la locura del último viernes de Abril con motivo del Día de la Reina, que se convierte en una Nochevieja de día.

El escaso tráfico de coches en el centro de las ciudades y por todo temor el que alguna bicicleta termine por atropellarte. Pero no lo hace. 5,1% de paro y la crisis económica como una reliquia del pasado, toda vez que efectuaron los ajustes hace ya tres años. Y para colmo, una tarta de manzana como no he comido otra igual.
Y Rembrandt. Visito el Rijjsmuseum y contemplo por primera vez “La ronda de noche”. Tanto tiempo ansiando verlo… Uno no sabe ni qué decir. Un cuadro que es todo movimiento, y que sin embargo genera paz al contemplarlo. Me impresiona su tamaño. Es como si el pintor nos hubiera querido decir: “¿quieres ver una pintura realmente incomparable?… Pues, mira esto”. Constatas la altura a la que son capaces de llegar algunas personas. Y asumes lo que significa la excelencia. Pero de verdad.
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Parece que acabamos de inventar la palabra y el concepto de innovación, y observas que es tan vieja como la historia misma de la humanidad. He ahí dos pintores, Rembrandt y Rubens, que para vivir tienen que innovar, y lo hacen. Innovación en el contenido e innovación en la aproximación al tema. Ven lo mismo de manera completamente diferente, y al verlo así, nos descubren lo que nadie había visto hasta ese momento.
Me encanta la pintura, a pesar de ser yo la persona menos dotada para ello. Mi padre pintaba muy bien, y mi afición viene de las exposiciones que él me obligaba a visitar, teniendo además que escuchar sus comentarios. ¡Para que luego digan que todo aquello que se hace obligado termina luego por ser rechazado!…


Ahora veo cómo innovaban los grandes. Rembrandt pinta “La cena de Emaús”, de un modo que nadie había hecho hasta ese momento. Y lo mismo Rubens en “El alzamiento de la cruz”. Ver esos cuadros te llevan hasta donde nadie te había llevado antes.


No puedo ocultar mi pasión por Rembrandt, a pesar de haber visto poco su obra cara a cara. Me interesa porque tengo para mí que a través de sus desgracias terminó desprendiéndose más y más de su ego. O al menos así me lo imagino cuando veo la evolución de sus autorretratos y conozco el transfondo que hay detrás, el éxito espectacular que consiguió, la pérdida de su mujer, las inversiones arriesgadas, la caída en las trampas del sexo, la crueldad hacia su amante, la ruina económica y el volver a empezar final.

La historia de Rubens es muy diferente: tal vez queriendo evitar la historia de su padre, Jan Rubens, que cometió la locura de convertirse en el amante de una princesa casada, lo que le hizo estar a punto de ser ejecutado, pasando más de cinco años en prisión (se salvó porque, de matarlo, Guillermo de Orange se hubiera convertido en el cornudo más famoso de Europa y porque la esposa de Jan Rubens quería apasionadamente a su marido).
Pues bien, Rubens hijo consigue un éxito profesional mayor que el de Rembrandt, pero no solo profesional sino también en otros ámbitos, ya que se convierte en la práctica en un embajador entre las diferentes potencias del momento. Su casa es de las mejores de la época. Pero se da cuenta de sus límites, sabe parar y retirar a su jardín. Practica la prudencia, un valor muy poco citado en la actualidad, lo mismo que la moderación, cuando prudencia y valoración son valores en los que han estado de acuerdo todos los sabios de la humanidad… hasta ahora.
Hay un cuadro de Rembrandt que me impresiona y que verlo me ha ayudado mucho. Es “El regreso del hijo pródigo”. Contemplarlo de cerca será la única razón por la que algún día iré al Hermitage de San Petersburgo. Lo pintó al final de sus días. Creo que se retrata él, y las manos del padre que le abraza y perdona son las manos –de un hombre y de una mujer, si uno las observa bien- que a uno le gustaría que le acariciaran algún día. Ese cuadro sí que da realmente paz.


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Veo “Country Strong”. La película no vale gran cosa; es perfectamente previsible. Si a uno le gusta la música country, como es mi caso, hay un aliciente adicional. Pero me quedé con una frase, con una idea. El protagonista de la película viene a decir algo así como que “hay que elegir entre la fama y el amor”… Más allá de analizar la frase de manera literal, con la que no estaría de acuerdo, me hizo pensar en el reconocimiento como una adicción más. Como conferenciante suelo sentir subir la adrenalina cuando estoy ante el público, y observo el placer del reconocimiento. Pero cada día más observo la adicción que ello conlleva; creo que trabajar para ser reconocido es un buen camino para terminar desequilibrado. Unos necesitan droga, otros alcohol, algunos urgencia y hay quien necesita ser reconocido por los demás. No me extrañan las frecuentes historias de artistas trastornados. Hace falta ser mucha persona para que esas inyecciones constantes de adrenalina no terminen por convertirte en un adicto a ello. Es el ejemplo tan actual de las “celebridades” que vemos en televisión. Ese reconocimiento termina por adueñarse de uno, convirtiéndose de instrumento en fin.


Están surgiendo trabajos sumamente interesantes. Pero de trabajo hablaremos otro día. Hoy no.

Releyendo diarios

Publicado por el 03 Abr 2011

Cuando uno lee las reacciones de los “sabios” del lugar con respecto a las revueltas árabes y a lo ocurrido en Japón, suelo pensar: ¿por qué hablan con tal seguridad?… ¿Por qué hablan como si hubieran anunciado lo que iba a suceder unas semanas antes, cuando en realidad demostraron saber que sabían lo mismo que yo?… Veo ego por todas partes, globos, quedar bien, “moralina”, decir lo que tienen que hacer los demás, ninguna reconsideración sobre lo dicho anteriormente… Aburren. Me doy cuenta de que no tiene sentido leer el periódico del día anterior –por favor, guardad los periódicos de un día de esta semana y leerlos de nuevo la semana próxima-, y entonces incluso me pregunto al leer el periódico del día: ¿qué saco yo de todo esto?… ¿me informa o me desinforma?… ¿quién sabe de verdad, cuando los que más financiación, conocimiento e interés tienen, resulta que no lo sabían?… La vida va siempre por delante de uno, de sorpresa en sorpresa, unas veces buenas y otras malas.

Es a partir de ahí cuando empiezo a entender mejor lo que tengo delante, y darme cuenta de que lo único que tengo que hacer es responder bien. Lo de anticiparse tiene buena imagen, pero cada día parece más cosa de suerte; no ser que anticiparse tenga más bien que ver con hacer lo que toca lo antes posible.

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Aprovechando una mañana libre, me dedico a leer diarios de años anteriores. Escribir me ha ayudado mucho a lo largo de mi vida. Los diarios me han servido fundamentalmente para: – parar un poco al anochecer, – repasar y revivir el día. – practicar disciplina, ya que es un esfuerzo que cuesta. – observar lo sentido y soltar lo malo. – y sobre todo reforzar y reforzar. Comprendo que no guste escribir y que haya personas que no se sientan tentadas a hacerlo, por eso y por otras razones. También observo que ha habido momentos en los que no he escrito, y hoy los interpreto como momentos en los que no era capaz de hacerlo, por lo que sea.

Pero la gran sorpresa ha venido al leer los diarios con una cierta perspectiva. No son válidos para recordar historias, porque no están basados en narrar lo que he hecho o han hecho otros ese día. En ese sentido, los que han tratado conmigo pueden estar todos bien tranquilos. Y además, me doy cuenta de que hay cosas íntimas que están contadas con tal discreción que hoy casi no las entiendo ni yo mismo. No hay, pues, secretos “de verdadero interés”.

Lo que sí hay es una constatación: si alguien me preguntara, ¿en qué has mejorado a lo largo de estos tiempos?…, tendría dificultades para contestar. Sé que soy una persona más ordenada, cosa que no era antes, y puedo constatar una mayor intensidad en mi vida, contrastable con tan solo advertir los primeros textos de los últimos. Pero eso no es lo fundamental. Por el contrario, veo un afán de reforzarme constante, y lo curioso es que son las mismas ideas las que me refuerzan, una y otra vez más. Creo que cada día me he dedicado a recordar lo fundamental.

Mi vida no es una línea que va poco a poco para arriba, ni tampoco para abajo, aunque haya momentos muy complicados que den para pensar. Lo fundamental es que se trata de un círculo, un volver a empezar constante, y que siempre es lo mismo: ver-soltar-reafirmarse. Si ese círculo se ha convertido o no en una espiral para arriba, es algo sobre lo que tengo mis dudas. Me he visto repetitivo, sacando a relucir las mismas armas para poder seguir, y muy canso: supongo que quien leyera esos diarios se aburriría tanto que los dejaría muy pronto. Son claramente una herramienta de trabajo, no tienen sentido en sí mismas.

También me ha venido muy bien para revivir tantos momentos buenos… ¡Qué tendencia a reparar en lo malo y olvidar lo bueno, como si lo primero fuera más importante que lo segundo!… Ha habido tantos momentos buenos en mi vida…

Y luego he podido poner en solfa mis primeros juicios sobre personas y proyectos. Me he equivocado tantas veces… Lo que ocurre es que al leer me entraba una duda: no sé si en el fondo confiaba y apostaba para poder seguir, como si fuera una manera de animarme, y al final no ha salido lo que creía pero sí otra cosa, que no hubiera logrado a su vez si no hubiera apostado por algo que, finalmente, no salió. Y luego pensaba: qué importa, no salió esto pero sí luego aquello otro.

También me ha venido una enorme sensación de humildad a propósito de mis juicios sobre el futuro. La vida me ha desbordado por completo. Y en muchos momentos, lo reconozco en el propio diario, me he sentido guiado. En consecuencia, es como para pensar si uno es suficientemente competente como para dedicarse a consultor de desarrollo personal.

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Tenemos una noticia que nos gustaría compartir con todos: se nos encarga la dirección general de una ONG de desarrollo con la que ya estábamos colaborando. Hasta ahora trabajábamos en la sistematización de los procesos de trabajo, pero ahora se nos encarga también la gestión. Se trata de FISC, una organización que lleva proyectos en todo el mundo. La asumimos por un tiempo, en conformidad con nuestra misión, y lo tomamos como un verdadero reto. El responsable directo será Imanol Zubiondo, con el que trabajo desde hace más de ocho años. Un gran profesional del que me siento orgulloso de compartir tantas cosas. Es la segunda colaboración con el mundo de las ONG de desarrollo: la primera fue con Alboan, donde aprendimos mucho.

II Taller de Innovación Personal

Publicado por el 20 Mar 2011

Hemos celebrado en Loyola otro nuevo taller. Es abierto al que quiera, no hay más limitación que el número, y su costo está diseñado para que el dinero no sea obstáculo para nadie. Lo contemplamos como nuestra pequeña aportación. Se trata de ayudar a mejorar a los que realmente quieren y/o lo necesitan. Nuevamente la sensación de paz final fue muy agradable. Como saben, el objetivo del Taller es ofrecer una oportunidad de pararse y pensar, que termina en la elaboración de un Plan Estratégico Personal. La sencillez del método es algo que me obsesiona: el salir con un resultado es la clave.
En este caso el público era realmente variopinto: jóvenes estudiantes y jubilados, responsables de empresa –alguna incluso muy grande-, gente de la administración, profesionales liberales, funcionarios, médicos, responsables educativos y profesores, y en algún caso hasta religiosas. Venían del País Vasco pero también de Cataluña, Valencia o Cantabria. Si algo me agradó es que el método funciona aunque el público fuera muy diferente. El hecho de que cada cual mantenga su privacidad sobre la preocupación que le trae a Loyola es, sin duda, un punto fuerte del taller.

Algunos de las opiniones vertidas en las evaluaciones finales del taller están aquí:

– Buena exposición. Programa novedoso. Un planteamiento honesto.
– Método claro, positivo, concreto, práctico y bueno a la hora de explicar y aplicar cosas, experimentadas y al alcance de cualquiera.
– Me ha permitido en un fin de semana desarrollar, o por lo menos intentar, un proyecto de vida personal, lo cual me parecía difícil que fuese posible.
– Es muy práctico, sales con la sensación de tener una herramienta útil, de haber dedicado el fin de semana a hacer “eso” que hacía tanto tiempo quería hacer. Sentarme, pensar, establecer prioridades y un programa para el cambio a mejor.
– El ir paso a paso lo hace más factible y menos irreal, más aplicable.
– El realismo, el ritmo y el desarrollo de las sesiones.
– Entorno inmejorable (contribuye al seminario totalmente). Sitio estupendo. El entorno, lugar, es muy adecuado y hermoso para contactar con uno mismo. El lugar elegido es maravilloso. Loyola facilita la introspección. Sensación de paz, serenidad.
– Predisposición de escucha y desdramatización del ponente.
– Calma. El grado de tranquilidad. A pesar de ser temas delicados la tranquilidad conseguida es increíble.
– Materiales entregados. Documentación.
– Quizás en este momento, era el seminario que necesitaba por lo que la visión es muy positiva, y lo valoro extraordinariamente.
– Me ha parecido una especie de ejercicios espirituales laicos.
– Me he sentido muy libre.
– En general ha sido una gran y estupenda experiencia repetible absolutamente. Una ITV vital.
– No pretende enseñar cosas difíciles, sino que el planteamiento es útil. Sencillez.
– Ambiente del equipo muy bueno, que va mejorando a lo largo de las horas. Nivel alto y agradable. Todas las personas se nota que estamos con alguna inquietud. Un grupo heterogéneo y enriquecedor. Grupo espléndido. Desbordante la compañía. La calidad de la gente que se ha conseguido reunir. Riqueza de los compañeros. El clima del grupo y de trabajo.
– Precio. Asequible para el proletario.
– No sabía muy bien a qué venía pero intuía que me iba a venir bien. Este taller me ha venido en el momento oportuno de mi vida. Ayuda a nombrar cosas, a precisar, a vivir lo que toca y prepararte para hacer lo que te gustaría.
– Aunque es un trabajo personal, me ha gustado el hecho de que se ha creado un ambiente de grupo (comidas y gin-tonic).
– Me ha hecho pensar. No poner en público la “preocupación” ni la reflexión. Intimidad. Acabar con un plan estratégico y llevarte “deberes” a casa.
– Apertura de un camino y aporte de herramientas para desarrollarlo.

El próximo taller es del 13 al 15 de Mayo, y la matrícula está ya abierta.


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Estoy leyendo un libro que me está impresionando: son los “Diarios” de Sofía Tolstoi (1862 – 1919). Creo que las mujeres lo leerán con mucho agrado, porque se sentirán identificadas con ella en muchos momentos, pero a los que mayor provecho puede ofrecer es tal vez a los hombres. Pueden aprender mucho de ella. Es la historia de una gran mujer al lado de un hombre de éxito. Es un libro triste, amargo en ocasiones, realista hasta el extremo. Naturalmente, es la versión de ella con respecto a él, pero algo me dice que quien tiene más razón es ella, y no él. Describe a un hombre centrado en sí mismo y en su obra, comprometido con grandezas y proyectos para los demás. Pero la casa, los hijos, el día a día en una sociedad y entornos muy duros quedan totalmente fuera de su interés. Es una contradicción evidente. Tolstoi trata de redimir al mundo mundial, pero no consigue hacer felices a los de casa, empezando por su mujer, que sufre interminablemente.

Es una mujer devota hacia su marido, y en pocas ocasiones esta palabra tiene más sentido que en el caso de Sofía. Copia sus trabajos, le cuida constantemente, responde a sus necesidades sexuales, le quiere con locura. Pero él oscila entre el desprecio y los grandes arrepentimientos, escaseando estos, al contrario de los primeros, que son constantes. Se trata de una mujer culta, inteligente, trabajadora, con un sentido común envidiable, pegada a la tierra, hermosa y cariñosa: lo tiene, pues, todo. Pero como dice ella, Tolstoi habla del amor, pero no lo ha conocido nunca, solo habla de ello. Nunca ha amado de verdad. La queja de Sofía llega al alma del que la lee. Es una auténtica historia de maltrato.

Alguien me dijo una vez que si te interesaba un escritor, quédate simplemente con sus libros, y no indagues más. Esto se puede decir de casi todos nosotros.

Pero, para compensar, una amiga me ha traído otro libro: “La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”, que es un recuerdo de la viuda de Juan Sebastián Bach. A la luz de lo que leo, no tengo la menor duda a propósito de la extraordinaria calidad humana del compositor. Eso no se puede inventar. Equilibrio, delicadeza, amor y exigencia de mejora: “Toco siempre para el mejor músico del mundo. Quizá no está presente, pero yo toco como si lo estuviera”. Al contrario del anterior, un matrimonio maravilloso.