Eugenio Ibarzabal

II Taller de Innovación Personal

Publicado por el 20 Mar 2011, en Sin categoría

Hemos celebrado en Loyola otro nuevo taller. Es abierto al que quiera, no hay más limitación que el número, y su costo está diseñado para que el dinero no sea obstáculo para nadie. Lo contemplamos como nuestra pequeña aportación. Se trata de ayudar a mejorar a los que realmente quieren y/o lo necesitan. Nuevamente la sensación de paz final fue muy agradable. Como saben, el objetivo del Taller es ofrecer una oportunidad de pararse y pensar, que termina en la elaboración de un Plan Estratégico Personal. La sencillez del método es algo que me obsesiona: el salir con un resultado es la clave.
En este caso el público era realmente variopinto: jóvenes estudiantes y jubilados, responsables de empresa –alguna incluso muy grande-, gente de la administración, profesionales liberales, funcionarios, médicos, responsables educativos y profesores, y en algún caso hasta religiosas. Venían del País Vasco pero también de Cataluña, Valencia o Cantabria. Si algo me agradó es que el método funciona aunque el público fuera muy diferente. El hecho de que cada cual mantenga su privacidad sobre la preocupación que le trae a Loyola es, sin duda, un punto fuerte del taller.

Algunos de las opiniones vertidas en las evaluaciones finales del taller están aquí:

– Buena exposición. Programa novedoso. Un planteamiento honesto.
– Método claro, positivo, concreto, práctico y bueno a la hora de explicar y aplicar cosas, experimentadas y al alcance de cualquiera.
– Me ha permitido en un fin de semana desarrollar, o por lo menos intentar, un proyecto de vida personal, lo cual me parecía difícil que fuese posible.
– Es muy práctico, sales con la sensación de tener una herramienta útil, de haber dedicado el fin de semana a hacer “eso” que hacía tanto tiempo quería hacer. Sentarme, pensar, establecer prioridades y un programa para el cambio a mejor.
– El ir paso a paso lo hace más factible y menos irreal, más aplicable.
– El realismo, el ritmo y el desarrollo de las sesiones.
– Entorno inmejorable (contribuye al seminario totalmente). Sitio estupendo. El entorno, lugar, es muy adecuado y hermoso para contactar con uno mismo. El lugar elegido es maravilloso. Loyola facilita la introspección. Sensación de paz, serenidad.
– Predisposición de escucha y desdramatización del ponente.
– Calma. El grado de tranquilidad. A pesar de ser temas delicados la tranquilidad conseguida es increíble.
– Materiales entregados. Documentación.
– Quizás en este momento, era el seminario que necesitaba por lo que la visión es muy positiva, y lo valoro extraordinariamente.
– Me ha parecido una especie de ejercicios espirituales laicos.
– Me he sentido muy libre.
– En general ha sido una gran y estupenda experiencia repetible absolutamente. Una ITV vital.
– No pretende enseñar cosas difíciles, sino que el planteamiento es útil. Sencillez.
– Ambiente del equipo muy bueno, que va mejorando a lo largo de las horas. Nivel alto y agradable. Todas las personas se nota que estamos con alguna inquietud. Un grupo heterogéneo y enriquecedor. Grupo espléndido. Desbordante la compañía. La calidad de la gente que se ha conseguido reunir. Riqueza de los compañeros. El clima del grupo y de trabajo.
– Precio. Asequible para el proletario.
– No sabía muy bien a qué venía pero intuía que me iba a venir bien. Este taller me ha venido en el momento oportuno de mi vida. Ayuda a nombrar cosas, a precisar, a vivir lo que toca y prepararte para hacer lo que te gustaría.
– Aunque es un trabajo personal, me ha gustado el hecho de que se ha creado un ambiente de grupo (comidas y gin-tonic).
– Me ha hecho pensar. No poner en público la “preocupación” ni la reflexión. Intimidad. Acabar con un plan estratégico y llevarte “deberes” a casa.
– Apertura de un camino y aporte de herramientas para desarrollarlo.

El próximo taller es del 13 al 15 de Mayo, y la matrícula está ya abierta.


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Estoy leyendo un libro que me está impresionando: son los “Diarios” de Sofía Tolstoi (1862 – 1919). Creo que las mujeres lo leerán con mucho agrado, porque se sentirán identificadas con ella en muchos momentos, pero a los que mayor provecho puede ofrecer es tal vez a los hombres. Pueden aprender mucho de ella. Es la historia de una gran mujer al lado de un hombre de éxito. Es un libro triste, amargo en ocasiones, realista hasta el extremo. Naturalmente, es la versión de ella con respecto a él, pero algo me dice que quien tiene más razón es ella, y no él. Describe a un hombre centrado en sí mismo y en su obra, comprometido con grandezas y proyectos para los demás. Pero la casa, los hijos, el día a día en una sociedad y entornos muy duros quedan totalmente fuera de su interés. Es una contradicción evidente. Tolstoi trata de redimir al mundo mundial, pero no consigue hacer felices a los de casa, empezando por su mujer, que sufre interminablemente.

Es una mujer devota hacia su marido, y en pocas ocasiones esta palabra tiene más sentido que en el caso de Sofía. Copia sus trabajos, le cuida constantemente, responde a sus necesidades sexuales, le quiere con locura. Pero él oscila entre el desprecio y los grandes arrepentimientos, escaseando estos, al contrario de los primeros, que son constantes. Se trata de una mujer culta, inteligente, trabajadora, con un sentido común envidiable, pegada a la tierra, hermosa y cariñosa: lo tiene, pues, todo. Pero como dice ella, Tolstoi habla del amor, pero no lo ha conocido nunca, solo habla de ello. Nunca ha amado de verdad. La queja de Sofía llega al alma del que la lee. Es una auténtica historia de maltrato.

Alguien me dijo una vez que si te interesaba un escritor, quédate simplemente con sus libros, y no indagues más. Esto se puede decir de casi todos nosotros.

Pero, para compensar, una amiga me ha traído otro libro: “La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”, que es un recuerdo de la viuda de Juan Sebastián Bach. A la luz de lo que leo, no tengo la menor duda a propósito de la extraordinaria calidad humana del compositor. Eso no se puede inventar. Equilibrio, delicadeza, amor y exigencia de mejora: “Toco siempre para el mejor músico del mundo. Quizá no está presente, pero yo toco como si lo estuviera”. Al contrario del anterior, un matrimonio maravilloso.

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