Eugenio Ibarzabal

De Sicilia a Barcelona

Publicado por el 12 May 2008

Vengo de Sicilia donde he pasado unos días recogiendo materiales, dejando funcionar a la intuición, comiendo estupendamente bien y paseando por algunas de sus ciudades. Iba bien orientado por mi buena amiga Renata Piazza, y Taormina, Siracusa, el Valle de los Templos de Agrigento, Trapani y sobre todo la amabilidad de la gente siciliana, fueron argumentos más que suficientes para recobrar la perspectiva, descansar y disfrutar mucho. Altamente recomendable.


Luego la vida me ha mostrado sus colores más diversos, con fallecimientos muy cercanos, que me han hecho recordar aquello de Montaigne: “aprender a vivir es aprender a morir… y aprender a morir es aprender a vivir”… Es difícil mantener en esos momentos el perfil del espectador, pero dudo que haya momentos en los que las lecciones son más evidentes. Veremos cuánto nos duran…

Y luego Barcelona. La última conferencia del circuito, en compañía esta vez de María Vasco, auténtica, lo mismo que su marido José Antonio, ambos marchistas y personas ejemplares. Saco una conclusión. Si algo ha llegado a las más de mil personas que han asistido a estas conferencias, es la reflexión sobre “haz lo que te toca; no lo que te gusta”. Es más, he tenido la impresión, por las reafirmaciones que he recibido, que el mensaje que me enviaban muchos era algo así como: “no te lo reconoceré en público, pero estoy totalmente de acuerdo. Es la manera de que la sociedad sea habitable. Continúa por ahí”. Estoy pensando en plasmar todo ello en un pequeño libro. De hecho, ya he escrito el primer capítulo.

Pero lo que más me está llamando la atención son algunas lecturas del libro “Volver a empezar”. Son bastante los que están haciendo una lectura autobiográfica del autor. Diré algo: todo lo que ahí se dice es verdad; todo lo que ahí se dice es falso; y ambas cosas, curiosamente, son ciertas. Creo que en el fondo es una versión actualizada de la parábola del hijo pródigo. Y punto. Pero para escribir eso, uno necesita armarlo de recursos propios, y uno tiene los que tiene, y los aprovecha. Me gustaría que cuando uno trata de señalar algo con el dedo, los lectores no se quedaran mirando al dedo. Es anecdótico. Y no van a acertar. Al final, uno ya no sabía qué era mío y qué no. En consecuencia, difícilmente lo van a saber otros.

Conferencia en Madrid

Publicado por el 28 Abr 2008

Nueva conferencia. Esta vez en Madrid. Cuatrocientas personas. Un ambiente formidable. Esta vez en compañía de la regatista olímpica Theresa Zabell, voluntad y constancia hecha mujer. Un ejemplo. Pocas veces he tenido la sensación tan rotunda de estar cómodo dando una conferencia; como si todos -publico y ponente- fuéramos un mismo equipo que simplemente comparte experiencias. Hay silencios en los que te das cuenta que todos estamos “ahí”. Vivimos tan dispersos, cuando no enfrentados, y de repente logramos una cierta conjunción y unanimidad. Emocionante. La impresión que da es que finalmente a todos nos pasa lo mismo, que la naturaleza humana es lo que es y que nos hacemos sufrir mucho, pero también que se pueden hacer cosas, que esas cosas funcionan, y que al final del camino, cuando llegue, sólo quedará la satisfacción de poder decir: “al menos, por mí no quedó”…

Un gran amigo y gran persona, al que quiero mucho, me escribe a vuelapluma sus impresiones del libro “Volver a Empezar”:
“ Parece que es el prójimo el que nos salva de casi todo, el buen “prójimo”. Y que el prójimo aparece cuando tiene que aparecer. Cuando a uno no le quedan más narices que escuchar, que no oír. Que hay esperanza para cambiar. Que se puede mirar otra vez la foto de tu propia historia pero con mayor agudeza visual, sea grande o pequeña, y que siempre hay detalles que mirar. Olvidarse de grandes enfoques y saber contemplarlo mejor. Que la intuición es sana y también la reflexión. Y que me ha gustado leerlo……y que de vez en cuando leeré esas “páginas con la esquinita doblada”.

Me emociono al observar que tocas, que te reconocen que les has tocado y que, lejos de molestar, da la impresión de que les ha hecho bien. ¿Qué más puedo pedir?… Esta semana, no sé porqué, ha sido semana de grandes reconocimientos: cartas, regalos, frases agradables que no tengo duda alguna de que son sinceras, y mucha gente amable alrededor. Para colmo, un grupo ecologista al que me toca escuchar y entender sus razones, apasionado y respetuoso conmigo, termina regalándome una caja de sidra y un buen queso. Pocas veces puedo decir con más fuerza que, a veces, trabajar puede convertirse en un gran placer.

Leo las declaraciones de Benedicto XVI en los EE.UU. a propósito de los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes. Pide perdón, habla de reconciliación, de amor auténtico, distinguiendo homosexuales de pederastas, matizando y precisando. Me gusta. También me gustaría que los obispos españoles hablaran más de amor, de reconciliación y de perdón, que distinguieran y que precisaran. Pueden hacer tanto bien…, o tal vez mejor, pueden evitar tanto mal…

Me voy a Italia, y no precisamente porque haya ganado Berlusconi.

Conferencia en San Sebastián

Publicado por el 20 Abr 2008

En un ambiente formidable, con el Kursaal lleno, en torno a las seiscientas personas, desarrollé la conferencia sobre “Innovación Personal”, precedida por la de Josune Bereziartu. A continuación, he aquí algunas de las ideas expuestas:

1.- Asume lo que te toca; no lo que le te gusta.
2.- Clarifica bien en qué consiste tu trabajo, y hazlo al principio. Esto vale también para que lo hagas con los que trabajan contigo.
3.- Aprende a hacer bien las preguntas.
4.- Ensancha el ahora si es que quieres aprovechar tu tiempo.
5.- Identifica momentos de paz y momentos de turbulencia. No tomes decisión alguna cuando te encuentres “revuelto”.
6.- Aprende a discernir bien.
7.- Descubre para qué vales.
8.- El enemigo es el Ego. Descúbrelo y compruébalo.
9.- La innovación tiene como base el orden y la disciplina. Son las dos caras de la moneda de la mejora.
10.- Una vez clarificado el qué no le des más vueltas, y concéntrate en el cómo.

Libro distribuido y a la espera de comentarios. Ahora, a por la conferencia en Madrid, el próximo jueves. Uno ha hecho lo que le tocaba. El resto ya no depende de mí. En todo caso, “que me quiten lo bailado”…

Como niños

Publicado por el 13 Abr 2008

Uno de estos días me encontré con un papel en el que se ofrecían consejos para maleducar a los hijos. En realidad llegaba a decir que eran para formar delincuentes. El objetivo final, obviamente, no era ése, sino el contrario: decir qué no hay que hacer para evitar que nuestros niños y niñas terminen siendo un seres insoportables. Me hizo pensar y traigo hasta aquí algunos de esos consejos:

  • Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
  • No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
  • Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto le animará a hacer cosas más graciosas.
  • No le regañe nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
  • Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropas, juguetes… Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

Y así hasta diez.

He dicho que me hizo pensar porque, inmediatamente, me vino a la cabeza porqué esos consejos son solamente válidos para nuestros hijos y no para todos nosotros a lo largo de nuestra vida. Los apliqué a una organización y a una sociedad. Dirían así:

  • Exijamos que se nos dé todo lo que se nos ocurra, aunque tan sólo esté justificado en que el de al lado ya lo tiene y/o todos queremos más . Así seguiremos convencidos de que el mundo entero nos pertenece.
  • No nos preocupemos por ofrecer educación ética o espiritual a las personas que nos rodean o compartan nuestro trabajo. Ofrezcamos exclusivamente formación “práctica”. Lo otro es un algo particular de la persona, voluntario y en los ratos de ocio.
  • Cuando alguien diga o haga barbaridades, por ejemplo, incumplir obligaciones, riámonos o a lo más callémonos. Hay que respetar. Esto nos animará a todos a decir o hacer cosas aún más bárbaras.
  • No dejemos que alguien nos regañe nunca ni nos diga que está mal algo de lo que hacemos. Podría crearnos complejos de culpabilidad (en este caso, es literal).
  • Encarguemos sobre las espaldas de los de siempre –los buenos, los que cumplen siempre- aquello que escapa por un milímetro al manual de funciones entendido como el “mínimo minimorum” por los que no cumplen … Así nos acostumbraremos a cargar la responsabilidad sobre los demás.

¿Y no sería razonable tratar como a niños a los que se comportan como niños a lo largo de su vida?… Si lo tenemos claro con respecto a nuestro hijos, y lo hacemos por su bien, a la vista de la experiencia, ¿por qué no también luego?…

Esta semana he disfrutado del momento más emocionante para un escritor: la de tener entre las manos los primeros libros recién salidos de la imprenta. Creo sinceramente que no hay un momento mejor. Estoy inmerso en la preparación de las conferencias. Para el jueves 17, en el Kursaal de San Sebastián, hay ya inscritas cerca de quinientas personas.
Como podéis observar en nuestra página WEB “Volver a empezar” está ya a la venta por Internet. Nos apetece comprobar el resultado… y los primeros comentarios. He comenzado con “Sale el espectro”, de Philip Roth. Me gusta lo que escribe, no lo puedo negar.

Parar, templar y mandar

Publicado por el 06 Abr 2008

Una comida apasionante con especialistas en tratamiento y motivación con jóvenes en conflicto, y en situaciones dramáticas, con frecuencia víctimas de su propia situación familiar. No soy ni taurino ni antitaurino, pero me vienen a la memoria las tres grandes fases de una gran actuación: parar, templar y mandar. Se lo planteo a ellos. Alguna vez he tenido esa intuición; ahora la lanzo como una idea y la verbalizo por primera vez.

PARAR. En efecto, al igual que con el toro, es preciso que ese joven cumpla mínimos, pruebe límites, y que lo aprenda vivenciándolos, de modo que pueda constatar que si no lo hace, vea que eso tiene consecuencias. Es como si se le hace pasar de unas reglas –las que trae de la calle- a otras nuevas. Es hacerle ver que su descontrol como respuesta, sus estrategias antiguas no sirven para nada. Ellos, y ellas, son personas superdotadas en tocar el aspecto emocional de los profesores. Pero se les hace ver que si no cumplen esos mínimos, lo que va a ocurrir es previsible, porque han entrado en unas nuevas reglas de juego, que han de cumplir. Los profesores van a ganar gracias a autoridad más que de poder.

Hay un momento en que, es duro decirlo, son vencidos y humillados. Es entonces cuando empieza la segunda fase.

TEMPLAR. Sólo si son primeros vencidos pueden pasar luego a ser convencidos. Han sido parados, ahora empiezan a caminar, y tiene que haber itinerarios, niveles: 0, 1 y 2. Y para pasar de un nivel a otro han de saber cómo hacerlo: hay reglas de juego claros. No hay trampas. Ellos mismos se autoevalúan. Son como escalones que han de subir. Por una parte esos escalones son retos y por otra parte satisfacciones: empiezan a descubrir que “yo soy capaz”. Comienza una carrera profesional y humana. Tiene que haber heterogeneidad, es decir, uno sube y se sabe porqué, y otro no, y está claro porqué no.

Empiezan a palpar que sirven, que son útiles. Y si cumplen, sacan ventajas. Es decir, para sentirse motivado encuentran un motivo, y ese motivo contiene ventajas. O dicho de otro modo: les conviene.

MANDAR. Sé que la palabra es dura, pero si se quiere podemos utilizar CONDUCIR. En cierto momento hablamos de que una persona tenía que conducir a la otra en el baile, y la clave era la confianza. Cuestión importante: inmediatez de los recursos, de las respuestas, de los controles. Acicate grupal: se fuerza a que el grupo cumpla objetivos, para lo cual tienen que cumplir cada uno de los que forman parte del grupo. Y todos los profesores se comportan del mismo modo.

Todo ello efectuado desde una doble vertiente: AFECTIVIDAD y DISCIPLINA. Los discursos no valen. Y a partir de aquí TOCAR allí donde se vea que haya algo que hace moverse a esa persona: aspectos laborales, amistades, enamoramientos, mínimos, capacidades, ventajas, sentirse útiles. Y todo ello identificado a través de la ESCUCHA y la ACEPTACION.

Me hizo pensar, y algo me dice que las traslaciones a otros escenarios son posibles, con las distancias necesarias. Y algo fundamental: que los programas de acogida son claves. Es ahí donde se debe producir, en su caso, la fase de PARAR. Porque si no se le para al principio, luego no hay nada que hacer. Me lo estaban contando profesionales con veinte años de experiencia.

Cambiando de tema: me gustó mucho más la película “Seda” que el libro original de Alessandro Baricco. Y por otra parte, he pasado un buen rato leyendo “El poder del ahora”, de Eckhart Tolle. Sé que es un clásico, pero no lo conocía. Absolutamente recomendable.

Algunas preguntas a Mario Conde

Publicado por el 31 Mar 2008

Me quedé a ver la entrevista con Mario Conde. No la voy a juzgar. No soy quién. Tan solo voy a tratar de describir lo que percibí, fijándome en lo que dijo, en lo que no dijo y en su lenguaje corporal, que a su vez dice… y mucho. Algunas de las preguntas que hago son las que me hubiera gustado haberle hecho en ese momento.

  • En Mario Conde se puede apreciar la marca del sufrimiento. Físicamente. Los surcos de su cara me llamaron la atención. No eran simplemente las de un hombre que ha perdido peso, que se puede recuperar, sino la expresión de algo ya irrecuperable. Dudo que alguien dijera que ha salido tan pimpante de la cárcel. No, se aprecia que ha sido muy duro.
  • Me llamó la atención su autocontrol mental. Se contenía constantemente: sus manos le delataban. Apenas sonrió.
  • Son varias las personas que se han dado cuenta de que no se arrepintió de nada. Es cierto. ¿Tenía que hacerlo?… ¿Y tenía que hacerlo en ese escenario, un circo?… Pero hay otra cuestión. Lo haya dicho o no, ¿se habrá arrepentido interiormente de algo?… ¿Habría repetido tal alarde de visibilidad, o hubiera dicho ahora que una persona de negocios no debe salir en medios?… ¿Seguirá pensando hoy que si no sales en medios es que como si no hicieras nada, que si no se vende es como si no se existiera?…
  • Es sin duda hombre inteligente: entró en la cárcel con la situación visualizada, y desde el mismo día se situó en la nueva situación, tratando de sacar lo mejor de la situación. Se trata exactamente de eso. Y él lo hizo.
  • Pero en esta vida no sólo cuenta ser inteligente: dijo que lo que le pasó luego estaba previsto y escrito en su discurso del Doctorado Honoris Causa en la Complutense. Si fue así, ¿cómo no fue capaz de evitarlo?…
  • En ese discurso hablaba de que nadie debería escapar al control de los demás, tampoco los mejores. ¿Se refería a él?… ¿Fue tal vez esta la razón por la que cayó, porque no hubo quien le controlara en aquellos primeros momentos?…
  • Alguien que le conocía muy bien me dijo de él hace ya muchos años que su problema es que “se hizo un personaje antes de ser persona”… Y hace falta ser incluso mucho más inteligente que él para dominar a la fiera que todos creamos en un determinado momento.
  • La inteligencia no es un mérito: es como ser guapo o feo, alto o bajo, haber nacido aquí o allá. Es un dato. El criterio no es ése. Lo único importante es lo que haces con ello: y es evidente que hay “lúcidos” que se destrozan. El político más inteligente que he conocido en mi vida se hundió, y lo hizo él mismo.
  • ¿Cuándo se hace el balance en la vida de una persona?… El ejemplo de Conde es claro: según el momento en que introducimos el termómetro el juicio puede ser uno u otro. Una vida admirable en un momento, un desastre profesional luego, una vida de sufrimiento más tarde… ¿Cuándo juzgar una vida?… ¿No será mejor que no sepamos ni el día ni la hora, luchar y confiar?…
  • Lo cierto es que ha salido del hoyo, y si es verdad como dijo, sin “tumores en el alma”, en ese caso sí es realmente admirable. Entonces sí que podrá decir: “hubo pena, pero mereció la pena”…
  • A la vista de lo que luego sucedió, ¿quién estaba más acertado, su mujer o él?…
  • ¿Cuántos de los que hoy le desprecian y no quisieran saber nada de él, en su momento le admiraron y en el fondo, pudiendo hacerlo, quisieron ser y hacer lo que él?… En el fondo, ¿su figura no es un buen espejo en el que mirarnos un poco todos?…

A vueltas con un libro

Publicado por el 16 Mar 2008

Obviamente, no me quedé a gusto con los comentarios que hizo sobre Chris McCandless, el joven de 24 años que pereció de hambre en Alaska, y relatado en el libro “Rutas Salvajes”, de Jon Krakauer. Por algo sigo con ello. Es de los libros que más me han interesado últimamente. Algo semejante me ocurrió hace años precisamente con otro libro de Krakauer, “Mal de Altura”, donde narra una tragedia en el Everest. Y al final, supongo que están dos cosas: el impacto que te causa imaginar esa tragedia en un hijo de esa edad y el problema de la motivación.

Hay un momento en el que Krakauer, tratando de entender los porqués nos narra su subida, teniendo la misma edad de Chris, al “Pulgar del Diablo”, en Alaska. “De repente, te das cuenta de lo que tienes que hacer: escalar”, nos dice el autor, rememorando cita de J. Menlove Edwards. O dicho de otra manera: de repente, encuentras tu motivo, y en consecuencia te sientes motivado. La motivación es la consecuencia de haber encontrado anteriormente un motivo, y no al revés.

Y de la misma manera que Krakauer encuentra una pared, “El Pulgar del Diablo”, 1800 metros sobre un glaciar, los demás también nos enfrentamos con nuestra pared particular en algún momento. En unas ocasiones la encontramos y en otras la pared nos encuentra. ¡Qué más da!… Lo importante es que estamos frente a ella. Y al enfrentarnos, rehacemos nuestra vida. Si la respuesta que damos es la auténtica –más allá de llegar a la cumbre o no-, crecemos; si es no lo es, nos encogemos.

He hablado de todo ello en una agradable comida con mis amigos de Ilundain, una admirable fundación destinada a ayudar a jóvenes en situaciones difíciles, con las que estamos trabajando en la actualidad. Se trata simplemente de encontrar primero un punto en el que la persona guarda escondido su motivo, sacarlo a luz luego, y tocar luego amablemente en él. Tocar sólo donde hacemos bien. No digamos que es difícil: bien que sabemos tocar allí donde hacemos mal. Y así con todos, con jóvenes fáciles y difíciles, jóvenes y mayores, intelectuales o trabajadores, líderes o empleados.

Siguiendo a Krakauer: “A medida que la ascensión continúa, te acostumbras al riesgo, a contemplar de cerca la muerte, y llegas a creer en la fiabilidad de tus manos, tus pies y tu cabeza. Aprendes a confiar en tu propio autocontrol… Las horas transcurren como si fueran minutos. La confusa carga que comporta la vida cotidiana queda olvidada temporalmente, borrada de tus pensamientos por la arrolladora claridad de la meta y la seriedad de la tarea en curso”…

Algo de esto ha debido suceder esta semana a tenor de la velocidad con la que ha transcurrido: equipos de Territorio e Innovación con el Plan Estratégico de Irun o reflexión sobre un posible diseño de la nueva Oficina Judicial con un estupendo equipo de secretarias y secretarios judiciales. Reuniones nada fáciles en principio, pero que salen maravillosamente bien tal vez porque todos hemos visto que había un motivo, que aquello valía la pena y que en consecuencia merecía la pena trabajar y pensar. Al final, cansancio y un buen montón de satisfacciones.

No sé si alguien sigue las polémicas en Francia y Alemania con motivo de los beneficios millonarios de algunos directivos: el último escándalo francés indicaba que la indemnización era veintiséis veces superior al de un catedrático de Universidad. ¡Para qué necesitarán tanto dinero!… Lo mismo ocurre en España con algunos directivos de bancos y grandes empresas. Y lo justifican diciendo que también los ejecutivos de organizaciones de otros lugares del mundo ganan lo mismo. Es decir, compararse con el que más gana: lo mismo que critican a sus propios trabajadores cuando exigen alzas basadas en sueldos comparativos. Me parece un auténtico escándalo. Y lo peor es que, lejos de avergonzarse, se ufanan en público de ello. Luego hablarán de que la sociedad sufre una crisis de valores. Michel Rocard , antiguo Primer Ministro, lo ha explicado maravillosamente bien en su artículo en “Le Monde” del 6 de Marzo: “sin una ética fuerte, es el propio capitalismo el que puede entrar en crisis”.

Fui a ver “Cerrando el círculo”, y sin ser ninguna cosa del otro mundo, me gustó.

En homenaje a Isaias

Publicado por el 11 Mar 2008

Todo el repaso de la semana queda trastocado por el asesinato de Isaías Carrasco. Escuché la noticia por la radio a los pocos minutos de producirse el atentado, y tuve la misma sensación que cuando mataron a mis amigos: algo se para, se lentifican todos mis actos y me encuentro de verdad con lo importante en la vida, mucho más allá de las disputas políticas. Pienso en el dolor de sus hijos, lo intuyo, y me viene a la mente como algo realmente insoportable. Curiosamente dejo de pensar en Isaías, y me imagino el terror de tantos concejales y exconcejales vascos, y todo lo que estará pasando por la mente de muchas de sus familias. Escucho las palabras de algunos de sus vecinos, que hablan como si les hubieran golpeado unos matones, aterrorizado primero y trataran de expresarse llorando después. ¡Cuánto dolor!…

Al atardecer veo pasar delante de mí una manifestación que grita “borroka da, bide bakarra”, y me fijo en sus caras. Hay jóvenes pero también personas mayores. Me quedo mirando a una de ellas, que también me mira. Veo sonrisas y un aparentar indiferencia ante lo ocurrido. ¿Será de verdad así?… Pienso en el que ha matado ese mediodía, cómo estará, qué pasará ahora por su mente, más allá de intentar escapar de la policía. No puede haberlo hecho sin luchar primero consigo mismo y doblegar después sus escrúpulos. También a las fuerzas de represión nazi les costaba mucho al principio hacer lo que hacían. Pienso en los padres de algunos huidos pensando que tal vez haya podido ser su hijo… No tienen más que dos opciones: reconocerlo o mentirse a sí mismos y seguir mintiendo a los demás. Autodestruirse, lo que significa luego destruir aún más. Cuantas veces escuchamos análisis sobre el origen del terrorismo. Para mí es bien simple: la soberbia llevada hasta el límite y la consecuente degradación, porque la responsabilidad es personal.

Mis buenos amigos Josune Bereziartu y Rikar Otegi me recomiendan un libro que devoro en dos días: “Hacia rutas salvajes”, de Jon Krakauer, un libro que ha dado lugar a una reciente película de Sean Penn. El libro me ha emocionado por muchas razones. En un primer momento sientes una admiración sin límites por el héroe de la historia: un joven de veintipocos años que quiere vivir la vida, intensa y libremente, enamorado de la filosofía de Tolstoi, hasta su holocausto final en los bosques helados de Alaska. Pero luego te das cuenta de que no piensa más que en él, que sólo cree en él y que vive como si los demás no existieran. Aunque no lo diga, vive como si fuera el centro del universo. Herido y sin poder moverse, coloca un cartel en la puerta de su guarida: “Necesito que me ayuden; estoy herido, moribundo, demasiado débil para salir de aquí, estoy completamente solo. No es una broma”… Nadie pasó hasta semanas más tarde. Para entonces, ya había muerto de hambre.

Cuando era pequeño en casa me contaban un cuento. Era un pastor que un día se puso a gritar que venía el lobo. La gente de los alrededores se acercó a ayudarle, pero él se rió de ellos. Lo hizo una segunda vez, y la gente, esta vez con dudas, se acercó una vez más, por si acaso. Nuevamente escuchó una risotada por respuesta. Pero la tercera vez vino realmente el lobo y el pastor pidió ayuda; esta vez no vino nadie y el lobo acabó primero con la manada y luego con él.

Hay quienes nos han engañado no una ni dos sino varias veces. Es más que posible que cuando mañana hablen en serio ya no les crea nadie. Y en ese momento me viene el texto evangélico: “perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Sábado en una parroquia

Publicado por el 03 Mar 2008

Semana tranquila, en la que me gustaría citar una experiencia bien agradable en una parroquia guipuzcoana, donde hemos ayudado a elaborar el Plan Estratégico en compañía de la comunidad. Y lo traigo hasta esta página, porque hay varias lecciones de interés.

  • Los conceptos básicos siguen siendo los mismos: misión, visión y estrategias básicas. Con frecuencia nos encontramos, por ejemplo en el mundo educativo, con que este tipo de aproximación parece tener referencias empresariales, pero ya vemos que no es así. Simplemente es válido para todo tipo de organizaciones.
  • Fue realmente interesante el debate sobre la misión de una parroquia hoy, para que está y no está. Pudimos encontrarnos con planteamientos bien diferentes, en el sentido de que algunos insistían sobre un aspecto y otros sobre otro. Unos en lo social, otros en la acogida a los que sufren desde un punto de vista espiritual –en algunos, aunque se sobreviva, no hay una razón para vivir-; para unos centrada más en los creyentes, y para otros más en los que están alrededor.
  • Un clima de respeto entre todos, pero en el que los laicos podían decir, y de hecho lo dijeron, lo que consideran oportuno al sacerdote, incluso lo que no gustaba, y unos sacerdotes que aceptaban todo tipo de comentarios, hechos siempre con buena intención y voluntad.
  • Una organización en la que el día a día es de los laicos, con una propuesta de futuro párroco laico, dedicándose los sacerdotes a lo que se tendrían que dedicar. Me recordaba un poco al nuevo papel de los jueces en la reforma judicial, despegados por completo del día a día y simplemente dedicados a dictar sentencias.
  • Una comunidad formada por gente alegre, jóvenes y mayores, y mucho sentido común y humildad. Es seguro que hay crisis religiosa, pero también es seguro de que hay bases muy sólidas. Uno sale con la sensación de que hay parroquias con futuro y otras no, dependiendo de las personas, laicos y sacerdotes. Me consta de otras parroquias en las que los sacerdotes se niegan en redondo a algo semejante, y no es cuestión de edad.

Hay un autor que he descubierto y que me ha interesado mucho: Tom Butler-Bowdon, y no porque sea original, sino porque uno de sus tres libros: “50 Clásicos espirituales”, efectúa un resumen muy breve de cincuenta pensadores, permite ver similitudes, amplia horizontes y te anima a profundizar lo que más te interese. Me ha gustado.

Un libro

Publicado por el 25 Feb 2008

Txus Imaz, conociendo mi interés por Viktor Frankl, me regala el libro de Alex Pattakos, que es una aplicación de la filosofía del psicólogo austriaco al mundo del trabajo. “Cae” en dos días. La verdad es releer a Frankl inspira siempre. En el fondo se puede resumir diciendo que su filosofía es la de que podemos elegir entre buscar sentido a nuestro trabajo diario o verlo como algo exterior a nuestra vida real. Creo que esta elección es de una gran actualidad, porque hay quienes piensan que la verdadera vida comienza el viernes al mediodía y termina al anochecer del domingo. Cuando nos quejamos del trabajo, desconectamos de una parte de la vida, a la que renunciamos. Pattakos nos recuerda que somos prisioneros de nuestros pensamientos y sigue a Frankl cuando aquel decía que nuestra mente puede ser un campo de concentración. “Cada día hay más gente que tiene todos los medios para vivir, pero carece de razones para vivir”… Pues eso.

Y al hilo del libro, mira por dónde que termino viendo “Ahora o nunca”, con Jack Nicholson. Lo pasé en grande, claro. Sé que hay mucho tópico y que el final es previsible, pero me da igual. Creo que el ejercicio que hacen sigue siendo válido, y que algunas de las conclusiones a las que llegan son universales: se trata de cerrar las heridas afectivas que llevamos dentro. Y eso es lo que da la paz, que no es causa sino efecto.

Los lunes suelen estar dedicados al Centro de Innovación Urkide, y en ese marco acudimos a una intervención espectacular sobre bullying de Maite Vesga y Víctor Maeztu. Una evaluación de los asistentes superior a los nueve puntos. Y es que la herramienta que mostraron es enormemente práctica para identificar situaciones y gestionarlas bien. Creo además, y muchos de los asistentes así lo vieron también, que sirve para entender muy bien el “subsuelo” de una clase.

El libro está ya en la imprenta. Ha cambiado de título. Ahora se llama “Volver a empezar”, y así quedará, no hay que preocuparse. Sé que puede ayudar, o al menos con esa intención está hecho, y me ha servido también para recuperar la vocación: qué bien lo he pasado escribiendo. Llevaba ya un tiempo en que no me sucedía eso de que las horas pasan sin que uno se dé cuenta. Escribir un libro es también un proceso, y hay un momento en que el libro cobra vida. De eso al éxtasis hay muy poco.

Preparo las conferencias de Abril y Mayo con Josune Bereziartu y María Vasco. Hablo con María en Barcelona y me llama la atención su fijación en Pekín. Esa sí que lo tiene claro. Y como diría Víctor Frankl: «quien tiene un por qué, casi siempre encuentra el cómo”… Y además María tiene una gran conferencia y si se descuida, un gran libro.

Por razones diversas me acerco al proceso del aprendizaje en el baile, y me llama la atención el hecho de que para que una pareja de baile funcione una tiene que conducir a la otra, que se ha de dejar conducir. Me hace pensar en términos de liderazgo. Para que alguien se deje conducir la condición fundamental que ha de producirse es la de la confianza. Y con ello una experiencia: quien no se fía de los demás tampoco es muy de fiar.