Eugenio Ibarzabal

Inseguro

Publicado por el 06 Nov 2012

Estas últimas semanas han sido testigos de verdaderas malas noticias en Inglaterra. Se ha confirmado por los tribunales la responsabilidad de gravísimas torturas del ejército británico contra hombres y mujeres keniatas, sospechosas de colaborar con la resistencia armada de los años sesenta –Mau Mau-, recluidos en campos de concentración, y a los que llegaron a castrar utilizando herramientas para hacer lo mismo con los animales. Todo ello tan sólo veinte años después de las barbaridades nazis. Y lo ocurrido no es sino el comienzo de muchos otros casos que van a hacerse públicos en diferentes partes del mundo, por ejemplo en Chipre con la EOKA. Saldrá.

Al tiempo, se descubre que la policía manipuló lo ocurrido en el campo de futbol del Liverpool, y en el que murieron decenas de aficionados, culpándoles de su propio horrible final. Por último, se conoce que el presentador más popular de la BBC y un gran recaudador de fondos para obras de caridad, Jimmy Saville, muerto ahora hace un año, en realidad era un abusador de niñas en serie. Y nadie en la BBC, la institución más respetada de Gran Bretaña, dice saber nada. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra…

 En todo caso, creo que es evidente que el tratamiento de lo que se pide en Escocia nada tiene que ver con lo que está ocurriendo con Cataluña. Ya se sabe el argumento: no es lo mismo. Cuando interesa es lo mismo, y cuando no interesa no lo es.

Con la moral no demasiado alta, aprovecho las elecciones para darme una vuelta por el país, visitar amigos y trabajar un poco. La verdad es que venía con ganas de observar los sentimientos que provocaban en mí el escenario que tenía delante, tras cuatro meses de ausencia. Por simplificarlo de algún modo, me he sentido inseguro.

  • Inseguro porque como cada cual está pensando solo en sí, no sabes de donde te puede llegar el golpe. Me llama la atención las declaraciones de algunos jueces, que no tienen reparo alguno en decir que van a equilibrar algunas leyes que no les gustan, como la reforma laboral, aplicando su criterio, y no lo que la ley dice.
  • Inseguro porque cuando hablas con algunos que dicen estar mal, no hacen absolutamente nada para tomar decisiones y cambiar. ¿Estarán mal de verdad o hablan de cómo están los otros?… ¿A qué esperan, entonces?… Me llama la atención cuando dicen que “estamos pensando en”…Cuando escucho a los ingleses hablar de nosotros diciendo aquello de “mañana”, lo entiendo perfectamente.
  • Inseguro porque llego a un ayuntamiento y me encuentro rodeado de papeles de protesta y denuncias por todas partes, como si los que llegamos allí tuviéramos la responsabilidad de lo que les sucede. Y cuando uno de ellos me habla, me dice que no pueden soportar la presión a la que están sometidos, que todo es para mañana, que así no pueden trabajar bien ya que no pueden hacerlo a su aire. ¿Pero habrán hablado con alguno de los que viven y trabajan fuera de su estrecho mundo?…
  • Inseguro, porque tus consideraciones y tus posibles razones no interesan a nadie; las protestas y quejas de los demás no importan para nada al resto.
  • Inseguro porque hasta los militantes de los partidos políticos critican al suyo propio.
  • Inseguro porque cuando oigo hablar de separatistas  y de rebelión, simplemente me recuerda a épocas pasadas y me da mucho miedo. Para colmo vi el telediario que no había visto en diez meses y me pareció verle a Urdaci de nuevo.
  • Inseguro porque trato de llegar a un acuerdo con alguien que me engaña, y al que me voy a ver obligado a llevar a los tribunales, cosa que haré por primera vez en mi vida, y no recibo ni respuesta. Jamás pensé que llegaría a ello.
  • Inseguro porque leo que el crecimiento del empleo autónomo, algo verdaderamente estimado en el mundo occidental y palanca fundamental para la creación de empleo, está relacionado con “la desesperación y la economía sumergida”. Apaga y vámonos.

En el fondo, pienso: ¿somos verdaderamente conscientes de que algo ha cambiado de manera definitiva o no?…. En ocasiones me parece que no. Hay algo de falso en el ambiente, de no pisar todavía suelo, de no aceptar la realidad, de seguir hablando de culpables y esperar soluciones que deben darlas otros, deengañarse y de tratar de engañar a los demás. Toda la culpa la tienen, al parecer, las políticas de austeridad y los recortes, aunque todos piensan que el resto no hacía sino despilfarrar. Alguien me dice que todo el mundo está encogido. Es el “sálvese el que pueda”. Peligroso.

Me entrevisto con mis buenos amigos de ADEGI y trabajamos sobre la realización de talleres de comunicación interna para las empresas guipuzcoanas, a celebrar en el primer trimestre del año. Ya lo hicimos antes y es un trabajo que me parece que puede ser práctico y eficaz. Creo que puedo ayudar y le encuentro mucho sentido en el momento actual. Luego dirijo un Taller de Innovación personal en Pamplona, en la Escuela de Gerentes, con mis buenos amigos de ANEL, y la verdad es que me parece que avanzamos. Salgo contento. En Madrid, la Institución Teresiana, con la que me siento muy cómodo, hablamos de su Plan Estratégico. Y mientras tanto, doy vueltas y vueltas al próximo libro.

También visito las bodegas de Txus y Kepa, en Tierra Estella, y me quedo prendado de las vistas del entorno, de la pasión de Txus Macías por lo que hace, de su buen vino ecológico, Aroa, de la delicadeza con la que la señora me sirve la comida en el restaurante. Las fotografías son de allí y si les sirve de publicidad, me alegro mucho.

Por último me encierro en Loyola haciendo yoga, sólo, con 23 mujeres. El taller lo imparte Arantxa G. Etxezarreta. Entrega total por parte de ella. Me miran de un modo un poco extraño, como diciendo “pobre”, y me preguntan varias veces si estoy bien entre tanta mujer. Les contesto que mucho mejor de lo que ellas creen. No parecen del todo seguras de mi respuesta.  Me llama la atención el afecto y la comunicación entre ellas. Han construido una red de apoyo. Se ayudan. Mujeres de tres generaciones. Pienso que los hombre no somos capaces de hacer nada de eso, aunque tengamos los mismos problemas o incluso mayores. Sé que voy a generalizar, pero creo que los hombres hablamos con ellas con mucha más franqueza que la que ellas utilizan con nosotros, pero entre ellas se comunican mucho mejor. Sé en todo caso que hay hombres que se comunican mejor con mujeres que con hombres; y mujeres que prefieren hablar con hombres que con mujeres. Pero el clima que observé en Loyola era de mujeres; los hombres no podemos alcanzarlo. A pesar de lo dicho, conseguí un magnífico contacto para aprender a cocinar recetas vegetarianas.

He comido un pescadomagnífico, me he reído con algunos de los amigosa los que tanto quiero, y he disfrutado de los paisajes de mi país. Y aprovechando de que nadie se daba cuenta, sin apenas llamar la atención, me he vuelto a Brighton, donde otra mujer me esperaba y donde me siento bastante más seguro. Pero también obtengo otra conclusión: circunstancias como las actuales son las que nos permiten vernos como de verdad somos. La realidad actúa de espejo. Sólo cuando los monos se suben al árbol podemos verles el culo; pero seguimos sin ver que el nuestro es tan feo como el de los demás.

Pensamientos que me colocan… bien

Publicado por el 02 Oct 2012

Si tuviera que identificar frases que mejor definen mi estado de ánimo actual serían las siguientes: “creo que lo mejor está por llegar” y “no esperes nada y serás feliz”. Parecen contradictorios, pero no lo son. Al menos para mí. Veamos.

  • “Creo que lo mejor está por llegar” tiene algo que ver con lo contrario de la edad a la que estoy llegando: comienzos de los sesenta. Mi pensamiento, una y otra vez, me viene a decir que me voy haciendo viejo y que voy a ser sustituido. Es ley de vida, me digo. Es el pensamiento de que “es tarde para volver a empezar”, o “lo que tenías que hacer, ya lo has hecho” y cosas así. Y sin embargo, recuerdo que mi mujer me ha dicho más de una vez: “desde que te conozco, siempre te has creído viejo”. Al tiempo, la experiencia me ha demostrado que eso no fue finalmente un obstáculo para hacer cosas nuevas. Hablamos de pensamiento científico como de algo que se basa exclusivamente en datos. Pues bien, la vida de uno también es un dato. Tal vez el mejor. Es esa experiencia de que “a pesar de creerme viejo, me he levantado otra vez y en varias ocasiones”… Y uno sería capaz de enumerarlas. Esa idea te coloca bien.

    En consecuencia, pienso en estos días que un ciclo ha terminado para mí. Sólo eso. Un ciclo del que he obtenido todo el provecho que he podido, porque si algo puedo decir, científicamente, es que, al igual que el poeta, confieso que he vivido. Pero con lo que he vivido me ocurren dos cosas: por una parte que ya con eso no me lleno –“ya me lo sé”, me digo-, y al mismo tiempo observo que me cuesta soltar lo que he vivido: es la adicción de la seguridad. Me agarro a eso: sé que inevitablemente algo va a empezar, y si hago lo que tengo que hacer, puede ser realmente bueno, aunque los criterios no sean los de antes. Tal vez los descubra al final. Nada me ha ocurrido en la vida como lo planifiqué, y mira que he metido horas planificando. También eso es, pues, un pensamiento científico, fruto de mi experiencia. En consecuencia, no planifiques, déjate llevar por las propuestas que ahora te haga la vida. Solo se trata de responder bien. No es fácil, al menos para mí. Pero hay otra idea que también me ha ayudado mucho: lo bueno de esta vida es que puede contener varias.

  • Otra idea es “no esperes nada y serás feliz”. Simplemente, es verdad. Así de simple. Si algo me ha hecho sufrir tantas veces son las expectativas que me hecho sobre las cosas. Uno espera que la tarde sea estupenda, que la reunión sea agradable, que la compañía me interese, que el proyecto culmine con éxito, que me lo reconozcan y encima que sea el comienzo de no sé qué contrato nuevo. Y luego no lo es. Y no lo es por miles de razones que escapan a uno. Sin embargo, he sufrido. En ocasiones, además, puedo llegar a pensar que la culpa es mía. Es el “por algo será”.  Lo que sí creo es que en, esas ocasiones, la causa del sufrimiento es enteramente culpa mía, y de nadie más. Yo puse un listón, no se sabe muy bien porqué, y toda mi atención se ha fijado en lo que no fue, no en lo que realmente fue.

    Pero hay algo todavía más grave: centrado en lo que podría ser, observo que me he perdido lo que tenía delante de mis narices. He estado perdiendo el tiempo. Literalmente. Y eso fue enteramente culpa y responsabilidad mía. Sólo mía.

  • Finalmente diré una tercera cosa: si algo me ayuda es confiar en que todo esto tiene un sentido, una razón de ser, y que ese sentido y esa razón de ser son buenos. Pero es que además me parece lo más plausible: ¿cómo me ando rompiendo la cabeza pensando en encontrar un sentido a lo que hago cada día, si resultara que esta vida no tiene sentido alguno?… ¿Cómo encontrar sentido a mi vida, que forma parte al cien por cien de algo más grande, si eso más grande no tiene sentido alguno?… ¿La vida en general no, pero la mía en particular sí?… ¿Y no será que mi sentido pasa por encajarlo en uno más amplio, como en la imagen del barco que forma parte de la escuadra?… A mí todo eso me ayuda, y confío que pueda al menos interesar a los que tengan la paciencia, vaya que sí, de leer este blog.
  • Y como ahora estoy muy animado, aquí va la cuarta idea: todo lo grande empieza por ser pequeño. Todo lo nuevo se muestra por primera vez borroso y vulnerable. En este sentido la parábola del grano de mostaza me parece de las cosas más realistas y prácticas que se hayan dicho nunca hasta ahora.
    Cuando leo los periódicos digitales de España, ahora desde lejos, me parece que no reflejan nada nuevo, que se repiten, los rollos ideológicos desde los que escriben son tan evidentes que están incapacitados para ver nada diferente de lo que quieren ver en orden a justificar lo que ya pensaban de antemano. Ruido y nada.

Recuerdo con agrado una conversación en Orvieto, en medio de un trabajo de facilitación nada fácil, por cierto. Hay quien me dijo una vez: “se trata de ver lo que no se ve”, y qué razón tenía. Aquella mujer sabía de lo que hablaba. No lo olvidaré nunca. Y eso que antes no se veía y aparece ahora, siempre es pequeño, muy pequeño.

Leo una reseña de la muerte de Roger Fisher, una persona tal vez no muy popular entre nosotros, pero de impronta extraordinaria entre los que nos llamamos facilitadores. Un pionero. Profesor durante muchos años en Harvard, participó de manera decisiva en la resolución de muchos conflictos, remarcando siempre la importancia de la fe en la persona. Muchos de los conceptos que son hoy moneda común entre nosotros, son suyos. Era un hombre profundamente realista, para lo bueno y para lo malo. Me gustaría recordar aquí unos cuantos conceptos fundamentales suyos a la hora de ayudar:

  • no mostrarse estar excesivamente interesado. El interés excesivo, aun en el caso de haber sido efectuado con la mejor intención, genera recelo en la sociedad de hoy. Por algo será que lo hace, dicen muchos. Y siempre piensan en algo nada bueno.
  • rechazo a reaccionar bajo presión. Siempre. Es sorprendente cómo las cosas pueden esperar y cambiar, sin que uno sepa muy bien porqué. Contaré una anécdota personal, fruto de mi experiencia: uno de los momentos más difíciles para llegar a acuerdos y más propensos a generar enfados son las vísperas de las vacaciones. Por el contrario, cuando volvemos de vacaciones, todo, absolutamente todo, parece mucho más fácil. ¿Les ha pasado también alguna vez lo mismo?…
  • estar preparado para dejarlo todo y marchar. Tiene que ver con el primer punto, pero apunta a la idea de tener un plan B y sobre todo a la respuesta que damos a una pregunta fundamental: ¿y después de todo, qué es lo peor que nos puede pasar si todo esto nos saliera mal?…

Veo un documental sobre la vida de la líder birmana San Suu Kyi. Hija de un héroe, nos cuenta cómo, llegado el momento, tuvo que elegir entre su familia y la patria. Nos dice, y lo repite una y otra vez, que en la vida siempre hay elecciones que hacer. De las elecciones que hagamos depende la vida que logramos, lo positivo y lo negativo, que lo hay siempre, ya que tan sólo existe el saldo. Una experiencia personal: cuidado con elegir lo más fácil.

Pero lo que más me llama la atención de ella es cómo mantiene la calma, cómo defiende la colaboración con el régimen y cómo rechaza la violencia, una y otra vez. A pesar de las barbaridades sufridas por su pueblo a manos de unos auténticos terroristas, como son los militares del actual gobierno. Y me digo: responde así porque es patriota, es decir, porque ama a su País, porque quiere lo mejor para los suyos y porque trata de evitar aún mayores sufrimientos para ellos. Y para ello está dispuesta a sacrificarse. Cuando escucho tantas críticas al valor del patriotismo, tengo que decir que discrepo profundamente. Para mí ser patriota es algo bueno. Con la patria ocurre algo parecido a lo que nos ocurre con la familia. Te gustará más o menos, serás capaz de darte cuenta de que no es la mejor y que sus miembros no tienen la razón siempre, que pueden cometer graves errores y que te pueden dejar solo, y que otras familias son maravillosas y envidiables. Pero es la que te ha tocado y la amas, y por ello eres capaz de hacer sacrificios. No hay verdadero patriotismo sin sacrificio personal, de un tipo u otro. Es más, creo que lo único positivo que puedes sacar es la idea de que has cumplido, y poco más.

En estos momentos tan complejos en Cataluña he pensado muchas veces en Jordi Pujol. Leo sus artículos y, como siempre, me llama la atención que sigue pensando por sí mismo. Tiene pensamiento propio. Y autocrítica, en estos momentos tan difíciles, lo que le aún más autoridad moral. Qué cualidad más escasa. Supongo que estará sufriendo mucho, sino no daría a entender las cosas que da a entender. Para mí es un patriota.

En este tiempo he conocido la tranquilidad, aunque llevo una vida muy “ajetreada”. Estoy estudiando fotografía y dibujo – el curso se llama “Drawing for the terrified”, y pensé: lo han diseñado específicamente para mí-, y Sarah está estudiando francés, albañilería y asistiendo a un curso para aprender a coser a máquina. Gente nueva, ambientes distintos y cosas nuevas. No voy a ocultar que me están viniendo a la cabeza muchas ideas y proyectos, y algunos de ellos están siendo ya compartidos con algunos de mis buenos amigos. Pero para nuevo lo que me ocurrió hace unos días en un party al que fuimos invitados. Me presentaron a una mujer, hermana de la anfitriona, cuyo marido es un conocido publicista que escribió hace un tiempo un libro de amplia difusión. Cuando nos quedamos solos, y no sabiendo de qué hablar, le pregunté obviamente por lo único que podía haber en común, su marido, tratando de saber qué tal estaba ahora.

-“Me dejó ayer”, me contestó.

Imagínense la escena y mi posterior salida discreta del escenario, con la excusa de que iba a la búsqueda del excelente salmón que servían en la otra esquina. Lo dicho: cosas nuevas.

Hablando de parejas

Publicado por el 16 Sep 2012

He pasado unos estupendos días en Cornualles. Sorprendente para mí. Playas estupendas, grandes, vacías en muchas ocasiones, jinetes cabalgando en ellas, vistas maravillosas y surf. Algún puesto de helados cercano. Sarah y yo celebrando nuestro aniversario de boda, hace ya muchos años.

Me toca más de una vez responder a amigos que me preguntan sobre la continuidad o no de su pareja, o incluso sobre el inicio de una nueva relación. No es el tema del que más me agrada hablar. No quiero influir. Puedo estar simplemente proyectando mi experiencia, por varia que ésta sea. Pero lo que sí creo es que conseguir una buena relación de pareja a lo largo de años es uno de los logros de los que las personas podemos sentirnos más orgullosos. Esa es al menos mi opinión, y respeto a los que piensan otra cosa.

Escribir una sinfonía, un libro, efectuar un descubrimiento científico, crear y liderar una empresa, ayudar a otros de manera continuada, aguantar tenazmente el sufrimiento, educar bien unos hijos, viajar y explorar tierras, hacer lo que toca cada día, son sin duda, logros de los que sentirse satisfecho. Pero lograr armonía en tu pareja, sentirse ambos cómplices, satisfacer a la otra persona, y que esta actitud perdure al cabo del tiempo, es para mí un proyecto tan importante como cualquiera de los anteriormente señalados.

Me atrevo a hacer algunos comentarios:

  1. No hay manera de lograrlo si, para empezar, ese objetivo no forma parte de tus prioridades en la vida. No es ya que te gustaría tener una vida estupenda de pareja – eso lo queremos todos-, sino que lograr una buena vida de pareja forme o no parte del núcleo grueso de tus objetivos en la vida.  Y ésta es una buena pregunta: si hablamos de los hijos, del trabajo, del reconocimiento profesional, de la política, de ganar dinero, de comodidad en la vida, de poder, y los listamos, ¿en qué lugar está la vida de pareja?… Y por favor, no lo englobemos dentro de la familia, no nos engañemos. Merece un tratamiento aparte.

    De la respuesta se empieza a entender por qué me pasa lo que me pasa, si hago lo que me toca en función de la prioridad, y de los diferentes esfuerzos que dedico a una cosa y a otra. No estoy hablando de moral, estoy hablando de prioridades.

  2. Una cosa es amar y otra estar enamorado. Amar es un verbo activo, en el que soy yo el que decido; enamorarse es un verbo pasivo, que no depende de mí. Si hacemos un cuadro con estas dos posibilidades, nos salen cuatro:
    • estoy enamorado y amo.
    • estoy enamorado pero no amo.
    • amo pero no estoy enamorado.
    • ni amo ni estoy enamorado.

    ¿En cuál de las situaciones me encuentro?… Puede ser un buen criterio a tener en cuenta para iniciar una relación, para continuar o para romperla.

  3. Es una ilusión para mí falsa pensar que una pareja pueda vivir en un consenso completo a propósito de opiniones, en un esfuerzo compartido al 50% y  en un equilibrio perfecto con la independencia natural propia. Es lo que pienso. De ahí la importancia del ceder. En el logro de la armonía de la pareja siempre hay alguien que finalmente opta por ceder. Para perdurar, hay que ceder. Pero si para lograrlo siempre es la misma persona la que tiene que ceder, esa pareja no tiene a la larga solución. En todo caso, algo me dice que hay siempre quien cede más que la otra. (O ignora, que es lo que hace mi mujer cuando a mí se me va un poco la olla o me enfado porque no encuentro las gafas)…
  4. La pareja es una sociedad en pequeñito. Y tiene mucho sentido hacer preguntas que las entendemos normales en la vida, por ejemplo, comercial: ¿tú qué quieres de mí?… Y responder honradamente. Cuando somos jóvenes queremos salvar el mundo; cuando crecemos nos conformamos con ayudar en algo muy concreto; tal vez tiene mucho sentido, ya mayores, servir a quien tenemos más cerca. Algo me dice que si empezáramos a servir al que tenemos más cerca desde el principio, el mundo sería mucho mejor.
  5. Me parece fundamental aceptar el misterio, no ser demasiado racional, mantenerse abierto a lo que el proceso nos diga. El amor, me consta, es fuente de conocimiento.

En todo caso, cada cual sabe lo que tiene que hacer; desde fuera es difícil ayudar. Muchas veces solicitamos ayuda pero contamos la mitad de la mitad de lo que realmente nos pasa. No decimos la verdad ni a nosotros mismos. Pero lo que sí es importante es ponerse un plazo y tomar una decisión. Si algo hay particularmente patético, es ver la degradación de una pareja.

Últimamente cuando leo los periódicos y veo la televisión, me acuerdo de aquel eslogan que hace un tiempo apareció en algunos autobuses de Londres: “Lo más probable es que Dios no exista; en consecuencia no te preocupes y disfruta de la vida”…Me pregunto si se puede escribir algo más falaz en los tiempos que corren. Me imagino a una persona empeñando sus últimos recuerdos personales para sobrevivir, o siendo torturada, o explotada o violada, y que en ese momento tenga la oportunidad de leer ese cartel: lo más probable es que Dios no exista, no te preocupes y disfruta de la vida. “O sea que era eso por lo que yo sufría”, pensaría. Menudo consuelo

 

Esto me lleva a tres consideraciones.

  1. Respeto todas las opiniones; solo he utilizado el adjetivo falaz. ¿Realmente el lema es una respuesta real al sufrimiento de hoy?… ¿No es más bien una nueva estampita para evitar enfrentarse de verdad al sufrimiento?… Y es que estampitas hay muchas y las reparten muchos, no solo unos.
  2. Si hay una palabra que hoy no se puede mencionar es la de pecado.
    Y al tiempo, si algo está de moda es denunciar. Es curioso, antes se podía hablar de pecado, pero no se podía hablar de denunciar. La moda de las palabras y de las connotaciones que damos a las palabras. Pero más allá de modas y connotaciones, no nos perdamos, ¿qué denuncian los que denuncian, sino pecados?… Y si no queremos llamarles pecados, y el problema es el nombre, les podemos llamar Z. Pero la pregunta sigue siendo, en el fondo, la misma: ¿existe Z o no?…
  3. Evidentemente existe Z, porque en el caso contrario no se denunciaría. Pero más allá de las palabras, y más allá de qué es Zy qué no –un problema importante, pero menor- , la pregunta final, y la más importante para mí, es la siguiente: ¿Z es sólo cosa de otros, o cuando veo Zs pienso también en mí?… ¿Y si creo que debo denunciar las Zs de otros, qué hago entonces con las mías?…

Para relajar el contenido del blog traigo hasta aquí algunas fotografías de Cornualles, junto con mi recomendación más insistente para que la visiten, aunque la combinación para llegar hasta allí no sea nada buena. Y para entender mejor el contenido del blog, diré que tener la oportunidad de ver los Paralímpicos me ha ayudado mucho a pisar suelo y ponerme en mi sitio.

(El comentario de mi mujer cuando ha leído el artículo ha sido: “¿sabes cuál es el secreto de una buena pareja?… Casarse conmigo”… Y se ha marchado riendo. Ahora acaban de entenderlo todo con total nitidez).

Mis programas favoritos

Publicado por el 18 Ago 2012

Si tuviera que identificar tres de mis programas favoritos, serían estos dos: “Grand Designs”, “Restoration Man”. Los dos son de un signo parecido.

En “Grand Designs” la televisión va grabando, durante todo el período de construcción, a alguien que ha decidido hacer su propia casa, con un diseño siempre muy personal y/o con un interior muy específico, normalmente vinculado con el cuidado ecológico. No tiene nada que ver con casas de ricos, ni casas inmensas, ni dotadas de una decoración interior exquisita. Nada de eso. Son gente que tiene una idea de casa para vivir, que se convierte en la máxima ilusión de su vida, incluso en auténtica obsesión, que le apetece hacerla ella misma, con la ayuda de los profesionales imprescindibles, que muchas veces no sabe nada de construcción, y que es capaz de endeudarse hasta las cejas y poner en peligro hasta la economía familiar. Pero es su ilusión en la vida. Su pasión. Otros tienen la de escribir un libro, tener su propio negocio, explorar y viajar por nuevas rutas, escalar montes, cuidar personas o hacer realidad un proyecto político. Muchos objetivos diferentes. En este caso, se trata de hacer su propia casa y a su modo.

El presentador, Kevin McCloud, un enamorado del proyecto además de ser un gran profesional, sigue al protagonista a través de toda la aventura. Y se ve sufrir a la gente. De verdad. En muchos momentos las dificultades económicas parece que van hacer descarrilar el proyecto. Se producen problemas de salud. La familia mientras tanto puede estar viviendo en una caravana, en el terreno en el que se está construyendo la casa. Pasan los meses. No es lo mismo construir con buen tiempo que en pleno invierno. Hay que pagar a los profesionales. Los problemas técnicos los desbordan; en ocasiones hay técnicos que ayudan, otras veces no. En ocasiones construyen la casa en su propio país y dominan su cultura y su lengua; pero otras veces la levantan en el extranjero con todos los problemas correspondientes.

“Restoration man” es un programa parecido, solo que esta vez se trata de restaurar alguna auténtica ruina. Puede ser un antiguo castillo, una escuela, una torre, una estación de ferrocarril o lo que sea. Y a partir de ahí, construir un lugar para vivir. Normalmente va acompañada de la historia del edificio que se pretende restaurar. El presentador es George Clarke, otro gran profesional. La historia es muy parecida al programa anterior. En ocasiones lo consiguen y en otras no. En muchas ocasiones los protagonistas se lanzan a la aventura sin conocimientos de construcción de una casa y con una edad en la que otros quieren disfrutar del retiro… ¿Por qué me gustan tanto estos programas?… Porque construir una casa es como una metáfora de la vida; se trata de hacer realidad tu proyecto personal, y para ello tienes que pasar por lo que todos pasamos en la vida cuando queremos hacer algo propio: incomprensión de otros cuando no desprecio, falta de recursos, momentos en los que pareces hundirte cuando no la desesperación total, calor y frío, soledad, problemas de salud, engaños de los más cercanos, desconocimiento técnico y falta de experiencia, la burocracia de la administración y de los funcionarios.

Pero también está el placer de diseñar la casa, de trabajar, de estar sanamente ocupado, de hacer algo tuyo, de vivir con intensidad, de conocerte a ti mismo, de saber donde están tus capacidades y dónde no, de rodearte de la gente buena, de aprender, de simplificar e ir a lo fundamental, así como de adecuarte a la realidad de la vida y de disfrutar. Hay quien le va hacer su casa, pero en lugar de casa, uno puede estar pensando en un libro, en un jardín, en una empresa, en una familia, en una investigación, en una pareja, en un proyecto de ayuda o en un proyecto político. Da igual, siempre se encontrará con las mismas cosas. Por eso estos programas son de tanta actualidad. He tratado de hablar más de una vez con alguna productora de televisión al objeto de hacer algo en alguna cadena en España, pero siempre me he encontrado con un no.

Seré yo el rarito, que lo soy y a mucha honra.

 

También he visto un programa sobre los gravísimos incidentes del año pasado por estas fechas. Escribí entonces sobre ello (ver blog). En España los medios los trataron como la expresión de las enormes desigualdades que existían en Gran Bretaña, y eso lo dicen en un país como España donde la cifra de paro es el 25% contra otro como Gran Bretaña en el que la cifra de paro es el 8%. ¿Dónde existe mayor desigualdad?…¿Quién tiene que enseñar a quién?… Pero sigamos con los incidentes. Hoy se sabe mucho más, naturalmente. The Guardian y London School of Economics hicieron una investigación, entrevistando a muchos de los que participaron en las protestas y saqueos. Aunque los textos son exactos, los protagonistas han sido sustituidos por actores.

El programa, precisamente por ello, resulta un poco forzado. Pero es igual. Obtengo tres consecuencias:

  • Odio a la policía
  • Sensación de ser el poder en la calle por primera vez en la vida
  • Vergüenza por las barbaridades cometidas contra las pequeñas tiendas asaltadas

Me acordé de algo que solía decir Koldo Mitxelena de los anarquistas: “tomados uno a uno son encantadores, pero cuando van un tropel son peligrosísimos”. Esto lo decía a propósito de las escenas que él mismo había visto en Rentería, en vísperas del 18 de Julio de 1936. Creo que lo mismo que de los anarquistas se puede decir de las personas en general, de la naturaleza humana. Esa es también mi experiencia. Hace un año se produjo la mejor demostración de todo ello en Inglaterra a partir de la muerte de un hombre, Mark Duggan, de manera aún no clarificada, a manos de la policía. Lo que vino luego es conocido, pero no deja de ser inexplicable e injustificable. Alguien lo ha calificado como de un mal sueño.

Pero ahora vienen las consecuencias. 1968 personas han resultado condenadas. Les resultará casi imposible encontrar trabajo en los años venideros.¿Qué será de sus vidas?…. Cabe imaginar lo peor, para todos. En todo caso, ¿por qué somos tan dados a justificar lo injustificable?…

Veo “The Best man” y me emociono. Es la historia del Dr. Ludwig Guttman, un judío alemán refugiado en Gran Bretaña poco antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un especialista en columnas vertebrales, que empieza a trabajar con los soldados británicos que vuelven paralíticos de la guerra. Cuando llegaban al hospital, no se les hacía otra cosa que dar morfina y esperar a que murieran. Pero Guttman, un hombre con dificultades para expresarse en inglés y despreciado como alemán por sus colegas británicos a pesar de ser un perseguido, se anima a cambiar las reglas y el tratamiento. Tras un cúmulo de dificultades, consigue que sus pacientes, lejos de pedir que los maten, como hacían al principio todos los que llegaban allí y descubrían la gravedad de su lesión, terminen organizando lo que muchos años más tarde serán los Juegos Paraolímpicos. Una batalla contra el sistema, contra la incomprensión y contra el “aquí siempre se han hecho así las cosas”. Recuerda un poco a Patch Adams, una película que si alguien no la ha visto se la recomiendo vivamente.

En los Juegos Olímpicos

Publicado por el 02 Ago 2012

Sarah y yo hemos tenido la suerte de asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos. Qué decir. En apariencia, la organización era muy sencilla –cabe imaginar las horas que habrá habido tras esa sencillez-, la amabilidad de los voluntarios nos impresionó –qué ganas de agradar-, y la memoria en papel del espectáculo, con el ministro conservador de Cultura en un lado y la ministra laborista en la sombra en la otra, ambos con la misma importancia, nos dio a entender lo que son siglos de democracia.

Fue un espectáculo sobre lo que los británicos consideran lo mejor de sí mismos, sobre lo que ellos creen que es lo mejor que han hecho. Me llamó la atención que, en ese contexto, pensaran que una de las mejores cosas que han hecho es el Servicio Nacional de Salud, cuya gestión y futuro genera hoy tantas controversias en este país. Pero no fue obstáculo para que lo sacaran a relucir y no se interpretara luego como un ataque al gobierno actual, que trata de reducir costos y gestionar el servicio de otra manera.

Al tiempo, me pareció un elogio al mérito, no tanto a la fama.

Y me reí, claro, con el tratamiento de la entrada de la reina lanzándose en paracaídas y con Rowan Atkinson rememorando “Carros de fuego”. El humor, naturalmente, como una actitud, que es fundamentalmente una respuesta a la vida, nunca una manera de escapar de ella. Tener cerquita a Paul McCartney fue un acontecimiento para los que ya tenemos una edad.

No puedo negar que, en contraste con todo ello, ver llorar incontroladamente a Murray en Wimbledon unas semanas antes me hizo pensar que algo no estaba funcionando muy bien. En ocasiones parece que nos han educado para creer que si no somos los primeros, hemos fracasado. Si esto fuera así, además de imposible ser feliz, llegaríamos a la conclusión de que la historia del 99,999% de la humanidad está condenada al fracaso. Algo me dice que no estamos entendiendo nada de lo que es la vida. Una de las buenas preguntas es saber cuáles son los criterios por los que uno se va a juzgar al final.

Unido a esto, lo poco que sabemos de lo que es la vida, el día pasado me ocurrió algo que no olvidaré: andando por un parque nos paró un anciano, muy amable por cierto. Se había perdido. No tenía documentación, no recordaba dónde vivía y no sabía llegar a casa. Había salido a pasear con su mujer, y en algún descuido se despistó y se perdió. Tratamos de ayudarle, caminando con él hacia los lugares que le eran familiares, pero fue imposible. Pensé en lo vulnerables que somos, en lo que nos creemos y en la ayuda que necesitamos para sobrevivir. Al nacer, al final de la vida, pero lo que a menudo olvidamos es que necesitamos también ayuda a lo largo de la vida. Y no ayudamos ni nos dejamos ayudar. En el fondo, seguimos sin enterarnos de nada. Me llamó la atención la calma del hombre, las veces que nos dio las gracias y pensé en el terror que su familia tendría en aquel momento, imaginando tal vez lo peor a propósito de su desaparición. Finalmente encontramos una solución para él.

Mi familia británica está vinculada al ejército, y está sufriendo directamente los recortes. Por cierto, el ejército español es, en número, mayor que el británico, y el recorte de efectivos que ya se está produciendo en Gran Bretaña es mayor que las previsiones que el ministerio español está pensando hacer en el futuro. Con ello está casi todo dicho. Visité con mi cuñado las instalaciones de la Navy en Porstmouth, y recorrí algunas naves históricas, como el H.M.S Victory – la de Nelson en Trafalgar- y el H.M.S. Warrior – el barco más potente en su momento. Si alguna vez tienen oportunidad de estar aquí, no duden en visitarlos. Uno tiene la impresión de estar tocando historia, esfuerzo, horror, sacrificio y trabajo. Al imaginarse la vida de los jóvenes marineros embarcados en estas máquinas de muerte, su sacrificada vida en su interior y su remota posibilidad de escapar de una muerte tan cruel, es imposible no comparar la vida que les tocó a algunos y la que nos ha tocado a otros, comparar, situar nuestras quejas y constatar nuestra frecuente perdida de perspectiva: ¿no tenían también ellos derechos?… ¿qué fue de ellos?… ¿quién fue el culpable?…

Ha muerto Stephen Covey. Fue un hombre que, hasta la información que dispongo, practicó lo que predicaba. Tuve la suerte de conocerle en Alburqueque, New Mexico, en el transcurso de una conferencia inolvidable para mí. Desde esta página vaya mi agradecimiento para él: “Los siete hábitos” fueron para mí un despertar al desarrollo personal. Se trata de uno de esos momentos en los que me sentí más “tocado”, en el mejor sentido de la expresión. ¡Cuanto bien habrá hecho Covey para tanta gente!… No voy a hablar aquí del libro: si alguno no lo ha leído, se lo recomiendo vivamente. Yo al menos aprendí mucho. Pero me gustaría recordar aquí otro aspecto de Covey del que también aprendí mucho. Poco acostumbrado a escuchar a buenos conferenciantes en España, toparme con él, entre otros, fue una auténtica suerte para mí. Constaté que hablar podía convertirse en un espectáculo. Junto a Franklin Schargell, fue uno de mis maestros. Y le estoy muy agradecido.  

En una conversación con Iñigo Gurruchaga me ha soltado una imagen que me ha ayudado: me dice que uno de los libros que más le han ayudado ha sido el mito delSísifo, de Camus. Ya saben, el Sísifo es quien va subiendo una montaña con una enorme piedra. Lo hace poco a poco. Y cuando llega casi arriba se le cae y vuelve a empezar, a cargar la piedra y a subir. Una y otra vez. Tal vez sea ese nuestro destino, incapaces de mantener la piedra siempre arriba. Si, en la medida que pudimos, hicimos subir la piedra o no. Tal vez solo eso. Gracias, Iñigo.

In the countryside

Publicado por el 02 Jul 2012

Estoy disfrutando mucho andando. He sido corredor durante años pero al cumplir los cincuenta dejé de correr, y desde entonces me he dedicado a andar. He disfrutado más andando que corriendo, aunque aseguro que correr durante años fue un placer: ¡los artículos que yo habré escrito mientras corría!… Pero hubo un día en el que me dije: se acabó, y la verdad es que no me arrepiento. Andar me permite más cosas que el mero ejercicio: disfrutar del paisaje, hablar con los demás y, nuevamente, visualizar ideas. Tan solo tiene un inconveniente: sufro de vértigo y no estoy para “pasos aéreos” ni alegre observación de precipicios.

Los paisajes me dan automáticamente paz. Tan sencillo como eso. Me resitúan. Me colocan en el lugar que me corresponde, y desde allí veo mejor: la de ideas que me han venido andando y disfrutando de una buena vista. Y siempre buenas. Difícilmente se puede discutir y pasar un mal rato andando. En Escocia me pasó lo mismo. Aprovechamos Sarah y yo una organización que recomendamos y de la que somos veteranos: HFHolidays, que nos permite andar, elegir la excursión, disponer de buenos guías voluntarios, estupenda comida, excelente organización y precio más que razonable.Y en la isla de Arranmuchas preguntas a propósito del futuro de Escocia. Observaba a los amigos escoceses un poco hartitos de que todo el mundo les hiciera la misma pregunta: “¿será Escocia independiente en los próximos años?”, pero al tiempo me daba cuenta de que no daban una respuesta clara. El devenir económico europeo va a ser fundamental, aquí y en Irlanda del Norte. ¿Cómo optar por Irlanda en lugar de permanecer en Gran Bretaña en el día de hoy?… ¿Cómo contrarrestrar a favor del euro y abandonar la libra?…

Pero más hartito estaba yo cuando, pasados los primeros momentos, cuando cobraban confianza, buena parte de mis compañeros de excursión me preguntaban por España. ¿Y qué decir?… Antes uno salía fuera de casa y tenía que dar respuesta a las preguntas sobre terrorismo, y cuando esto acaba uno sigue teniendo que responder a otras preguntas. La imagen de España, créanme, es terrible por aquí. Nos miran como diciendo: qué pobres. Pero luego sabes que piensan: “eso pasa por gastar lo que no tienes”,y se les acaba la pena. Se les nota hasta en las caras. Luego, cambiamos de conversación.

Más tarde he estado andando unos cuantos días en una larga caminata de nueve días por el South Downs Way Walk, desde Winchesterhasta Eastbourne, en el Sur de Inglaterra, en el entorno donde yo vivo. Esta vez se han apuntado cerca de doscientas personas. Observo que para algunas de ellas, especialmente mujeres, éstas son sus vacaciones del año. Unas vacaciones baratas, sanas y sociales. Eso sí, una vez más, todo perfectamente organizado. Hablo con mi amigo Ron, de 72 años, andarín incansable, y le pregunto por su etapa de la vida más feliz: me contesta que a los sesenta, cuando empezó a prepararse para correr maratones. Dentro de unos límites, cada cual puede llegar cuando quiere. No hay competitividad alguna. Hay tiempo para estar sólo y tiempo para hablar con los demás.

Y entre excursión y excursión me vine unos días por casa para trabajar con ADEGI. Esta organización fue mi primer cliente cuando en Noviembre de 1989 creé la empresa, y hoy me veo nuevamente trabajando con ellos. No voy a ocultar mi identificación de siempre con ellos, por una razón: porque hablan de empresa y su referencia es la defensa de la empresa, que es, junto con la familia, la base de casi todo. Si no hay empresa no hay empleo, y si no hay empleo no hay impuestos, y si no hay impuestos no hay estado del bienestar. Ese es el causa efecto fundamental, y no al revés. Cuando escucho a algunos decir que determinadas medidas favorecen a las empresas y por ello son sectarias, sencillamente uno no sabe qué pensar. Una cosa son los empresarios, otra los trabajadores. Pero unos y otros tienen algo en común: el bienestar y el futuro de la empresa, de la cual nos beneficiamos todos, empezando por ellos mismos. No puedo entender que nuestras empresas vayan bien no sea hoy un objetivo compartido.

Volví a facilitar equipos y ofrecer un taller de comunicación interna. Y me sentí muy cómodo y feliz, recuperando una ilusión que, no voy a negar, he estado a punto de perder en los últimos años.

Ha muerto Roger Garaudy, un filósofo francés que a las nuevas generaciones les dice muy poco. Y sin embargo, fue importante para algunos de nosotros. Se trata de un estalinista que rompió con el Partido Comunista francés en los años de Praga, se convirtió al catolicismo, protagonizó unos diálogos entre cristianos y comunistas, luego se hizo musulmán, y finalmente antisionista convencido, protagonizando algunas polémicas sobre el Holocausto que es mejor no recordar.

Me quedo con este pensamiento: ¿qué queda de una obra que, en su momento, nos pareció sugerente?… Nada. ¿Qué queda de los diálogos cristiano-marxistas que promovió?… Nada. ¿Qué queda de su etapa antisionista?… Un sentimiento de vergüenza ajena y de haber perdido el juicio. Cuando me viene todo esto a la cabeza, tengo a veces la sensación de haber perdido mucho el tiempo con algunos que estaban de moda en su momento. Ojo con ello también hoy.

Y sin embargo, no me ocurre lo mismo con otros. Vuelvo a releer a C.S. Lewis, “Cartas de un diablo a su sobrino”, y al margen de que uno crea o no, observo a alguien realmente sugerente. El libro aguanta, pasan los años y se mantiene, no tanto en ventas, sino en su capacidad de reflejar lo que lectores de una y otra generación sienten a propósito de ellos mismos. Se reconocen en él. Por eso se convierten luego en clásicos. Y es que eso es la sabiduría, cuando alguien dice de otro: “ése sabe de lo que habla”… Tomado con tranquilidad, libro altamente recomendable para el verano. Además es breve.

Pero no puedo terminar sin mostrar mi humilde opinión ante la situación económica española. Creo que el debate sobre eurobonos está distrayéndonos de lo fundamental, que es nuestra propia respuesta a la situación. El problema no es lo que hagan los otros, sino lo que vamos a hacer nosotros. España no va a recibir más dinero que para cerrar el agujero de sus bancos. A partir de ahora va a tener que arreglarse con el dinero que genere, y con ello va a tener que pagar hasta sus propias deudas. Sería estupendo que los otros nos solucionaran el problema con eurobonos, pero sería eso: simplemente estupendo. Una pregunta: ¿aceptaría España, en su caso, pagar deudas de los demás por principio?… ¿Y lo haría Vd. sin garantía, no ya de que le vayan a devolver, sino de que no le van a pedir luego una vez más y luego otra, de modo que su esfuerzo no habrá servido para nada, como ha ocurrido con Grecia?…

 

La salida, lo queramos admitir o no, pasa por una devaluación interna generalizada en España; los derechos adquiridos van a saltar como han saltado el precio de nuestra casa. Sé que hay cosas que son difíciles de hacer. De acuerdo. Pero no cambiemos de argumentos porque no tenemos valor para hacer lo que nos toca hacer.  Tampoco hace falta saber mucho de teoría económica para entender lo que pasa. A la vista de lo que han hecho y hacen, han dicho y dicen los que saben mucho, uno piensa que los que saben poco pero tienen sentido común pueden ser más fiables y su juicio posiblemente mejor. Bastaba con haber aplicado el viejo cuento de la hormiga y la cigarra, tan keynesiano por otra parte.

Pero también quiero decir que se puede salir, y de hecho a finales de los ochenta y comienzos de los noventa en el País Vasco estábamos con tasas del 25% de paro. Algunos padres, muy poco ejemplares por cierto, decían lo siguiente delante de sus propios hijos: “para qué estudiar, si no van a poder trabajar nunca”… Y trabajaron, y esos padres se tuvieron que comer sus propias palabras.

Quiero acabar con la carta de Txelis. Le conocí hace muchos años, he seguido su trayectoria de los últimos años a través de su hermano, y sé que algún día nos volveremos a ver. Su carta ha sido una de las mejores noticias de los últimos años. No falta ni sobra una palabra. ¿Quién habrá sido la persona que ha impedido que Txelis hubiera unido su imagen y su voz a esas palabras? Hubiera sido un momento verdaderamente histórico: ese sí que señalaba el verdadero final de ETA. Jamás creo haber leído ni escuchado algo semejante de un victimario franquista.

Y junto a ello, el saludo respetuoso y cariñoso de Mac Guinnes y la Reina de Inglaterra. Y es que se trata de ver lo que a veces no se ve: hay motivos para la esperanza.

Cosas buenas en Inglaterra

Publicado por el 22 May 2012

Leo unas declaraciones en “The Guardian” del líder del partido Syriza, Alexis Tserapis, que me parecen definitivas: “si tú debes 5.000 al banco es tu problema, pero si debes 500.000 es un problema del banco… El (nuestro) es un problema de todos. Es nuestro problema. Es el problema de Merkel. Es un problema europeo. Es un problema mundial”… En toda la entrevista no hay asomo de responsabilidad propia. El problema empieza, según él,  hace dos años, con los primeros acuerdos de rescate, no antes, con la irresponsabilidad del gasto, el mal uso de las ayudas europeas y con la corrupción. Más claro, agua.

Es un chantaje que se nos hace a todos. O me sigues refinanciando, o te hundo. Esa es la situación en la que nos encontraríamos. Y adelanta que va a haber un tercer rescate y a los seis meses otro más. Literal. ¿Es esto un escenario estable para el futuro?… ¿Vd. que haría con un socio (sic) así?….

Me llama la atención su sonrisa y su, en apariencia, alegría desbordante en la fotografía de la entrevista. En su caso, cabría pensar que es como para estar realmente preocupado por la situación, pero no es esa la impresión que ofrece. Los que tenemos que estar preocupados somos, al parecer, los demás. La entrevistadora cuenta que ese mismo día Tserapis ha recibido en su oficina del parlamento otras dos visitas: la del embajador alemán en Grecia y la del Presidente del Parlamento europeo. ¿Se imaginan la impresión que tienen que causar en una persona que piensa como él?…. Lo siento, pero creo que aquel dicho de que cada país tiene los gobernantes que se merece, en este caso es como para tenerlo muy en cuenta. Tengo unas enormes ganas de conocer los resultados de las elecciones de Junio.

Me gustaría comentar en este blog una interesante experiencia que estoy viviendo en Inglaterra. Se llama Ramblers, y es una organización de la que me he hecho miembro y que ofrece la posibilidad, cuatro días a la semana, todas las semanas del año, en cualquier punto del Reino Unido, de andar por el campo, conocer nuevas personas y charlar. No creo que sea necesario que les hable de las maravillas de la campiña inglesa; es posiblemente lo mejor de este país, pero si a la posibilidad de hacer ejercicio en el marco de unas vistas maravillosas, se le une la de conocer a gente distinta, educada y de los sectores profesionales más diversos, no me negarán que es un auténtico placer, y además muy barato.

En una de estas excursiones he conocido, entre otros, a un embajador que trabajó en la oficina de comunicación de Thatcher. Me llamó la atención cómo recalcaba que en aquel tiempo en el 10 de Downing Street no había más de sesenta personas, incluyendo limpieza y mensajería. Me dijo que cuando visitaron la Casa Blanca se quedaron sorprendidos al comprobar que había trescientas. ¿Cuánta gente puede haber ahora en Moncloa o, sin ir más lejos, en Ajuria-Enea?…

Esta organización, Ramblers, es además un auténtico lobby: consiguió abrir al público todos los pasos que puedan existir en propiedades privadas, de modo que si existe un camino, el propietario de la granja correspondiente no se puede negar a dejar pasar por él a la persona que así lo desee. Adjunto alguna fotografía de nuestras últimas andadas por la zona de Canterbury. Si alguien tiene que venir por aquí, he recopilado los nombres de unos restaurantes estupendos.

Naturalmente, es una organización de voluntarios, y ahora viene lo bueno. Yo sabía que el voluntariado era importante aquí: había comprobado a las mañanas a personas dirigiendo el tráfico a la hora de los colegios, ayudando en un museo o prestando servicios muy sencillos de apoyo en los hospitales. Pero la gran sorpresa ha sido cuando he coincidido con jueces o policías que son voluntarios. Sí, voluntarios. Reciben una preparación intensa y en un caso dedican unos días mínimos al año a juzgar delitos menores, rebajando así la tensión correspondiente, o trabajan quincenalmente apoyando a los policías profesionales en jornadas de noche, altercados callejeros e incluso en manifestaciones. Y lo hacen gratis. Me llamó la atención el orgullo y la satisfacción con lo que lo contaban. Sinceramente, yo no tenía palabras. Me estaban demostrando que se pueden hacer muchas cosas sin dinero.

Entre las personas que más me han impresionado en los últimos tiempos está la de un investigador que he conocido. Doctorado en Bristol con las mejoras notas – Bristol tiene la misma categoría que Oxford o Cambridge-, y matemático de origen, trabaja en una obra interdisciplinar sobre el origen de la vida. Ha publicado en las mejores revistas científicas. Y todo eso a pesar de un grave problema genético desde los dieciséis años que le provoca dolor constante en manos, espalda y rodillas, hasta el punto de no poder dar clase ni realizar trabajo alguno. La universidad de Bristol le organizó exámenes específicos para él, liberándole de todo lo escrito, y luego le invitó a realizar su doctorado en la universidad. Anda lo mínimo para evitar el dolor. Cuando llueve y hay viento, no puede sostener un paraguas, y cuando se dedica a la fotografía, su gran pasión, tiene que utilizar una cámara ligerísima para poder cargar con ella y manejarla entre sus manos, lo que no obsta para que se haya convertido en un gran fotógrafo, con varios libros de fotografía publicados. No puede apenas utilizar el ordenador, pero no es tampoco fácil que alguien le ayude, por necesitar de algo más que una persona que le efectúe labores de secretariado. Permanece gran parte del tiempo tumbado, y visualiza largo tiempo antes de tener que escribir, su gran limitación. Es por eso que su producción científica es limitada. Le ayuda sin embargo mucho nadar y, al no poder hacer más ejercicio físico que ese, cuida enormemente su alimentación, hasta el punto de haberse convertido en un gran cocinero.

Pero lo más relevante viene ahora: cuando voy a su estudio, siento una enorme paz. Es una llamada a la aceptación como inicio del auténtico crecimiento. Es algo así como decir: esto es así, lo tomas o lo dejas. Bien, lo tomas. Y a partir de aquí qué vas a hacer, cómo vas a crecer, qué clase de persona quieres ser. Sonríe, escucha, acepta, le interesa todo. Supongo que tendrá sus altibajos, pero yo diría que es un hombre fundamentalmente feliz. No es creyente, y al tiempo está enamorado de la belleza de la vida, por eso se dedica a investigar el origen de la vida, porque desea conocer lo que hay detrás de esa maravilla. En esta vida hay también gente así. Y cuando uno lo encuentra, considera que solo lo bueno como eso importa. Este es un homenaje para mi buen amigo Richard Sayer, aunque probablemente él nunca lo sepa. Algo le llegará.

Leo una reseña de un libro del filósofo francés Alain Badiou, 75 años, un hombre de Mayo del 68. Se trata tal vez del filósofo más reconocido en la actualidad de Francia. Nos habla del amor, y nos dice: “todo el mundo piensa que el amor está relacionado con la búsqueda de la persona que me conviene y que, si la encuentro, todo irá bien. Pero no es así. El amor implica trabajo. Se lo dice un viejo”… Y yo me pregunto: ¿a qué edad habrá descubierto este buen hombre semejante obviedad?… Y a partir de ahí se dedica a hablar contra las agencias de encuentro, como paradigma del pensamiento mayoritario actual: “todo el mundo quiere un contrato que les garantice contra el riesgo. Pero el amor no es eso. Tú no puedes comprar el amor. Puedes comprar sexo, pero no amor”…A mí, sinceramente, todo esto me resulta tan evidente, está ya tan descubierto, la humanidad lo ha reflejado tantas veces, que lo único que cabe decir es: mira que tonto soy que lo acabo de descubrir a los 75 años…. Y a partir de ahí, ya solo escribiría solo la estupidez humana.

Me siento muy tranquilo y relajado, esa es la verdad. Por fin, en muchos meses. El día pasado pensé: y si todo se acaba esta noche, qué. Que me quiten lo bailado, me respondí, y tuve una enorme paz. Brighton es un buen lugar para vivir. Pasaré unos días por Escocia, andando por sus montes. Y luego, a mediados de Junio, iré a trabajar con mis buenos amigos de ADEGI. Los días 11 y 12 de Junio voy a ofrecer un Taller de Comunicación Interna, una experiencia piloto que, si es de interés, puede dar lugar a un nuevo servicio. Posteriormente trabajaré con ellos en su Plan Estratégico, algo apasionante en los tiempos que corren.

De Shackleton, de la sabiduría y de los ingleses

Publicado por el 15 Abr 2012

El 21 de Diciembre del 2009 escribí en este blog (ver blog) una reseña sobre la historia de Shackleton, un explorador británico que atrapado por el hielo, en las peores circunstancias, consigue salvar a su gente y devolverla a su amada Inglaterra. Mira por donde, el día pasado tuve la oportunidad en Londres de ver la exposición de fotografías de la famosa expedición. Como fue acompañado de un par de fotógrafos, aunque muchas de las fotografías se perdieron por no poder arrastrar su peso (recuérdense los cristales de la época), su hazaña quedó grabada para la historia. La exposición es pequeña, está situada en la Queen´s Gallery de Buckingham Palace, y es emocionante.

Por una parte me doy cuenta de que si esta osadía, ejemplo de profesionalidad y de valores no sólo de Shackleton sino de buena parte de sus compañeros, ha quedado para siempre no es solo por su éxito final, sino también porque las fotografías dan fe de ello. ¿Cuántos actos heroicos habrá habido, cuanto hecho ejemplar se habrá producido en la historia, del que no tenemos ni idea, porque no resultó finalmente bien y porque no hubo luego nadie para contarlo?… En definitiva, solo conocemos una pequeñísima parte de nuestra propia historia. Pero pienso que a los autores de esos hechos, llegado el momento, les daría igual. Lo hicieron porque tocaba hacerlo. A algunos les salió bien, y a otros no. Porque, en el fondo, el resultado solo en parte dependía de ellos. Aplicaron aquello de “que por mí no quede”.

He aquí el anuncio que puso en la prensa para el reclutamiento :
“Se buscan hombres para viaje peligroso. Salario bajo, frío extremo, largos meses en la más completa oscuridad, peligro constante, y escasas posibilidades de regresar con vida. Honores y reconocimiento en caso de éxito”. ¿No parece una auténtica metáfora de lo que es la vida?…

Veo las caras manchadas por el humo de los componentes de la expedición, y vuelvo a recrearme en el afán de estar sanamente ocupados todo el día, manteniendo un orden, un horario, unas actividades, porqué y porque sí, muy a pesar de que el resultado de ellas, en sí mismas, no era otra cosa que conseguir evitar los pensamientos negativos. Si hubieran caído en la tentación de admitir que tenían muy pocas posibilidades de sobrevivir, lo que era verdad, hubieran muerto. Pero no lo hicieron. Aguantaron. Y a veces lo único que toca es aguantar. Ya sé que todo esto tiene poco que ver con la cultura dominante actual, pero creo firmemente en lo que digo, y a mí al menos me ha venido muy bien.

Como en St. James Park con el periodista, y a partir de ahora buen amigo, Iñigo Gurruchaga, con el que tengo la sensación de conocerle de toda la vida a partir de los primeros cinco minutos en los que nos hemos visto por primera vez. A veces pasa. Me abre montones de posibilidades en Londres, y eso que nuestra relación no ha hecho sino empezar. Una suerte topar con él.

Pero cuando salgo de la exposición de fotografías me doy cuenta de otra cosa: que el querer pertenecer a un país lo hacen también buenas historias como ésta, historias de las que todos los británicos se siente orgullosos. Y el orgullo tiene que ver con la buena respuesta que dimos a los retos que nos vinieron en los malos momentos. Vale para una persona y para un país. Y cuando no estamos contentos con nuestro país es porque no tenemos buenas historias a las que agarrarnos ni contar a los demás cuando estamos mal.

Leo una interesante reseña de un libro a propósito de la sabiduría, de si son más sabios los japoneses o los americanos. No se sorprendan, no, porque el libro es muy serio. El resultado final tras la encuesta es que unos y otros alcanzan el mismo nivel de sabiduría, pero los japoneses la consiguen a una edad más temprana que los americanos, que necesitan más edad para lograr lo mismo. El autor da una explicación, basada en una investigación, pero me interesa menos el resultado que los criterios de la encuesta que ha servido para tal descubrimiento. Para medir la sabiduría de una persona han utilizado los siguientes:

  • capacidad de encontrar oportunidades para resolver los conflictos
  • capacidad de llegar a compromisos.
  • reconocimiento de los límites del conocimiento personal.
  • toma de conciencia de que pueden existir diferentes perspectivas a la hora de enfrentarse al mismo tema.
  • asunción del hecho de que las cosas pueden empeorar antes de que vayan a mejor.

Esto último me ha recordado algo en lo que creo firmemente: lo que merece la pena conlleva pena, la pena está al principio del cambio, y se presenta ocupando y protagonizándolo todo. Ese es el peor momento. Si a alguien le interesa la referencia, el autor del estudio es el Dr. Igor Grossman, de la universidad de Waterloo, en Canada.

Tal y como anunciamos en su momento, hemos realizado el V Taller de Innovación Personal en Loyola. La evaluación fue particularmente alta, en conformidad con la experiencia con grupos más pequeños y con los que se puede trabajar aún mejor. Hubo mucha oportunidad de hablar, en común y en privado. Entre las sugerencias, la posibilidad de hacer un taller más avanzado con las personas que ya han asistido y el cambiar el formato a un día más, dando así la posibilidad de trabajar más personalmente en la habitación. Tuvieron la sensación de ir demasiado de prisa. Tal vez una cosa es que se les haya pasado el tiempo volando y otra las ganas de disfrutarlo un poco más despacio. Veremos. ¿Por qué no?…

El taller se está transformando conforme pasan las ediciones. Es cada día más un método para tomar decisiones, un método para gestionar sentimientos y para evitar que estos tomen finalmente las decisiones por nosotros. Esta es la parte que en el futuro me gustaría desarrollar más.

Qué agradable la presentación de la cuarta edición de “La Pasión de Mejorar”, con Eduardo Anitua, Josune Bereziartu y Javier Otaola como presentadores. Lo edita Díaz de Santos. Una reunión de amigos, sí, pero qué buenos amigos y cuantos. El libro tiene a partir de ahora una distribución mucho más extensa y muy pronto llegará la edición digital. Está ya en las librerías. Las fotografías son de mi buen amigo Javier Bárez Cambronero.

Llevo ya casi cuatro meses viviendo en Inglaterra, trabajando en el proyecto que me traigo entre manos y, sin pensar que aquí todo son maravillas, no puedo menos de constatar algunos hechos:

  • me llama la atención la apertura de la gente, su cordialidad y su voluntad de responder con normalidad a lo que le preguntas. No hay esa agresividad tan habitual por otros lares. Sé que esa educación puede ser puramente formal, pero me da igual: las formas conducen al fondo. Y si ya empezamos por carecer de formas, es imposible llegar al fondo.
  • cuando te dicen que te van a contestar, lo hacen. Cuando te dicen que tardarán en enviarte algo diez días, lo hacen en seis. Y cuando uno no necesita más que la dirección donde vive para realizar gestiones, uno se pregunta porqué en otros lugares necesitamos tanto papel y tanto documento generado por unos y por otros para demostrar que no somos unos tramposos. El país funciona. Te lo ponen fácil. Hay una confianza inicial básica. Si luego la traicionas, allá tú con las consecuencias.
  • La gente se presenta a sí misma y se pone a hablar contigo. Sin llegar a lo que ocurre en América, hay una cierta normalidad en el acercamiento personal.
  • Y por encima de todo, si no están de acuerdo con lo que dices, sonríen y te lanzan otra idea, pero no defienden su posición presentando argumentos morales, como si los que no están de acuerdo con lo que uno piensa lo hicieran por tener siempre pensamientos ocultos. Casualmente, los pretendidos pensamientos morales de algunos coinciden con sus intereses personales. Hablemos claro: no es que eso esté bien, sino que te conviene. No me hables de moral, sino de tu interés, totalmente respetable. Por poner un ejemplo, que no se trata de la calidad del servicio público, como algunos nos dicen, sino de sus condiciones laborales.

Que los demás no son unos canallas, simplemente no tienen porqué pensar como uno. Nada más. Pueden estar equivocados, o tal vez el equivocado puedas ser tú, o los dos, e incluso puede también que los dos tengamos parte de razón. En esas estamos. Cuando leo lo que leo de España, pienso en aquello de que la cuestión no es quién es el culpable, sino en cómo salimos de ésta.

Algunas de las fotografías son de Brighton y de sus alrededores. Por cierto, acudo a una multitudinaria representación de la Pasión efectuada de una manera exquisita en la misma playa. Ahí queda el reflejo.

Exposición de Lucien Freud en Londres

Publicado por el 18 Mar 2012

He visitado la exhibición de retratos de Lucien Freud, que se celebra en la National Portrait Gallery de Londres, situada a la derecha y en la esquina de la National Gallery. La National Portrait Gallery es una galería no muy frecuentada por los visitantes, pero que sin embargo tiene un enorme interés para conocer retazos de la vida inglesa a partir de los retratos de muchos de sus personajes. Conviene visitarla. El día que visite la exposición de Freud puede también visitar la otra. Por cierto, el restaurante situado en el piso superior es estupendo y no es demasiado caro; pocas veces he comido un salmón mejor.

Pero vamos a lo nuestro, la exposición de Lucien Freud. Situada en unas salas un tanto asfixiantes, claustrofóbicas, todo ello aún más inevitable dado el gran número de visitantes que acuden a la exposición. La persona que lo visita se encontrará pidiendo paso constantemente y disculpándose con frecuencia por haber dado algún involuntario empujón. Y allí dentro, siete décadas de retratos de este neofigurativista que al retratar a otros se retrata seguramente a él de manera definitiva. Pocas veces se advierte más claro que ves a los demás y a la vida, como tú eres, tal vez no como la vida es ni como los personajes son, aunque hay momentos en que uno duda también de esto.

Nacido en Berlin, hijo del segundo hijo de Sigmund Freud, escapa a los once años tras la detención, y desaparición, de un familiar. Ante la sorpresa y el miedo, huyen a Londres, donde se educa como un upper-class británico. Más tarde le seguiría a Inglaterra buena parte de la familia, aunque otros no lo consiguieran y murieran en los campos exterminio nazis. Preferido de su madre, que desde el primer momento ve en él su extraordinario talento. La exposición se inicia con un autorretrato efectuado a los dieciocho años, en el que cualquiera puede ver de inmediato que tras esa mirada se esconde un auténtico genio.

A partir de ahí su vida, que la aprovecha a fondo para plasmar lo que le interesa: esposas, amantes, hijas, amigos, amantes de amigos, personajes que atraen su interés sin que quede muy claro exactamente porqué, familiares … y su madre.

Sus descripciones de los personajes son efectuadas con lentitud, a menudo hablando con ellos, como la que hizo con David Hocney. Cuenta este gran pintor que posó para Freud un total de 130 horas. Hocney aceptó la invitación para ver cómo Freud pintaba. Cuando, a su vez, le rogó a Freud que posara para él, éste no lo hizo más allá de dos horas y media. A mí me parece definitivo.

Y es que si algo se plasma en esta exposición es la soledad, la mirada perdida, la tristeza y en ocasiones la angustia de los personajes retratados. Me llamó la atención que tan solo en un caso el personaje sonriera; creo que se trataba de una mujer. El resto, en cierto modo, parecen muchas veces ausentes. ¿Retrato de los que posan o proyección del que retrata?… Llama la atención el número de historias de suicidios de los personajes allí expuestos. Conté al menos tres. Sin llegar al enloquecimiento de las pinturas de su gran amigo Francis Bacon, la obra de Freud deja en quien visita la exposición un halo de enorme tristeza. Las bocas son todas iguales, cerradas, como si se negaran a hablar, como si se hubieran rendido hace ya mucho tiempo.

Y sin embargo, con qué poco se puede decir tanto… Me llamaron la atención las manos, los cuerpos retorcidos, la originalidad de las posiciones desde las que retrata, la desproporción de los miembros, que sin embargo ayudan a situar todavía mejor a los personajes retratados.

Me quedé con los distintos retratos de su primera mujer, Kitty Garman, y la evolución hacia la nada que parece plasmarse en ella de un cuadro a otro, la pintura en el hotel donde se muestra de manera magistral la distancia creada y la separación con su segunda mujer, Carolina Blackwood, que tanto le ayudó y que le abandonó, causándole un dolor del que dicen que nunca se repuso. Y sobre todo los retratos de su madre, ya viuda, que a pesar de que había consagrado su vida a apoyar el arte de su hijo, tras la muerte del padre, un arquitecto importante del que todavía queda obra en Alemania, parece ausente, distante, muy lejos de él. Es en esos cuadros en los únicos en los que aparece la ternura.

Una exposición que si se puede merece visitar, que al menos va a llevar una hora y que podrían ser más si el agobio de tanta gente no le diera a uno finalmente ganas de marchar, y que es preciso reservar con tiempo.

La sensación que a mí me quedó es doble, por una parte, pensé, me gustaría pintar como él, pero por la otra no me gustaría ser una persona que viera la vida de ese modo.

Año nuevo vida nueva

Publicado por el 05 Feb 2012

Si hablo a los demás de Innovación personal, ¿por qué no hacerlo, además de decirlo?… Escribo desde Brighton, a dos pasos de Londres, en la costa, donde voy a residir a lo largo de un año. Creí que algo había terminado para mí, y como lo bueno de la vida es que puede haber varias, me pareció que sería bueno volver a empezar. Imanol Zubiondo, mi buen amigo y compañero toma las riendas de Ibarzabal & Line, y yo voy a estar de vuelta cuando haga falta. En consecuencia, seguimos en la brecha, aunque ya de otro modo.

Cuando estoy fuera como ahora, y me tengo que acomodar a otra ciudad, pienso siempre en los inmigrantes. Lo mío es fácil, y sin embargo, a pesar de todo, uno tiene que hacer un esfuerzo para adaptarse, conocer gente, organizarse. Pienso cómo tiene que ser dejar el propio país, sin conocer la nueva lengua, y teniendo que trabajar en uno nuevo para poder sobrevivir, siendo posible pasto de aprovechados, cuado no de algo peor. He conocido ya aquí, por pura casualidad, a refugiados iraníes de etapas anteriores, algunos de ellos relevantes. A duras penas hablan inglés. Y llevan treinta años viviendo en Inglaterra. En estos momentos soy más consciente que nunca de lo privilegiados que somos algunos; y si algo me duele es no estar dando las gracias cada día y en cada momento. Dar las gracias significa, fundamentalmente, entender de verdad la vida, situarse bien ante ella y recobrar la perspectiva. Vivir de verdad.

La ciudad es muy cosmopolita, la vida cultural es muy rica, jóvenes por todas partes, buena universidad y comida estupenda. Me llama la atención el precio de las casas: para ser el lugar que es, no son muy caras. Más lo son en comparación las de nuestro país. Los paseos por la mañana, a pesar del tiempo, son estupendos. Una de las preguntas que me hacía al preparar el viaje es saber cuanta ropa necesitaría para un año. Lo resolví de la manera siguiente: con la ropa para una semana basta, y me está resultando. Todo un dato. Al llegar, el ayuntamiento nos ha enviado los impuestos a pagar, y en el mismo sobre nos ofrece información sobre lo que hace, a qué se dedica, su presupuesto, lo que gasta en nóminas y la distribución del gasto. Otro día hablaré de todo ello.

Mi buen amigo Juan Mari Ollora me recomendó leer un libro que me ha dejado tocado: “La tumba de Lenin”, de David Remnick. Un librazo. Cuando se critica a Gorbachov, uno se pregunta: ¿qué hubiera hecho uno en su lugar?…Resultó más práctico pactar con Yeltsin que con la vieja guardia comunista, pero para volver, finalmente, a tener hoy que pactar Rusia con los mundos más oscuros de su historia. Hay momentos en los que uno piensa que la democracia que tanto denunciamos en los países occidentales es un auténtico lujo del que no somos conscientes. Denunciamos el sistema, sí, pero no queremos el de otros. Miramos a la izquierda y a la derecha y volvemos a decir: mejoremos a fondo lo que tenemos, pero no lo pongamos en riesgo, por favor, que es un auténtico lujo. Cuando se contempla la historia de Rusia, uno se vuelve conservador. Pero es más: si se compara el franquismo, con todos sus horrores, y la horrible historia que han vivido tantos millones de pobres rusos, ¿con qué quedarse?… De verdad, aquello era aún peor, aunque solo sea por razones cuantitativas. Lo digo como lo pienso.

He visto la película sobre Margaret Thatcher. En realidad, no sé si es mejor decir la película de Meryl Streep sobre Thatcher. Sin ser una gran película, da mucho qué pensar. La chica que le dice a su novio que no quiere dedicarse a limpiar tazas de te, termina en la película aburrida, demente y sola, limpiando tazas de te al final de su vida. Es algo así como decir: si alguien cree que se va a escapar y puede planificar la vida a su antojo, se equivoca. La vida nos pone en nuestro lugar. Me ha llamado la atención la crueldad de la que hace gala, precisamente con los suyos, con los que más cerca están, con los que más le quieren. La encubridora ideología de cada cual, las “películas” que nos montamos, los velos que nos creamos, y en consecuencia, el daño que nos hacemos y que podemos hacer a los demás. Es una mujer que está sola. Profundamente sola. Al final, creo que muchos que vean la película, piensen de una manera u otra, puede que lleguen a esta conclusión: yo no quiero la vida de ella. Y sin embargo, dejó marca. Buena parte de lo que hizo no ha tenido vuelta atrás con los gobiernos posteriores. Es como si la sociedad, a veces, critica y dice lo “políticamente correcto”, y deja a unos pocos que hagan el trabajo sucio. Y luego cambia de cochero. De ahí, la inevitable soledad de los líderes.

Creo que lo mejor fue su matrimonio. Al tiempo, menospreciaba a su hija, sin que se entienda muy bien porqué, y pierde el juicio con su hijo, un hombre que no le ha dado más que disgustos a lo largo de la vida. Pero está sola, muy sola. Y es que, al final, cuando uno dice qué tengo de verdad, sólo quedan las buenas relaciones personales que hemos forjado, relaciones que se han hecho muchas veces en los malos momentos, cuando hemos hecho lo que tocaba, comiéndonos nuestro propio ego. Uno de los mejores ejercicios que se pueden hacer es: de verdad, ¿con quien cuento?, ¿cómo disfruto?, ¿qué me da realmente satisfacción en esta vida?… Cuando lo hice, muy recientemente de nuevo, me sentí muy afortunado. Hablando de cine, lo que no entiendo es el éxito de “The artist”. Reconozco que es una buena idea. ¿Y qué más?…

Es curioso, llego a Inglaterra y me encuentro con el conflicto. El Gobierno escocés parece decidido a efectuar un referendum de autodeterminación, que parece aceptado de facto por todos. La cuestión es cuándo y sobre qué hacerlo. El Gobierno británico quiere hacerlo de inmediato, en el afán de aprovecharse de la incertidumbre, ceñirse sí o no a la independencia, generar miedo y conseguir el no. El Partido Nacionalista Escocés quiere hacerlo en el 2014, una fecha histórica para ellos, esperando el momento más adecuado, pero no ahora. Por cierto, una de las acusaciones contra los independentistas es que Escocia tendrá que entrar en el euro. Pero, al menos, parece que aquí se puede hablar y discutir de estas cosas. En el fondo, ocurre como en el País Vasco: ¿Cuál es el tema?… ¿El derecho a la consulta o la independencia?… ¿Pero el derecho a la consulta no es meramente instrumental?…

¿Incluso la independencia no es fin en sí misma, sino un instrumento?… Exactamente, ¿para lograr qué?… Al igual que en Escocia, ¿se quiere de verdad la independencia?… Si de verdad se quiere, no habría quien lo parara.

Cuando leo las noticias que me llegan de España, me resultan más deprimentes que nunca. Será que sólo leo lo que leo. Pero es que no hay más que lo de Garzón y las pésimas perspectivas económicas: haciendo lo que hay que hacer, pero tarde, con medidas más graves que las que se podían haber tomado antes, de mala manera y con grandes enfados. Menuda imagen. Ahora observo que hay mucho keynesiano, afirmando que hay que ir contra corriente: gastar para implementar así el consumo y la inversión. El problema es que había que haber sido keynesiano también antes: ahorrar cuando no hacía falta gastar tanto. Pero como antes no se hizo lo que había que hacer, ahora tampoco podemos hacerlo.

Aprovecho para decir que el V Taller de Innovación Personal se celebrará en Loyola los días 30 y 31 de Marzo y 1 de Abril. Nuevamente en compañía de Josune Bereziartu y Rikar Otegui, que en el último Taller realmente triunfaron. Por cierto, si apetece seguir su itinerario, no hay más que contactar con ellos en su blog.

El último es particularmente interesante y, como siempre, las fotografías son espléndidas.