Eugenio Ibarzabal

Lo mejor de este curso.

Publicado por el 01 Ago 2011, en Sin categoría


Como mi mujer dice que me estoy convirtiendo últimamente en un gruñón, me ha parecido que una manera de convertirme en lo contrario es identificando las diez mejores cosas que me han sucedido en este curso. Ahí van.

1.- Hace poco conocí a un hombre al que un error médico había dejado con dolores crónicos. El dolor en su espalda iba aumentando conforme avanzaba el día y por las noches dormía gracias a los calmantes. Esto le había sucedido hacía unos quince años. Su vida era antes y después. No tenía mucha esperanza en otra operación, considerada de alto riesgo.

¿Qué ha sido lo peor de todo?, le pregunté. “No ha sido el dolor, a pesar de ser horroroso en algunos momentos, sino el mal que iba creciendo dentro de mí… Hasta que un día decidí: o perdonas o te mueres. Y perdoné”… Salí con una inmensa sensación de paz de aquella visita.

2.- Hay un enfermo de cáncer, gran amigo, que me ha dado tal muestra de serenidad que su compañía es de lo mejor que yo tengo hoy en mi vida. Su conversación me coloca bien. Me siento un privilegiado.

3.- La lealtad que me han demostrado algunos compañeros y amigos. He entendido cómo la traición, que también la he sufrido a lo largo de este año, puede ser de lo más doloroso que a una persona le puede suceder, y en consecuencia la lealtad de lo más estimable.

4.- La sensación de encontrar respuestas a las preguntas que uno se formula, aunque muchas veces uno tiene la impresión de que es otro quien contesta. “No soy yo, no soy yo”, termina uno por confesar cuando finalmente observa que la intuición ha hecho su efecto.


5.- La paz que me llega cuando observo que siempre estoy con lo mismo y consigo reírme de mí. El sentido del humor tiene mucho que ver con el descubrimiento del sentido de la vida misma.

6.- Los Talleres de Innovación Personal de Loyola. He tenido la impresión de que servían a algunas personas. Lo notaba en sus miradas al despedirse.

7.- La lectura de “Etty Hillesum. Un itinerario Espiritual”, de Paul Lebeau. Es tal vez el libro más importante que he leído en los últimos años. Me parece un libro excepcional. Es fuerte, sin duda, porque es su reflexión hasta que muere en Auschwitz, en 1943. Al final, me emocioné muchas veces, pero salí con muchas más ganas de vivir. Tienes la sensación de que eso es vida, aunque en apariencia acabe pero que muy mal. Y qué más da, terminas diciendo. Lo importante no es la muerte, sino lo que estabas haciendo cuando llegó.

8.- Los buenos ratos que he pasado viendo pintura. Rembrandt y Van Gogh en Amsterdam, hasta que me emocioné recordando la trayectoria de este último, sus ganas de dejar un legado y la fotografía de la sepultura de los dos hermanos en el cementerio de Arles. Y la de Antonio López en Madrid, por su capacidad de lentificar al pintar y porque es capaz de hacer algo bello de las cosas más cutres.

9.- Algunas religiosas que he conocido y tratado de la Compañía de María. “¿Cómo te animas cuando ves lo que ves en este mundo?”, le pregunté a una, paseando con ella por esa maravilla de pueblo que es Orvieto, al norte de Roma: “tratando de ver lo que no se ve”, me contestó aquella mujer maravillosa.

10.- Y déjenme terminar diciendo que una de las alegrías más grandes ha sido cuando mi hijo Alex ha terminado sus estudios de ingeniería y ha encontrado un buen trabajo. Hay una cierta sensación de haber cumplido, de que se cierra una etapa y de que todo vuelve a empezar.

Y es que lo mejor de esta vida es que hay muchas.

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