ENTRE LO MALO Y LO PEOR.
Publicado por Eugenio Ibarzabal el 09 Oct 2023, en Sin categoría
Me llama la atención el afán de algunos por fomentar la abstención ante la próxima investidura, una opción que, para mi sorpresa, vuelve a tener una consideración positiva. No me gustan ni unos ni otros, dicen, y en consecuencia me abstengo. Observo con más detenimiento sus razones y, con el debido respeto, atisbo dos cosas en algunos de los que proponen la abstención: pureza ideológica y pretendida superioridad moral, consideraciones ambas muy peligrosas. Ellos son los ideológicamente puros, el resto de opciones les han decepcionado, y no están dispuestos, nos dicen, a optar entre lo que ellos definirían como lo malo y lo peor. Es más, escuchando a algunos, incluso parecería que, con abstenerse, estaríamos optando por lo bueno, y, en consecuencia, todo, absolutamente todo, quedaría automáticamente arreglado.
Ha coincidido esta impresión con la investigación que, para un próximo libro, casualmente, estoy realizando, volcado como estoy en el XVIII y comienzos del XIX español y vasco, observando con sorpresa que también a aquellos liberales fueristas les tocó toparse con la elección entre lo malo y lo peor.
Pero hay más. Me ha tocado impartir una conferencia sobre tres escenarios en el que un histórico dirigente nacionalista vasco del siglo XX le tocó decidir, observando de nuevo que los tres escenarios tenían algo en común: en todos ellos nuestro hombre tuvo que elegir también entre lo malo y lo peor.
Y es que hay pocas cosas realmente nuevas bajo el sol. El Eclesiastés, mi libro preferido de la Biblia, dice muy claro aquello de “lo que fue, eso será; lo que se hizo, eso se hará”.
Al elegir, no hay un único frente, sino dos, y cuando esos protagonistas de los siglos XVIII, XIX y XX tuvieron que elegir, lo hicieron en escenarios que conllevaban ventajas e inconvenientes, disponiendo de información escasa, parcial y en ocasiones falsa, en un momento que les vino dado, y con un margen de maniobra muy estrecho, pues buena parte de las variables no dependían para nada de ellos.
Aquí y ahora volvemos a las mismas. Hay que optar, simplificando, entre la izquierda y la derecha española. Y nos volvemos a encontrar con que hay que optar entre lo malo y lo peor.
Pero abstenerse es también tomar una opción que favorecería al ganador de una nueva posible convocatoria electoral.
No olvidemos que, al tomar decisiones sobre cualquier cuestión, no solo sobre la investidura, lo único claro en esta vida es que casi nada está claro, y que es por eso que tenemos, finalmente, que volcarnos, obsérvese la expresión, sobre una de ellas.
Tampoco parecen darse cuenta los abstencionistas de que, tras la siguiente contienda electoral y su resultado, la decisión a tomar podría ser aún más complicada que la actual.
Admiro la obra y la vida de George Orwell, y este gran autor, que tuvo que tomar decisiones bien difíciles en unos años tan complejos o más que los de ahora, dijo algo que nunca olvidaré: hay que apoyar lo malo para evitar lo peor.
Ahora nos encontramos en esas. Una vez más el debate es entre lo malo y lo peor, pero como quiero evitar lo peor, no tengo otro remedio que optar y apoyar lo malo.
Este es el debate con el que siempre se encuentra la gente moderada, la imprescindible y vital gente moderada, a la que no le gusta llamar la atención, ni sobresalir con exabruptos, ni insultar a nadie, ni dar lecciones de moral a los demás. Por eso son tan aburridos y parecen no existir, aunque constituyan la mayoría de la sociedad. Los que destacan, por desgracia, son los demás: los radicales, los “ingeniosos”, los mentirosos, los exagerados, los partidarios de las medias verdades, los que no citan un solo dato en sus reflexiones y, si lo citan, es para justificar lo que, desde el principio, tenían pensado decir.
Pero esos aburridos moderados son los que en el Norte de Inglaterra son llamados la “sal de la tierra”, es decir, los que, a la postre, sacan las castañas del fuego en el que nos meten todos esos radicales que parecen tener las ideas tan claras.
La prudencia es la actitud previa a una toma de decisión, y abstenerse es también una decisión que conlleva consecuencias.
Hoy hay que apoyar lo malo, porque lo fundamental es evitar lo peor, y, conociendo la historia de España y la de nuestro pequeño país, lo peor puede ser algo realmente grave.