Releyendo diarios
Publicado por Eugenio Ibarzabal el 03 Abr 2011, en Sin categoría

Es a partir de ahí cuando empiezo a entender mejor lo que tengo delante, y darme cuenta de que lo único que tengo que hacer es responder bien. Lo de anticiparse tiene buena imagen, pero cada día parece más cosa de suerte; no ser que anticiparse tenga más bien que ver con hacer lo que toca lo antes posible.
— ()–
Aprovechando una mañana libre, me dedico a leer diarios de años anteriores. Escribir me ha ayudado mucho a lo largo de mi vida. Los diarios me han servido fundamentalmente para: – parar un poco al anochecer, – repasar y revivir el día. – practicar disciplina, ya que es un esfuerzo que cuesta. – observar lo sentido y soltar lo malo. – y sobre todo reforzar y reforzar. Comprendo que no guste escribir y que haya personas que no se sientan tentadas a hacerlo, por eso y por otras razones. También observo que ha habido momentos en los que no he escrito, y hoy los interpreto como momentos en los que no era capaz de hacerlo, por lo que sea.
Pero la gran sorpresa ha venido al leer los diarios con una cierta perspectiva. No son válidos para recordar historias, porque no están basados en narrar lo que he hecho o han hecho otros ese día. En ese sentido, los que han tratado conmigo pueden estar todos bien tranquilos. Y además, me doy cuenta de que hay cosas íntimas que están contadas con tal discreción que hoy casi no las entiendo ni yo mismo. No hay, pues, secretos “de verdadero interés”.

Mi vida no es una línea que va poco a poco para arriba, ni tampoco para abajo, aunque haya momentos muy complicados que den para pensar. Lo fundamental es que se trata de un círculo, un volver a empezar constante, y que siempre es lo mismo: ver-soltar-reafirmarse. Si ese círculo se ha convertido o no en una espiral para arriba, es algo sobre lo que tengo mis dudas. Me he visto repetitivo, sacando a relucir las mismas armas para poder seguir, y muy canso: supongo que quien leyera esos diarios se aburriría tanto que los dejaría muy pronto. Son claramente una herramienta de trabajo, no tienen sentido en sí mismas.
También me ha venido muy bien para revivir tantos momentos buenos… ¡Qué tendencia a reparar en lo malo y olvidar lo bueno, como si lo primero fuera más importante que lo segundo!… Ha habido tantos momentos buenos en mi vida…
Y luego he podido poner en solfa mis primeros juicios sobre personas y proyectos. Me he equivocado tantas veces… Lo que ocurre es que al leer me entraba una duda: no sé si en el fondo confiaba y apostaba para poder seguir, como si fuera una manera de animarme, y al final no ha salido lo que creía pero sí otra cosa, que no hubiera logrado a su vez si no hubiera apostado por algo que, finalmente, no salió. Y luego pensaba: qué importa, no salió esto pero sí luego aquello otro.
También me ha venido una enorme sensación de humildad a propósito de mis juicios sobre el futuro. La vida me ha desbordado por completo. Y en muchos momentos, lo reconozco en el propio diario, me he sentido guiado. En consecuencia, es como para pensar si uno es suficientemente competente como para dedicarse a consultor de desarrollo personal.
— ()–

política de privacidad de esta web
Enviando el comentario acepto la