Eugenio Ibarzabal

Inseguro

Publicado por el 06 Nov 2012, en Sin categoría

Estas últimas semanas han sido testigos de verdaderas malas noticias en Inglaterra. Se ha confirmado por los tribunales la responsabilidad de gravísimas torturas del ejército británico contra hombres y mujeres keniatas, sospechosas de colaborar con la resistencia armada de los años sesenta –Mau Mau-, recluidos en campos de concentración, y a los que llegaron a castrar utilizando herramientas para hacer lo mismo con los animales. Todo ello tan sólo veinte años después de las barbaridades nazis. Y lo ocurrido no es sino el comienzo de muchos otros casos que van a hacerse públicos en diferentes partes del mundo, por ejemplo en Chipre con la EOKA. Saldrá.

Al tiempo, se descubre que la policía manipuló lo ocurrido en el campo de futbol del Liverpool, y en el que murieron decenas de aficionados, culpándoles de su propio horrible final. Por último, se conoce que el presentador más popular de la BBC y un gran recaudador de fondos para obras de caridad, Jimmy Saville, muerto ahora hace un año, en realidad era un abusador de niñas en serie. Y nadie en la BBC, la institución más respetada de Gran Bretaña, dice saber nada. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra…

 En todo caso, creo que es evidente que el tratamiento de lo que se pide en Escocia nada tiene que ver con lo que está ocurriendo con Cataluña. Ya se sabe el argumento: no es lo mismo. Cuando interesa es lo mismo, y cuando no interesa no lo es.

Con la moral no demasiado alta, aprovecho las elecciones para darme una vuelta por el país, visitar amigos y trabajar un poco. La verdad es que venía con ganas de observar los sentimientos que provocaban en mí el escenario que tenía delante, tras cuatro meses de ausencia. Por simplificarlo de algún modo, me he sentido inseguro.

  • Inseguro porque como cada cual está pensando solo en sí, no sabes de donde te puede llegar el golpe. Me llama la atención las declaraciones de algunos jueces, que no tienen reparo alguno en decir que van a equilibrar algunas leyes que no les gustan, como la reforma laboral, aplicando su criterio, y no lo que la ley dice.
  • Inseguro porque cuando hablas con algunos que dicen estar mal, no hacen absolutamente nada para tomar decisiones y cambiar. ¿Estarán mal de verdad o hablan de cómo están los otros?… ¿A qué esperan, entonces?… Me llama la atención cuando dicen que “estamos pensando en”…Cuando escucho a los ingleses hablar de nosotros diciendo aquello de “mañana”, lo entiendo perfectamente.
  • Inseguro porque llego a un ayuntamiento y me encuentro rodeado de papeles de protesta y denuncias por todas partes, como si los que llegamos allí tuviéramos la responsabilidad de lo que les sucede. Y cuando uno de ellos me habla, me dice que no pueden soportar la presión a la que están sometidos, que todo es para mañana, que así no pueden trabajar bien ya que no pueden hacerlo a su aire. ¿Pero habrán hablado con alguno de los que viven y trabajan fuera de su estrecho mundo?…
  • Inseguro, porque tus consideraciones y tus posibles razones no interesan a nadie; las protestas y quejas de los demás no importan para nada al resto.
  • Inseguro porque hasta los militantes de los partidos políticos critican al suyo propio.
  • Inseguro porque cuando oigo hablar de separatistas  y de rebelión, simplemente me recuerda a épocas pasadas y me da mucho miedo. Para colmo vi el telediario que no había visto en diez meses y me pareció verle a Urdaci de nuevo.
  • Inseguro porque trato de llegar a un acuerdo con alguien que me engaña, y al que me voy a ver obligado a llevar a los tribunales, cosa que haré por primera vez en mi vida, y no recibo ni respuesta. Jamás pensé que llegaría a ello.
  • Inseguro porque leo que el crecimiento del empleo autónomo, algo verdaderamente estimado en el mundo occidental y palanca fundamental para la creación de empleo, está relacionado con “la desesperación y la economía sumergida”. Apaga y vámonos.

En el fondo, pienso: ¿somos verdaderamente conscientes de que algo ha cambiado de manera definitiva o no?…. En ocasiones me parece que no. Hay algo de falso en el ambiente, de no pisar todavía suelo, de no aceptar la realidad, de seguir hablando de culpables y esperar soluciones que deben darlas otros, deengañarse y de tratar de engañar a los demás. Toda la culpa la tienen, al parecer, las políticas de austeridad y los recortes, aunque todos piensan que el resto no hacía sino despilfarrar. Alguien me dice que todo el mundo está encogido. Es el “sálvese el que pueda”. Peligroso.

Me entrevisto con mis buenos amigos de ADEGI y trabajamos sobre la realización de talleres de comunicación interna para las empresas guipuzcoanas, a celebrar en el primer trimestre del año. Ya lo hicimos antes y es un trabajo que me parece que puede ser práctico y eficaz. Creo que puedo ayudar y le encuentro mucho sentido en el momento actual. Luego dirijo un Taller de Innovación personal en Pamplona, en la Escuela de Gerentes, con mis buenos amigos de ANEL, y la verdad es que me parece que avanzamos. Salgo contento. En Madrid, la Institución Teresiana, con la que me siento muy cómodo, hablamos de su Plan Estratégico. Y mientras tanto, doy vueltas y vueltas al próximo libro.

También visito las bodegas de Txus y Kepa, en Tierra Estella, y me quedo prendado de las vistas del entorno, de la pasión de Txus Macías por lo que hace, de su buen vino ecológico, Aroa, de la delicadeza con la que la señora me sirve la comida en el restaurante. Las fotografías son de allí y si les sirve de publicidad, me alegro mucho.

Por último me encierro en Loyola haciendo yoga, sólo, con 23 mujeres. El taller lo imparte Arantxa G. Etxezarreta. Entrega total por parte de ella. Me miran de un modo un poco extraño, como diciendo “pobre”, y me preguntan varias veces si estoy bien entre tanta mujer. Les contesto que mucho mejor de lo que ellas creen. No parecen del todo seguras de mi respuesta.  Me llama la atención el afecto y la comunicación entre ellas. Han construido una red de apoyo. Se ayudan. Mujeres de tres generaciones. Pienso que los hombre no somos capaces de hacer nada de eso, aunque tengamos los mismos problemas o incluso mayores. Sé que voy a generalizar, pero creo que los hombres hablamos con ellas con mucha más franqueza que la que ellas utilizan con nosotros, pero entre ellas se comunican mucho mejor. Sé en todo caso que hay hombres que se comunican mejor con mujeres que con hombres; y mujeres que prefieren hablar con hombres que con mujeres. Pero el clima que observé en Loyola era de mujeres; los hombres no podemos alcanzarlo. A pesar de lo dicho, conseguí un magnífico contacto para aprender a cocinar recetas vegetarianas.

He comido un pescadomagnífico, me he reído con algunos de los amigosa los que tanto quiero, y he disfrutado de los paisajes de mi país. Y aprovechando de que nadie se daba cuenta, sin apenas llamar la atención, me he vuelto a Brighton, donde otra mujer me esperaba y donde me siento bastante más seguro. Pero también obtengo otra conclusión: circunstancias como las actuales son las que nos permiten vernos como de verdad somos. La realidad actúa de espejo. Sólo cuando los monos se suben al árbol podemos verles el culo; pero seguimos sin ver que el nuestro es tan feo como el de los demás.

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