Eugenio Ibarzabal

Desde Roma

Publicado por el 16 Jun 2008

Aprovechando un descanso en Madrid, me veo la muestra “Los Horrores de la Guerra”, de Goya. Me gusta mucho la pintura, y de siempre he tenido más pasión por Velazquez y por Rembrandt. Pero ya no. Tengo la impresión de que Goya lo captó todo, se enteró de todo y se atrevió a ir hasta el final. Nos mostró tal y como somos. Nos retrató a todos, o al menos, como podemos llegar a ser todos, los unos y los otros. Es como si nos mostrara un espejo. Se aprende más en una visita a esta colección que leyendo decenas de libros memorables. Por favor, si tienen la oportunidad, no se lo pierdan.

Entrevistas con dos buenas empresarias. Lo han conseguido todo: ser eficaces, humanas y femeninas. Aprendo. Insistencia en hacer bien lo primero, dejar los marcos claros desde el principio, focalizar en lo que toca en lugar de en lo que gusta, explicar lo que se cree sin miedo y mantener siempre los acuerdos. Funciona: no hay más que ver sus empresas.

Asisto a un acto de presentación de la memoria de una compañía. Acuden representantes institucionales. Discursos. Me pueden gustar, inspirar y entretener unos más que otros. Hasta ahí no hay problema. Lo que me pregunto es porqué, en algún caso, se hacen referencias chistosas y de mal gusto en relación con Dios. Se puede creer o se puede no creer. Nos toca respetar. También toca respetar la fe de los creyentes. De la misma manera que no tenemos porqué aceptar bromas de mal gusto sobre la mujer, los homosexuales, las culturas de personas de otras razas o ideologías diferentes a la nuestra, me parece que lo mismo debería ocurrir sobre las creencias religiosas. Será tal vez una minoría más; de acuerdo. Pero eso no impide dar por supuesto que todos los miembros de la sala piensan como uno y poder decir lo que venga en gana. Es una opinión más. En este caso, la mía.

Escribo desde Roma, donde estoy escribiendo, paseando y comiendo bien. Había olvidado el maravilloso olor del jazmín. Por cierto, no olviden este restaurante si se animan a venir un día por aquí: “Nino”, Vía Borgognona 11. Muy cerca de la Plaza de España. Un auténtico placer. Volveré a casa con una conferencia y un seminario nuevo. “Volver a empezar” se convertirá en un seminario a partir de Septiembre, y un adelanto será la conferencia en Urkide del próximo miércoles 18.

La mar de bien.

Pensando en Hillary

Publicado por el 09 Jun 2008

Comenzamos a trabajar varios proyectos de innovación con empresas. Una es Kulturbide SL. Se dedican a cosas que es la primera vez que tocamos, como son los Deportes de Aventura, entre otras cosas. Y si además de nuevo, te encuentras con gente joven y animosa, la verdad es que uno no sabe bien si les ayudas a ellos o más bien son ellos los que le ayudan a uno, contagiándonos su entusiasmo. Un verdadero placer.

Hace tiempo que no compro periódicos durante la semana, salvo excepciones. Sin embargo me gusta leerlos mientras como sólo en mi restaurante preferido, un vegetariano. Un consejo es leerlos, si se leen, al mediodía, o mejor incluso a la noche, para comprobar que si por la mañana parece que se cae el mundo al leer algunos titulares, a lo largo del día el mundo no solo se sostiene sino que incluso no parecen afectarle mucho algunas de las calamidades con las que algunos medios nos deleitan cada día. Pero si no se leen, tampoco pasa nada. A las pruebas me remito. En todo caso, es tal la sensación de que la irresponsabilidad y el egoísmo se han adueñado de nosotros, que a veces no leer prensa es simplemente decir NO y resistir al desánimo y a la desolación.

Estamos terminando el Plan Estratégico de Irun, y me está llamando la atención la serenidad de los equipos. Si se ofrece un sistema de trabajo, la gente nos encontramos cómodos. Opinamos, observamos otros comentarios, algunas veces incluso cambiamos de opinión y aprendemos de los demás, se llega a gusto a una opinión mayoritaria y se sigue adelante. Sensación de que hemos aprovechado la tarde. A veces hay que ser un poco tosco por parte del facilitador para cumplir los horarios, pero hasta esto creo que nos gusta: salir a la hora con los deberes hechos.

Esta semana me he acordado mucho de Hillary Clinton. He recordado cómo algunos dijeron que iba a ganar y por qué, y cómo esos mismos han justificado que haya perdido y por qué. Nada que ver lo uno con lo otro. ¿En el fondo, no es un triunfo que haya perdido ante alguien que representa un grupo todavía más marginal?… Y ahora todo el debate, en apariencia, se ha convertido en cómo encontrarle una salida personal. Imagino su sufrimiento de orgullo herido. Le deseo lo mejor. Pero la vida nos ha demostrado también, una vez más, que no todo está ganado o perdido de antemano. Es por eso que me agrada lo ocurrido con Obama; por eso, y porque muchos jóvenes negros no van a tener excusas para poder decir que no tienen futuro. En este sentido, el triunfo de Obama es ejemplar.

Ha muerto Pierre Fougeyrollas. Si ya sé que no lo conocen. Pero yo sí: fue un autor que me sirvió de introducción al marxismo, cuando era joven. Felizmente, lo ponía en cuestión. Pero mi sorpresa ha sido grande al ver la evolución ideológica de este hombre: desde el cristianismo, pasando por el marxismo, renegando de él, luego la defensa de la negritud y finalmente volviendo a un cierto comunismo final. ¿Cuando uno pasa por cinco o seis sitios diferentes, cómo puede seguir aún pontificando?…

Como con una amiga, que me cuenta cómo ha perdonado la infidelidad de su marido, y me quedo aún más admirado de ella. Pero lo que más me llama la atención es observar que, al perdonar, se ha liberado del dolor que padecía. ¿No será que perdonar, lejos de ser la muestra mayor de entrega, sacrificio y olvido de uno mismo, es la cosa más racional y práctica que se puede hacer para sobrevivir en este mundo miserable y mezquino?… Alguien dijo que “lo moral es lo conveniente”. Supongo que se refería a eso. Era un hombre que sabía de lo que hablaba. Era Marco Aurelio.

Resumen de la semana

Publicado por el 02 Jun 2008

Comienzo la semana con una reunión de equipo a las 8.30 de la mañana. Me habían indicado que están muy ocupados y que han de terminar para las 11.30. Al llegar a la reunión veo tales caras de desinterés que cambio todo el plan de trabajo. Consciente de que buena parte de ellos no quieren hacer nada, tomo la iniciativa y lo hago casi todo. Resultado: termino la reunión para las 10 de la mañana. Se quedan sorprendidos, al tiempo que yo pienso en cómo serán en sus respectivas casas. Leo las evaluaciones. Hay de todo, pero hay quien me pone un 2. Por cierto: todas las posibilidades de mejora que proponen son las que tienen que hacer los demás. No quisiera estar en su piel.

Charla con Josune Bereziartu y Rikar Otaegi. Preparamos nuestra próxima conferencia juntos en Vitoria y hablamos de la muerte de Iñaki Ochoa de Olza, al que conocían bien. ¡Qué generosidad la de los montañeros que intentaron salvarle!… Murió por intentar escalar una vía más difícil. Ha hecho y vivido la vida que quiso, practicando lo que le gustaba y sabía hacer, humildemente, sin hacer daño a nadie.

Nuevo equipo por la tarde. Me encuentro con algún joven que me impresiona por su madurez. Es como si dijeras: “éste sabe lo que quiere”. Le preguntas por qué se dedica a lo que se dedica, y me contesta que por ideas, y me las cuenta. Hay de todo, pero también hay gente así.

Entrevistas con altos directivos y gentes de empresa. Una preocupación que late: ¿merece la pena estar tirando todo el santo día de los demás?… Unos solo tienen obligaciones y la gran mayoría derechos. Cuando salgo de alguna de las entrevistas, me pregunto: ¿no se irá a producir en algún momento la rebelión de los líderes, como si llegaran a decir: hasta aquí hemos llegado?… Leo los resultados de Institutos de sondeos en Francia: no hay una mayoría clara que apoye las reformas en Francia. Es muy posible que incluso al Gobierno más comprometido una mayoría de la sociedad le puede dejar complatamente solo. 56% de los franceses no parece estar de acuerdo con que disminuya el número de funcionarios. Increíble pero cierto.

Sesión de “coaching” con un directivo. Alguien especial. Valores. Me impresiona. Qué placer es trabajar con gente buena.

Un entrevistado me indica que no quiere hablar más de amenazas, sino exclusivamente de oportunidades. Le comprendo tan bien… Es la ley del “boomerang”. Lanza todo lo que se te ocurra. Aprovecha lo que tengas delante, siempre y cuando creas que puedes aportar algo. Funciona. O al menos, es lo que me ha funcionado a mí. Una amiga me deja un viejo libro de Dale Carnegie, encontrado en una biblioteca de su abuela. Lo leo y me agrada. Si está ya todo dicho, pienso, y además de una manera simple, práctica y con ganas de ayudar. En ocasiones, la aportación de los europeos es sembrar dudas y complicarlo todo. En el fondo, falta de compromiso. Excusas para no hacer. Por eso unos tiran hacia delante y otros se estancan.

Entre amigos y entre hostiles

Publicado por el 26 May 2008

Agradable cita en un caserío maravilloso con viejos alumnos. ¡Qué más se puede pedir!… Jaime, Xabi, Marina, Aner, Josune… Son jóvenes, se ríen, cuentan cosas nuevas, están comprometidos, dicen lo que piensan… y encima algunos de ellos cocinan francamente bien. Tal vez ellos cargaron pilas conmigo hace años; ahora soy yo el que las cargo gracias a su compañía. Sin embargo, y a pesar de la diferencia de edad, una preocupación coincidente, ellos y yo: el ansia de seguridad que manifestamos, como si necesitáramos tener asegurados los treinta años siguientes para empezar a vivir el presente y permitirnos tomar algún riesgo hoy. Siempre he escuchado que una persona que envejece se caracteriza, entre otras cosas, por primar ante todo la seguridad. Ahora da la impresión de que la sociedad envejece más pronto, porque piensa a pensar en términos de seguridad mucho antes. En realidad, en ocasiones, al escuchar algunas opiniones –y no precisamente la de mis amigos- da la impresión de que algunos no han sido jóvenes nunca: han pasado directamente de la infancia a la vejez. Estoy seguro de que exagero. Ojalá sea así.

Y mientras tanto, equipos, equipos y equipos, y en ellos personas, personas y personas. Contaré algunas experiencias:

  • Los que peor se comportan, los menos generosos y los más pobres en ideas son precisamente los que se muestran luego más agresivos. He llegado a la siguiente conclusión: se cargan de agravios para justificar su actuación. Cuanto más pobre es su actuación, más agresivos necesitan mostrarse. Se trata de atemorizar al contrario para evitar que alguien les ponga en evidencia. Contrapesan su falta de generosidad con ofensas que sólo ellos entienden.
  • Si es concreto lo que se alcanza, tratarán de ampliarlo hasta que abarque tanto que sea algo general e inalcanzable. Y si es general, dirán que es muy poco concreto.
  • Si observan que se está llegando a una alternativa que puede afectarles, dirán que está muy bien pero inmediatamente tratarán de introducir todos los “y si”s posibles, tratando de demostrar que se trata de algo que no resuelve todas y cada una de las posibilidades que puedan darse, sean éstas excepcionales o no. O se arregla todo, hasta lo que aún no ha ocurrido, o nada. Lo que tratan de lograr es que no se haga nada, obviamente.

Paciencia y distancia.

De Sicilia a Barcelona

Publicado por el 12 May 2008

Vengo de Sicilia donde he pasado unos días recogiendo materiales, dejando funcionar a la intuición, comiendo estupendamente bien y paseando por algunas de sus ciudades. Iba bien orientado por mi buena amiga Renata Piazza, y Taormina, Siracusa, el Valle de los Templos de Agrigento, Trapani y sobre todo la amabilidad de la gente siciliana, fueron argumentos más que suficientes para recobrar la perspectiva, descansar y disfrutar mucho. Altamente recomendable.


Luego la vida me ha mostrado sus colores más diversos, con fallecimientos muy cercanos, que me han hecho recordar aquello de Montaigne: “aprender a vivir es aprender a morir… y aprender a morir es aprender a vivir”… Es difícil mantener en esos momentos el perfil del espectador, pero dudo que haya momentos en los que las lecciones son más evidentes. Veremos cuánto nos duran…

Y luego Barcelona. La última conferencia del circuito, en compañía esta vez de María Vasco, auténtica, lo mismo que su marido José Antonio, ambos marchistas y personas ejemplares. Saco una conclusión. Si algo ha llegado a las más de mil personas que han asistido a estas conferencias, es la reflexión sobre “haz lo que te toca; no lo que te gusta”. Es más, he tenido la impresión, por las reafirmaciones que he recibido, que el mensaje que me enviaban muchos era algo así como: “no te lo reconoceré en público, pero estoy totalmente de acuerdo. Es la manera de que la sociedad sea habitable. Continúa por ahí”. Estoy pensando en plasmar todo ello en un pequeño libro. De hecho, ya he escrito el primer capítulo.

Pero lo que más me está llamando la atención son algunas lecturas del libro “Volver a empezar”. Son bastante los que están haciendo una lectura autobiográfica del autor. Diré algo: todo lo que ahí se dice es verdad; todo lo que ahí se dice es falso; y ambas cosas, curiosamente, son ciertas. Creo que en el fondo es una versión actualizada de la parábola del hijo pródigo. Y punto. Pero para escribir eso, uno necesita armarlo de recursos propios, y uno tiene los que tiene, y los aprovecha. Me gustaría que cuando uno trata de señalar algo con el dedo, los lectores no se quedaran mirando al dedo. Es anecdótico. Y no van a acertar. Al final, uno ya no sabía qué era mío y qué no. En consecuencia, difícilmente lo van a saber otros.

Conferencia en Madrid

Publicado por el 28 Abr 2008

Nueva conferencia. Esta vez en Madrid. Cuatrocientas personas. Un ambiente formidable. Esta vez en compañía de la regatista olímpica Theresa Zabell, voluntad y constancia hecha mujer. Un ejemplo. Pocas veces he tenido la sensación tan rotunda de estar cómodo dando una conferencia; como si todos -publico y ponente- fuéramos un mismo equipo que simplemente comparte experiencias. Hay silencios en los que te das cuenta que todos estamos “ahí”. Vivimos tan dispersos, cuando no enfrentados, y de repente logramos una cierta conjunción y unanimidad. Emocionante. La impresión que da es que finalmente a todos nos pasa lo mismo, que la naturaleza humana es lo que es y que nos hacemos sufrir mucho, pero también que se pueden hacer cosas, que esas cosas funcionan, y que al final del camino, cuando llegue, sólo quedará la satisfacción de poder decir: “al menos, por mí no quedó”…

Un gran amigo y gran persona, al que quiero mucho, me escribe a vuelapluma sus impresiones del libro “Volver a Empezar”:
“ Parece que es el prójimo el que nos salva de casi todo, el buen “prójimo”. Y que el prójimo aparece cuando tiene que aparecer. Cuando a uno no le quedan más narices que escuchar, que no oír. Que hay esperanza para cambiar. Que se puede mirar otra vez la foto de tu propia historia pero con mayor agudeza visual, sea grande o pequeña, y que siempre hay detalles que mirar. Olvidarse de grandes enfoques y saber contemplarlo mejor. Que la intuición es sana y también la reflexión. Y que me ha gustado leerlo……y que de vez en cuando leeré esas “páginas con la esquinita doblada”.

Me emociono al observar que tocas, que te reconocen que les has tocado y que, lejos de molestar, da la impresión de que les ha hecho bien. ¿Qué más puedo pedir?… Esta semana, no sé porqué, ha sido semana de grandes reconocimientos: cartas, regalos, frases agradables que no tengo duda alguna de que son sinceras, y mucha gente amable alrededor. Para colmo, un grupo ecologista al que me toca escuchar y entender sus razones, apasionado y respetuoso conmigo, termina regalándome una caja de sidra y un buen queso. Pocas veces puedo decir con más fuerza que, a veces, trabajar puede convertirse en un gran placer.

Leo las declaraciones de Benedicto XVI en los EE.UU. a propósito de los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes. Pide perdón, habla de reconciliación, de amor auténtico, distinguiendo homosexuales de pederastas, matizando y precisando. Me gusta. También me gustaría que los obispos españoles hablaran más de amor, de reconciliación y de perdón, que distinguieran y que precisaran. Pueden hacer tanto bien…, o tal vez mejor, pueden evitar tanto mal…

Me voy a Italia, y no precisamente porque haya ganado Berlusconi.

Conferencia en San Sebastián

Publicado por el 20 Abr 2008

En un ambiente formidable, con el Kursaal lleno, en torno a las seiscientas personas, desarrollé la conferencia sobre “Innovación Personal”, precedida por la de Josune Bereziartu. A continuación, he aquí algunas de las ideas expuestas:

1.- Asume lo que te toca; no lo que le te gusta.
2.- Clarifica bien en qué consiste tu trabajo, y hazlo al principio. Esto vale también para que lo hagas con los que trabajan contigo.
3.- Aprende a hacer bien las preguntas.
4.- Ensancha el ahora si es que quieres aprovechar tu tiempo.
5.- Identifica momentos de paz y momentos de turbulencia. No tomes decisión alguna cuando te encuentres “revuelto”.
6.- Aprende a discernir bien.
7.- Descubre para qué vales.
8.- El enemigo es el Ego. Descúbrelo y compruébalo.
9.- La innovación tiene como base el orden y la disciplina. Son las dos caras de la moneda de la mejora.
10.- Una vez clarificado el qué no le des más vueltas, y concéntrate en el cómo.

Libro distribuido y a la espera de comentarios. Ahora, a por la conferencia en Madrid, el próximo jueves. Uno ha hecho lo que le tocaba. El resto ya no depende de mí. En todo caso, “que me quiten lo bailado”…

Como niños

Publicado por el 13 Abr 2008

Uno de estos días me encontré con un papel en el que se ofrecían consejos para maleducar a los hijos. En realidad llegaba a decir que eran para formar delincuentes. El objetivo final, obviamente, no era ése, sino el contrario: decir qué no hay que hacer para evitar que nuestros niños y niñas terminen siendo un seres insoportables. Me hizo pensar y traigo hasta aquí algunos de esos consejos:

  • Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
  • No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
  • Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto le animará a hacer cosas más graciosas.
  • No le regañe nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
  • Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropas, juguetes… Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

Y así hasta diez.

He dicho que me hizo pensar porque, inmediatamente, me vino a la cabeza porqué esos consejos son solamente válidos para nuestros hijos y no para todos nosotros a lo largo de nuestra vida. Los apliqué a una organización y a una sociedad. Dirían así:

  • Exijamos que se nos dé todo lo que se nos ocurra, aunque tan sólo esté justificado en que el de al lado ya lo tiene y/o todos queremos más . Así seguiremos convencidos de que el mundo entero nos pertenece.
  • No nos preocupemos por ofrecer educación ética o espiritual a las personas que nos rodean o compartan nuestro trabajo. Ofrezcamos exclusivamente formación “práctica”. Lo otro es un algo particular de la persona, voluntario y en los ratos de ocio.
  • Cuando alguien diga o haga barbaridades, por ejemplo, incumplir obligaciones, riámonos o a lo más callémonos. Hay que respetar. Esto nos animará a todos a decir o hacer cosas aún más bárbaras.
  • No dejemos que alguien nos regañe nunca ni nos diga que está mal algo de lo que hacemos. Podría crearnos complejos de culpabilidad (en este caso, es literal).
  • Encarguemos sobre las espaldas de los de siempre –los buenos, los que cumplen siempre- aquello que escapa por un milímetro al manual de funciones entendido como el “mínimo minimorum” por los que no cumplen … Así nos acostumbraremos a cargar la responsabilidad sobre los demás.

¿Y no sería razonable tratar como a niños a los que se comportan como niños a lo largo de su vida?… Si lo tenemos claro con respecto a nuestro hijos, y lo hacemos por su bien, a la vista de la experiencia, ¿por qué no también luego?…

Esta semana he disfrutado del momento más emocionante para un escritor: la de tener entre las manos los primeros libros recién salidos de la imprenta. Creo sinceramente que no hay un momento mejor. Estoy inmerso en la preparación de las conferencias. Para el jueves 17, en el Kursaal de San Sebastián, hay ya inscritas cerca de quinientas personas.
Como podéis observar en nuestra página WEB “Volver a empezar” está ya a la venta por Internet. Nos apetece comprobar el resultado… y los primeros comentarios. He comenzado con “Sale el espectro”, de Philip Roth. Me gusta lo que escribe, no lo puedo negar.

Parar, templar y mandar

Publicado por el 06 Abr 2008

Una comida apasionante con especialistas en tratamiento y motivación con jóvenes en conflicto, y en situaciones dramáticas, con frecuencia víctimas de su propia situación familiar. No soy ni taurino ni antitaurino, pero me vienen a la memoria las tres grandes fases de una gran actuación: parar, templar y mandar. Se lo planteo a ellos. Alguna vez he tenido esa intuición; ahora la lanzo como una idea y la verbalizo por primera vez.

PARAR. En efecto, al igual que con el toro, es preciso que ese joven cumpla mínimos, pruebe límites, y que lo aprenda vivenciándolos, de modo que pueda constatar que si no lo hace, vea que eso tiene consecuencias. Es como si se le hace pasar de unas reglas –las que trae de la calle- a otras nuevas. Es hacerle ver que su descontrol como respuesta, sus estrategias antiguas no sirven para nada. Ellos, y ellas, son personas superdotadas en tocar el aspecto emocional de los profesores. Pero se les hace ver que si no cumplen esos mínimos, lo que va a ocurrir es previsible, porque han entrado en unas nuevas reglas de juego, que han de cumplir. Los profesores van a ganar gracias a autoridad más que de poder.

Hay un momento en que, es duro decirlo, son vencidos y humillados. Es entonces cuando empieza la segunda fase.

TEMPLAR. Sólo si son primeros vencidos pueden pasar luego a ser convencidos. Han sido parados, ahora empiezan a caminar, y tiene que haber itinerarios, niveles: 0, 1 y 2. Y para pasar de un nivel a otro han de saber cómo hacerlo: hay reglas de juego claros. No hay trampas. Ellos mismos se autoevalúan. Son como escalones que han de subir. Por una parte esos escalones son retos y por otra parte satisfacciones: empiezan a descubrir que “yo soy capaz”. Comienza una carrera profesional y humana. Tiene que haber heterogeneidad, es decir, uno sube y se sabe porqué, y otro no, y está claro porqué no.

Empiezan a palpar que sirven, que son útiles. Y si cumplen, sacan ventajas. Es decir, para sentirse motivado encuentran un motivo, y ese motivo contiene ventajas. O dicho de otro modo: les conviene.

MANDAR. Sé que la palabra es dura, pero si se quiere podemos utilizar CONDUCIR. En cierto momento hablamos de que una persona tenía que conducir a la otra en el baile, y la clave era la confianza. Cuestión importante: inmediatez de los recursos, de las respuestas, de los controles. Acicate grupal: se fuerza a que el grupo cumpla objetivos, para lo cual tienen que cumplir cada uno de los que forman parte del grupo. Y todos los profesores se comportan del mismo modo.

Todo ello efectuado desde una doble vertiente: AFECTIVIDAD y DISCIPLINA. Los discursos no valen. Y a partir de aquí TOCAR allí donde se vea que haya algo que hace moverse a esa persona: aspectos laborales, amistades, enamoramientos, mínimos, capacidades, ventajas, sentirse útiles. Y todo ello identificado a través de la ESCUCHA y la ACEPTACION.

Me hizo pensar, y algo me dice que las traslaciones a otros escenarios son posibles, con las distancias necesarias. Y algo fundamental: que los programas de acogida son claves. Es ahí donde se debe producir, en su caso, la fase de PARAR. Porque si no se le para al principio, luego no hay nada que hacer. Me lo estaban contando profesionales con veinte años de experiencia.

Cambiando de tema: me gustó mucho más la película “Seda” que el libro original de Alessandro Baricco. Y por otra parte, he pasado un buen rato leyendo “El poder del ahora”, de Eckhart Tolle. Sé que es un clásico, pero no lo conocía. Absolutamente recomendable.

Algunas preguntas a Mario Conde

Publicado por el 31 Mar 2008

Me quedé a ver la entrevista con Mario Conde. No la voy a juzgar. No soy quién. Tan solo voy a tratar de describir lo que percibí, fijándome en lo que dijo, en lo que no dijo y en su lenguaje corporal, que a su vez dice… y mucho. Algunas de las preguntas que hago son las que me hubiera gustado haberle hecho en ese momento.

  • En Mario Conde se puede apreciar la marca del sufrimiento. Físicamente. Los surcos de su cara me llamaron la atención. No eran simplemente las de un hombre que ha perdido peso, que se puede recuperar, sino la expresión de algo ya irrecuperable. Dudo que alguien dijera que ha salido tan pimpante de la cárcel. No, se aprecia que ha sido muy duro.
  • Me llamó la atención su autocontrol mental. Se contenía constantemente: sus manos le delataban. Apenas sonrió.
  • Son varias las personas que se han dado cuenta de que no se arrepintió de nada. Es cierto. ¿Tenía que hacerlo?… ¿Y tenía que hacerlo en ese escenario, un circo?… Pero hay otra cuestión. Lo haya dicho o no, ¿se habrá arrepentido interiormente de algo?… ¿Habría repetido tal alarde de visibilidad, o hubiera dicho ahora que una persona de negocios no debe salir en medios?… ¿Seguirá pensando hoy que si no sales en medios es que como si no hicieras nada, que si no se vende es como si no se existiera?…
  • Es sin duda hombre inteligente: entró en la cárcel con la situación visualizada, y desde el mismo día se situó en la nueva situación, tratando de sacar lo mejor de la situación. Se trata exactamente de eso. Y él lo hizo.
  • Pero en esta vida no sólo cuenta ser inteligente: dijo que lo que le pasó luego estaba previsto y escrito en su discurso del Doctorado Honoris Causa en la Complutense. Si fue así, ¿cómo no fue capaz de evitarlo?…
  • En ese discurso hablaba de que nadie debería escapar al control de los demás, tampoco los mejores. ¿Se refería a él?… ¿Fue tal vez esta la razón por la que cayó, porque no hubo quien le controlara en aquellos primeros momentos?…
  • Alguien que le conocía muy bien me dijo de él hace ya muchos años que su problema es que “se hizo un personaje antes de ser persona”… Y hace falta ser incluso mucho más inteligente que él para dominar a la fiera que todos creamos en un determinado momento.
  • La inteligencia no es un mérito: es como ser guapo o feo, alto o bajo, haber nacido aquí o allá. Es un dato. El criterio no es ése. Lo único importante es lo que haces con ello: y es evidente que hay “lúcidos” que se destrozan. El político más inteligente que he conocido en mi vida se hundió, y lo hizo él mismo.
  • ¿Cuándo se hace el balance en la vida de una persona?… El ejemplo de Conde es claro: según el momento en que introducimos el termómetro el juicio puede ser uno u otro. Una vida admirable en un momento, un desastre profesional luego, una vida de sufrimiento más tarde… ¿Cuándo juzgar una vida?… ¿No será mejor que no sepamos ni el día ni la hora, luchar y confiar?…
  • Lo cierto es que ha salido del hoyo, y si es verdad como dijo, sin “tumores en el alma”, en ese caso sí es realmente admirable. Entonces sí que podrá decir: “hubo pena, pero mereció la pena”…
  • A la vista de lo que luego sucedió, ¿quién estaba más acertado, su mujer o él?…
  • ¿Cuántos de los que hoy le desprecian y no quisieran saber nada de él, en su momento le admiraron y en el fondo, pudiendo hacerlo, quisieron ser y hacer lo que él?… En el fondo, ¿su figura no es un buen espejo en el que mirarnos un poco todos?…