Eugenio Ibarzabal

Entre amigos y entre hostiles

Publicado por el 26 May 2008, en Sin categoría

Agradable cita en un caserío maravilloso con viejos alumnos. ¡Qué más se puede pedir!… Jaime, Xabi, Marina, Aner, Josune… Son jóvenes, se ríen, cuentan cosas nuevas, están comprometidos, dicen lo que piensan… y encima algunos de ellos cocinan francamente bien. Tal vez ellos cargaron pilas conmigo hace años; ahora soy yo el que las cargo gracias a su compañía. Sin embargo, y a pesar de la diferencia de edad, una preocupación coincidente, ellos y yo: el ansia de seguridad que manifestamos, como si necesitáramos tener asegurados los treinta años siguientes para empezar a vivir el presente y permitirnos tomar algún riesgo hoy. Siempre he escuchado que una persona que envejece se caracteriza, entre otras cosas, por primar ante todo la seguridad. Ahora da la impresión de que la sociedad envejece más pronto, porque piensa a pensar en términos de seguridad mucho antes. En realidad, en ocasiones, al escuchar algunas opiniones –y no precisamente la de mis amigos- da la impresión de que algunos no han sido jóvenes nunca: han pasado directamente de la infancia a la vejez. Estoy seguro de que exagero. Ojalá sea así.

Y mientras tanto, equipos, equipos y equipos, y en ellos personas, personas y personas. Contaré algunas experiencias:

  • Los que peor se comportan, los menos generosos y los más pobres en ideas son precisamente los que se muestran luego más agresivos. He llegado a la siguiente conclusión: se cargan de agravios para justificar su actuación. Cuanto más pobre es su actuación, más agresivos necesitan mostrarse. Se trata de atemorizar al contrario para evitar que alguien les ponga en evidencia. Contrapesan su falta de generosidad con ofensas que sólo ellos entienden.
  • Si es concreto lo que se alcanza, tratarán de ampliarlo hasta que abarque tanto que sea algo general e inalcanzable. Y si es general, dirán que es muy poco concreto.
  • Si observan que se está llegando a una alternativa que puede afectarles, dirán que está muy bien pero inmediatamente tratarán de introducir todos los “y si”s posibles, tratando de demostrar que se trata de algo que no resuelve todas y cada una de las posibilidades que puedan darse, sean éstas excepcionales o no. O se arregla todo, hasta lo que aún no ha ocurrido, o nada. Lo que tratan de lograr es que no se haga nada, obviamente.

Paciencia y distancia.

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