Como niños
Publicado por Eugenio Ibarzabal el 13 Abr 2008, en Sin categoría
Uno de estos días me encontré con un papel en el que se ofrecían consejos para maleducar a los hijos. En realidad llegaba a decir que eran para formar delincuentes. El objetivo final, obviamente, no era ése, sino el contrario: decir qué no hay que hacer para evitar que nuestros niños y niñas terminen siendo un seres insoportables. Me hizo pensar y traigo hasta aquí algunos de esos consejos:
- Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
- No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
- Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto le animará a hacer cosas más graciosas.
- No le regañe nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
- Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropas, juguetes… Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
Y así hasta diez.
He dicho que me hizo pensar porque, inmediatamente, me vino a la cabeza porqué esos consejos son solamente válidos para nuestros hijos y no para todos nosotros a lo largo de nuestra vida. Los apliqué a una organización y a una sociedad. Dirían así:
- Exijamos que se nos dé todo lo que se nos ocurra, aunque tan sólo esté justificado en que el de al lado ya lo tiene y/o todos queremos más . Así seguiremos convencidos de que el mundo entero nos pertenece.
- No nos preocupemos por ofrecer educación ética o espiritual a las personas que nos rodean o compartan nuestro trabajo. Ofrezcamos exclusivamente formación “práctica”. Lo otro es un algo particular de la persona, voluntario y en los ratos de ocio.
- Cuando alguien diga o haga barbaridades, por ejemplo, incumplir obligaciones, riámonos o a lo más callémonos. Hay que respetar. Esto nos animará a todos a decir o hacer cosas aún más bárbaras.
- No dejemos que alguien nos regañe nunca ni nos diga que está mal algo de lo que hacemos. Podría crearnos complejos de culpabilidad (en este caso, es literal).
- Encarguemos sobre las espaldas de los de siempre –los buenos, los que cumplen siempre- aquello que escapa por un milímetro al manual de funciones entendido como el “mínimo minimorum” por los que no cumplen … Así nos acostumbraremos a cargar la responsabilidad sobre los demás.
¿Y no sería razonable tratar como a niños a los que se comportan como niños a lo largo de su vida?… Si lo tenemos claro con respecto a nuestro hijos, y lo hacemos por su bien, a la vista de la experiencia, ¿por qué no también luego?…
Esta semana he disfrutado del momento más emocionante para un escritor: la de tener entre las manos los primeros libros recién salidos de la imprenta. Creo sinceramente que no hay un momento mejor. Estoy inmerso en la preparación de las conferencias. Para el jueves 17, en el Kursaal de San Sebastián, hay ya inscritas cerca de quinientas personas.
Como podéis observar en nuestra página WEB “Volver a empezar” está ya a la venta por Internet. Nos apetece comprobar el resultado… y los primeros comentarios. He comenzado con “Sale el espectro”, de Philip Roth. Me gusta lo que escribe, no lo puedo negar.