Eugenio Ibarzabal

YA FALTA POCO. Diario de Enero.

Publicado por el 31 Ene 2015

Visito St. Mary Redcliffe, en Bristol. Algunas iglesias, a determinadas horas, son excepcionales lugares de paz en un mundo de caos. Uno puede entrar, sentarse, rezar o no, y en todo caso, por un momento, ser. No hacer, sino ser. En ésta, además, como en tantas otras que uno visita por primera vez, le es ofrecido disfrutar de un paseo a través de sus naves, obras de arte y, sin quererlo, de trozos de su historia. Esta vez me encuentro también con una sorpresa: en la entrada, observo las fotografías y los nombres de los sacerdotes, del staff de gestión y de los voluntarios. Sacerdotes y laicos a la misma altura; unos a la izquierda y otros a la derecha. Luego, los servicios que prestan, las revistas que publican, y los teléfonos y los correos de contacto. Una invitación, una acogida, respetuosa y sencilla. He propuesto muchas veces la importancia de la acogida a muchos párrocos y sacerdotes, pero no he tenido demasiado éxito. Dicen que ya lo hacen. Y tal vez sea verdad.
Encuentro asimismo un péndulo y una inscripción:

Iglesia
“El agua cae lentamente en el centro de un canal transversal, que se inclina a un lado o a otro para dejarla marchar. ¿Pero hacia qué lado se inclinará? Ni con la ayuda de toda la ciencia del mundo se puede predecir. Así es el mundo. Este pequeño dispositivo representa una nueva manera de verlo. Los científicos le llaman el caos. Algunas personas buscan certidumbres sobre las que basar sus vidas. Pero cada vez nos damos más cuenta de que nuestro conocimiento nunca nos dará la seguridad total. Esta máquina es un buen ejemplo. El mundo es un lugar aún más maravilloso y sorprendente de lo que jamás podríamos imaginar”.

Salgo mejor de lo que he entrado. Doy las gracias.

Al día siguiente nuestro hijo nos lleva a un monte cercano. Subimos el Pen Y Fan, que no llega al millar de metros. Me cansa el final y miro a mi hijo. Cuando era pequeño y le llevaba al monte, no se me ocurría otra cosa que decirle ante sus quejas:
“Oso gutxi falta da (ya falta poco)”.
Esta vez ha sido él quien, suavemente, con mucho cariño, ante una mirada mía, me contesta del mismo modo: “oso gutxi falta da, aita”. Y pienso que algo se cierra y se abre a la vez, y que ya falta poco para que, finalmente, yo pueda confiar en los demás y, al mismo tiempo, dejar de intentar controlarlo todo. Le miro y le sonrío.
Cualquiera sabe en lo que en ese momento pueda estar pensando. Por si acaso no se lo pregunto; no vaya a ser que se rompa el encanto.

Alex 1

EL VERDADERO EFECTO GUGGENHEIM. Diario de Diciembre.

Publicado por el 31 Dic 2014

El Guggenheim es noticia con su nuevo acuerdo. Recuerdo lo que se dijo en su tiempo y lo que ha sucedido después. Comparo la soledad de sus promotores con la consideración de hoy en día. No pretendo señalar a nadie. Pero sí hacer una pregunta: ¿hemos aprendido a reconocer que podemos estar equivocados?… Ese sí que sería un verdadero “efecto Guggenheim”. ¿Qué pensarán hoy los que decidieron acabar con el ertzaina José María Agirre Larraona?… No quiero ahondar ahí, sino en la esperanza de que todos podamos asumir que nuestras ideologías nos impiden ver lo que tenemos delante. No descubrimos nada nuevo porque nuestra ideología lo cubre todo.
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Se reúnen Gobierno Vasco, asociaciones empresariales y algunos sindicatos; sus principales apuestas, dicen, son el empleo, la protección social y la conciliación. ¿Son acaso tres temas contradictorios entre sí?… ¿Están todos al mismo nivel?… Si no hay empleo no puede hablarse ni de protección social y, mucho menos, de conciliación entre la vida familiar y el empleo. La primera pregunta, pues, debería ser: ¿cómo ayudar a generar empleo aquí, por los que pueden hacerlo, y lograr así que los nuestros puedan trabajar allí donde lo deseen?…
He convivido con jóvenes españoles en Inglaterra: sé de su titulación, en qué trabajan, las habitaciones en las que viven, de qué se alimentan y lo que cobran, con condiciones laborales que son mucho peores que las ofrecidas aquí. Esa es la realidad. ¿Tenemos alternativa para eso?… Lo que merece la pena conlleva pena: ¿qué pena estamos dispuestos a asumir los demás para que cambie la situación de nuestros hijos?…
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La izquierda también tiene sus mitos. Valls y Renzi, lo mismo que ya hizo el laborismo inglés, están intentando dar un giro. No lo hacen por haberse convertido en unos aborrecibles neoliberales, ni están comprados, ni son víctimas de conspiración alguna. Simplemente, se dan cuenta de que lo dicho hasta ahora por la izquierda clásica, que es lo que algunos siguen defendiendo aquí, no funciona. ¿Se puede discutir sobre ello sin insultar?… Ahora que todo el mundo se presenta como fiel seguidor del Papa Francisco, dudo mucho verle a éste escupir expresiones como las que tenemos que escuchar día sí y día también por parte de algunos, que no hablan, sino que tan solo insultan, siempre, a los que no piensan como ellos, es decir, a todos los demás.
Los derechos que algunos defienden son, también, siento decirlo, obstáculos para contratar a jóvenes. Y no sólo a ellos. Por eso la reglamentación laboral es diferente a la de aquí en muchos países de Europa: no es el fruto de una conspiración mundial, ni de la compra de autoridades nada más llegar al poder. Es que se dieron cuenta de que así no se va a ninguna parte. En nuestro país estamos repitiendo el sistema del mayorazgo, en el que el hermano mayor se quedaba con todo –derechos adquiridos, dirían también aquellos– y al resto de hermanos solo quedaba el convento, la milicia o la emigración. Como ya casi nadie quiere ir al convento y la milicia no es mucha, solo queda la emigración. Y ese es el modelo actual: nuestra generación se lo ha zampado todo. Los jóvenes se rebelan contra el Gobierno, pero contra quien más deberían rebelarse en materia laboral es contra la generación de sus propios padres, que no soltamos nada. Puestos a repartir: ¿por qué no repartimos beneficios laborales con nuestros hijos?…
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Los ecologistas también tienen sus mitos. Uno de ellos es la lucha que mantienen contra los alimentos transgénicos. Al igual que ocurriera en anteriores ocasiones, la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) ha vuelto a rechazar la petición francesa de prohibir el maíz transgénico al carecer esta petición de base científica. En la evaluación realizada por la EFSA con base en la documentación presentada por Francia, ha declarado que ni las publicaciones científicas ni la documentación facilitada para la petición de moratoria, ha revelado nueva información sobre los riesgos para la salud animal o el medio ambiente que justifiquen la prohibición. Este debate está totalmente desvirtuado y politizado, con importantes costes derivados, en los que destacan la pérdida de producción a causa de las plagas, el bloqueo de inversión en investigación y desarrollo del sector, y la pérdida de competitividad agrícola. No existen datos científicos, tras años de investigación, que demuestren que estos alimentos presentan más riesgos que los alimentos convencionales. Pero algunos siguen diciendo las mismas cosas de antes, muy a pesar de los que presentan datos en contra –El Premio Nobel de Medicina Richard J. Roberts entre ellos–, a los que acusan, ya se sabe, de “estar vendidos a las multinacionales”. Mientras tanto, desgraciadamente, la agricultura ecológica sólo será accesible para los bolsillos ricos.
El debate sobre “fracking” es más reciente, y seguramente más complejo, pero algo me dice que un debate sobre sus ventajas y posibles inconvenientes podría ofrecer resultados de extraordinario interés. Supongo que, como somos políticamente correctos, se terminará en una declaración ideológica que impedirá que nos enteremos de una alternativa que está revolucionando lo que ya es un antes y un después mundial en la historia de la energía. Respeto las firmas, pero en este caso las firmas que más me interesan son las de los científicos al respecto.
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También la derecha tiene sus mitos: uno es el del respeto a la ley, por encima de todo. Pero no es verdad: hemos visto que respetan las sentencias y dejan a la justicia “hacer su trabajo” cuando sus opiniones coinciden con el dictamen final de los jueces. En caso contrario, como hemos visto recientemente, presionan y/o “no entienden la actuación de algunos jueces”. No hay Estado de Derecho cuando no hay seguridad jurídica, porque se puede dictar una cosa y la contraria en función de la ideología del juez de turno. Lo que está ocurriendo con la acumulación de penas, la dispersión de los presos y la paralización de la vía Nanclares es, digan lo que digan, injustificable. No es la ley, sino la pura venganza.
Otro acontecimiento reciente, que pone determinados mitos patas arriba, es lo que ha ocurrido con el Informe sobre las torturas de la CIA y con el revuelo producido al respecto. ¡Qué felices seríamos aquí si llegara algún día en que el Congreso español reconociera públicamente, a través de un Informe independiente, las barbaridades que se han hecho y se hacen en determinadas centros de detención y con algunos presos en plena etapa democrática!… Lo que ha ocurrido en los EE.UU. es, por mucho que algunos se rasguen las vestiduras, ejemplar, y demuestra que hay democracias que funcionan muchísimo mejor que otras.
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Todos tenemos mitos y prejuicios, y el que esto escribe tampoco está libre de ellos. Me considero un moderado, al viejo estilo de los fueristas liberales que tanto bien hicieron en la historia de este país. Pero estoy llegando a la conclusión de que la moderación tiene sus límites: algo tiene que cambiar profundamente. “Lobbys” hay de una parte y de la otra. Y en la mitad estamos la inmensa mayoría, que los padecemos a unos y a otros.
Termino con el “efecto Guggenheim”: o nos preguntamos si es posible que podamos estar equivocados y tratamos de ver, todos, de otro modo lo que tenemos delante, o la situación puede acabar mal. Este país se encoge cada día que pasa y solo estamos a asegurar lo poco que nos va quedando. Lo que poseemos ha terminado por poseernos. Somos como el agua estancada, y el agua estancada, ya se sabe, huele mal. Por eso no nos gustamos. Nos hemos dedicado a buscar la seguridad ante todo, y estamos descubriendo que la inseguridad se está adueñando de todo.
Sé que opiniones así no son las dominantes hoy en día; tengo que dar la razón a Shakespeare cuando le hizo decir a Ricardo III aquello de que “el diablo es el que hace siempre los mejores sermones”.

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Entrevista en «El Diario Vasco».

Publicado por el 09 Dic 2014

1. La comunicación y la transparencia son los ejes fundamentales de la Nueva Cultura de Empresa. ¿Hasta dónde debe llegar esa transparencia?

– Depende de la cultura y la historia de la organización. No creo que sea preciso conocer todos y cada uno de los detalles, en todo momento y por parte de todos, para decir que hay transparencia. Es más, una repentina transparencia total de una empresa puede generar recelos. En todo caso, la cuenta de resultados es algo que, más pronto o más tarde, se termina por saber. Buena parte de los bulos de la empresa tienen su origen en una falta de transparencia, aunque los bulos son inevitables, porque forman parte de la naturaleza humana.

2. Parte del hecho de que la empresa tiene que ser un proyecto compartido. ¿Cree que se percibe así?

– Obviamente no se percibe así, pero pensar en que tiene que ser un proyecto compartido por todos tiene mucho de irreal, porque hay personas, al nivel que sea, que van a lo suyo y que no se comprometen con nada. Incluso en la historia de una persona hay etapas en la que uno se ve formando parte de un proyecto y en otras en las que está de paso. Hay también personas que tienen una valoración diferente con respecto al trabajo y al ocio. Pero lo realmente importante es considerar que si la empresa va mal nos va a ir mal a todos, lo que implica también que si va bien nos va bien a todos. Puro realismo. Esto debería concretarse en variabilidad real y leal, pero la legislación no lo permite y hay trampas. La legislación va muy por detrás de la realidad.

3. ¿La crisis ha hecho más necesaria esa nueva concepción o va más allá de hechos circunstanciales?

– Va más allá porque el afán de transparencia y limpieza que se vive hoy en España es un auténtico tsunami. Por otra parte hay empresas que lo hacen, y muchos se preguntan: ¿por qué en esa empresa lo saben todo y en la mía no?…
Pero hay que decir también algo: que la transparencia afecta a todos, no solo a los dirigentes empresariales sino también a los representantes sindicales. Son muchos los trabajadores que se han dado cuenta de que sus representantes sindicales no les informaban bien de las propuestas de la empresa y que se han visto llevados a tomar decisiones en un clima de desinformación, cuando no de manipulación clara. La música va por barrios.
Por último es importante asumir que muchos no quieren información porque les obliga a enfrentarse con la realidad, que en ocasiones es muy dura. Mejor no saber. Somos así.
En definitiva, en ocasiones se produce un acuerdo total: unos no quieren dar información, otros no quieren que se dé porque, de esa manera, no la pueden manipular y hay quienes no quieren disponer de ella porque les compromete.

4.- Se deberían mantener los mismos niveles de comunicación y transparencia cuando la empresa va bien, ¿Se hace así? es decir, que no valga solo para pedir una reducción de salarios o una rebaja de las condiciones cuando las cosas van mal y no se aplique cuando vayan bien.
– Obviamente. Hay empresarios que se dan cuenta de ello, y saben que si cuento ahora porque voy mal lo voy a tener que contar mañana cuando vaya bien. Y no lo quieren hacer. Allá ellos.

5. ¿Cree que se requiere un cambio cultural importante, tanto por parte de los trabajadores como del empresario?

– Sin duda, esto, como en todo, no es una historia de buenos y malos. Ni los empresarios quieren contar ahora porque se han hecho buenos, ni los trabajadores estaban ansiando disponer de información. Aquí no ha habido caídas del caballo. Y los sindicatos deberían asumir que siendo hasta ahora los que han dado la información algo han hecho mal cuando se está produciendo tal vuelco. Si se hubiera dado bien la información, las cosas seguirían como hasta ahora, porque en el fondo dar la cara no le gusta a nadie.

6. ¿Hay muchas resistencias y de qué tipo?
– Claro que las hay. En ocasiones se piensa que es mucho mejor no saber nada, porque si no sabes nada siempre puedes decir que no eres responsable de nada. Pero no es verdad que no sepas nada. Una cosa es que oficialmente no sepas nada y otra muy diferente que no intuyas que las cosas van mal. Todo el mundo ve lo que se está produciendo, los stocks moviéndose o quietos, y quien más quien menos tiene gente en administración que cuenta cosas. No nos engañemos; sabemos mucho más de lo que decimos saber.
Pero hay también otro tipo de resistencias entre los que ofrecen la información. Para mí la comunicación es mucho más que datos; es también saber hablar, explicar y transmitir lo que uno piensa. Y esto es una asignatura pendiente; en este país hay dos grandes males: somos orgullosos y no sabemos hablar, y la combinación es letal. No se comunica porque comunicar da pavor, y este pavor tiene mucho que ver con la inseguridad personal. El resto son excusas, aunque admito que en ocasiones, dado el clima actual, dar la cara puede ser muy desagradable. Y además, no nos gusta y lo dejamos en manos de otros.

7. ¿Con esa Nueva Cultura, se mejora la productividad? ¿Hay datos o estudios que lo corroboren?

Haya estudios que lo demuestren o no, crezca o no la productividad –que crecerá– hay que dar un paso en este sentido, aunque solo sea por hacer la vida y nuestras organizaciones más humanas y más responsables.
En todo caso tiene que quedar claro que la comunicación y la transparencia no son la panacea que va a salvar una empresa; las claves son las que todos sabemos: el producto, el mercado, la productividad y las ganas finales que tengamos todos de trabajar.

8. En realidad, se ha mirado en el prisma de las cooperativas, que han sido los grandes adalides de la transparencia y la comunicación por las características de su proyecto.

– Es una buena consideración, y es verdad que han trabajado en ello, pero todos recordamos a trabajadores de Fagor saliendo de la fábrica en los momentos del cierre diciendo que era la primera noticia que tenían, que no se les había informado hasta ahora. Y es evidente que tenían los medios para estar informados y que los directivos lo habrían hecho, lo que demuestra que, como decíamos anteriormente, si no quieres estar informado no hay transparencia ni sistema de comunicación interna que valga. En el caso de Fagor es todavía más llamativo porque los que estábamos fuera llevábamos años escuchando que Fagor iba mal.

9. Si mejora la comunicación y el clima en la empresa ¿Puede ayudar a la negociación colectiva?

– ¿Pero cómo puede haber una buena negociación colectiva sin buena comunicación previa, a lo largo de la negociación y siempre?…
Sinceramente no entiendo cómo los sindicatos se han podido oponer a una mayor comunicación directa por parte de los dirigentes de la empresa hacia los trabajadores, y de estos hacia los órganos de dirección. ¿Pero no era esto una exigencia de siempre?… ¿Quién en su sano juicio puede oponerse?… A no ser que se advierta que se ha acabado para algunos una posibilidad de manipular datos, opiniones e información general de la empresa. Y no puedo pensar que alguien defienda esto.

10. Adegi dejó claro que no suponía una interferencia y que no se pretendía suplantar a los sindicatos. Parece lógico que pueda haber recelos, máxime en estos momentos en los que la negociación colectiva está bastante bloqueada.
– Creo que el mundo sindical debería hacer una encuesta seria y objetiva ante los trabajadores para saber si estos están o no satisfechos. De la misma manera que se fijan en el clima laboral y sacan consecuencias, bueno estaría que conocieran el clima de opinión de los trabajadores hacia muchas de sus actuaciones, y no solo en el día a día, sino al final de algunas confrontaciones. Una encuesta, por ejemplo, entre los vecinos de Azpeitia sería de gran interés para todos.


11. Esa nueva cultura debería trascender de la empresa y llegar también a otros ámbitos, como puede ser el diálogo social.

– Pues sí, y especialmente en Gipuzkoa.

¿PARA QUÉ NOS ESTA SUCEDIENDO ESTO?. Diario de Noviembre.

Publicado por el 29 Nov 2014

Una vez al mes nos reunimos en la Escuela de Musicoterapia de Vitoria en un coloquio donde siempre salimos mejor de lo que entramos. Una mujer interviene para decirnos que la pregunta que cambió su vida al acompañar a morir a su marido no fue la de “por qué”, sino “para qué me está sucediendo esto”. Le permitió abrirse, aventurarse por caminos nuevos, confiar en lo desconocido, imaginar y tranquilizarse. ¿Para qué nos está sucediendo esta catarata de malas noticias como las que se han producido este mes?, me pregunté al salir del coloquio.
*
Francia e Italia han terminado por decir que sí a Bruselas a propósito del déficit presupuestario. Cabría recordar qué cosas decía Hollande cuando llegó al poder y qué cosas ha terminado aceptando ahora. Pero, ¿por qué pensar en conspiraciones extrañas, y no en una rectificación debida, simplemente, a que no tenía razón?… A Mitterrand le pasó exactamente lo mismo en el año 1981, cuando tuvo que cambiar su política económica de generación de demanda por una contención del gasto. Al PSOE le ocurrió en el 82, y al PP hace tan solo dos años. La historia se repite. No es lo que se dice, sino lo que se hace; y en ocasiones lo malo no es lo que finalmente se hace, sino lo que, en mala hora se dijo al principio, colocándonos la propia soga sin necesidad de nadie.
*
La situación catalana recuerda al pronunciamiento del “Estat Catalá”, UPyD se parece más y más a un partido lerrouxista y la derecha nos habla del cumplimiento de la ley, paso previo a la llamada de la autoridad competente, que en España, ya lo sabemos, es militar. Cuando Rajoy dice eso del sentido común y que espera que otros vuelvan a la cordura, insulta. No se invocó la soberanía nacional, ni algunos se sintieron desprotegidos cuando, de la noche a la mañana, a la llamada de Bruselas, sin consultar con pueblo español alguno, cambiaron la Constitución. En Euskadi la Constitución fue aprobada con el 30,9% de los votos favorables. No dicen la verdad, pero ojo con ellos.
Escucho a algunos líderes de Podemos, y les veo con tal seguridad en sus afirmaciones que me dan miedo. No por lo que dicen, sino por la seguridad con la que lo dicen. La casi totalidad de las personas de su cúpula están vinculadas profesionalmente con la administración, es decir, con un sueldo fijo. Mi miedo es su actitud y desconocimiento hacia la empresa y la sociedad civil, cuando lo que se demuestra es que ellos son el mejor reflejo de la importancia, las posibilidades y el quehacer de la sociedad civil. Ellos son ya una historia de éxito. Lo suyo no se ha hecho desde la administración, ni desde la financiación pública, ni desde las subvenciones. Lo han hecho solos, trabajando, metiendo horas, imaginando y tomando riesgos, fuera por completo de los horarios y condiciones habituales de los trabajadores de la administración. Lo mismo que han hecho Podemos, otros pueden hacer empresas y organizaciones, cultura, entretenimiento y movimientos sociales. ¿Por qué no confiar más?…
Lo que han hecho me parece admirable. Ellos han hecho lo que otros dicen que hay que hacer: animar a la militancia política, trabajar en red, arriesgarse. Por eso precisamente me pregunto: si os ha ido bien, ¿por qué ese afán de dirigirlo sólo desde lo público?… Lo mismo en Cataluña: ¿no es lo que ha ocurrido sino un éxito de lo privado, del voluntariado?… Entonces, ¿por qué algunos tienen tal sospecha de lo que no sea público?…
¡Qué golazo el de Podemos con el Papa!… Pero tienen parte de razón: la ortodoxia cristiana es, simplificando, de izquierda en materia económica y de derecha en moral y costumbres. No coincide por completo con nadie, por una razón o por otra.
A propósito de la preocupación de la opinión pública española sobre Cataluña recojo aquí la respuesta del gran Antonio Lopez: “No lo veo con preocupación, francamente. Cuando surge lo del contagio del Ébola, entonces si que percibes la inseguridad, lo otro son elucubraciones humanas. Si tuviera un hijo y se quisiera separar no se lo impediría y si lo estimara muchísimo trabajaría para que se hiciese de buena manera. No recurriría a ningún truco o regla para impedírselo”. O dicho de otra manera, que hay de todo. También en este sentido Podemos es aire fresco.
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Me ha encantado la película “Loreak”. Qué talento, qué sencillamente está contado todo. No sobra una escena. Y sin embargo, qué bien expresado el carácter de este país, algunos de sus personajes, maridos, mujeres y madres, la incomunicación en las parejas y la esperanza de que algo nuevo ocurra en nuestras vidas.
Cuando veía la película pensaba: ¡cómo nos complicamos nosotros mismos!… Pudiendo ser felices, nos empeñamos en no serlo. La película es una vuelta al buen camino, del que no teníamos que haber salido nunca, mientras haya tiempo y el Alzheimer no acabe con nosotros, como a la abuela.
Tuve una sensación de confianza en esa generación nueva, que supongo que habrá dedicado tanto tiempo a imaginar, escribir, convencer, vender, obtener financiación y coordinar todo antes de ponerse finalmente en marcha.
También me llamó la atención en “Loreak”, y en tanta creación artística vasca nueva, la importancia del euskera vizcaíno. Cuanto más íntima, más personal, más propia es, finalmente, los autores utilizan su lengua coloquial y, lejos de sufrir por no utilizar el euskera común, me da la impresión de arraigo del euskera, de realidad, de fortaleza. ¡Qué lejos quedan ya viejas y estériles polémicas, y cuanto me alegro de que queden atrás!… Qué poco edificantes fueron.
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Siempre he tenido una gran simpatía por Obama. Mis amigos americanos pertenecen al ala izquierda del Partido Demócrata, y hemos solido celebrar juntos su llegada al poder. Presenta un buen balance en materia económica pero no así desde el punto de vista internacional. Creí que no cumplir la promesa de atacar al Régimen sirio cuando se demostró la presencia de armas químicas fue un error, pero también sabía que muchos norteamericanos apenas están interesados en política internacional. Ahora les he preguntado a mis amigos el por qué de semejante debacle electoral. Me contestan lo siguiente:
Es un arrogante, y no lo dicen solo los republicanos, sino también en nuestras propias filas. No habla con la gente, ni con los líderes de su propio partido ni con los de la oposición. Cree que lo sabe todo. No solo ha perdido en estados republicanos sino también en los demócratas. Ha fracasado a la hora de liderar al conjunto del país. Cree que solo él tiene las respuestas. Ha sacrificado varias oportunidades para ser un gran presidente. Demasiada ideología”…
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Vengo de Roma, donde reina el escepticismo de siempre. Pregunto por Rezzi. Me dicen que hace lo que puede, pero sin la seguridad de que sus diputados le apoyen. Roma es una huelga constante, y todavía no han empezado las peores, cuando comience la reforma laboral, que es el caballo de batalla fundamental.
“El Gobierno no debe negociar con los sindicatos porque las leyes se escriben en el Parlamento. Si los sindicalistas quieren negociar el contenido de las leyes, que se presenten a las elecciones. Las posiciones sindicales no deben tener ninguna influencia sobre los planteamientos del Gobierno ni sobre los resultados electorales del PD”. Son palabras de Rezzi. ¿Le dejarán?…

“¿Para qué nos está sucediendo todo esto?… ¿Para que nos abramos exactamente a qué?…Tal vez a la constatación de que hay más tramposos que los que aparecen arriba, que conviene también mirar a la derecha, a la izquierda y, sobre todo, a uno mismo, y que tal vez descubramos que por todo eso nos pasa lo que nos pasa. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Nos vendría muy bien un baño de humildad generalizada, dejar de ser tan “políticamente correctos” y abandonar tanta ideología obsoleta. Solo lo bueno importa, venga de donde venga. Sin prejuicios. Eso es lo que me ha parecido ver.

Diario de Octubre

Publicado por el 26 Oct 2014

Conflictos en la administración. Se utiliza la argumentación de “pública” para defender unos intereses, respetables, pero que son estrictamente privados. La justificación es el “servicio público”. Pero no porque se trate de educación, sanidad o transportes los intereses de esos trabajadores dejan de ser privados. Se habla de la “calidad” del servicio público, pero son condiciones laborales, tan discutibles y respetables como los de los trabajadores de las organizaciones no públicas. Escuchando lo que dicen algunos, da la impresión de que van a la huelga en solidaridad… con los intereses de los demás.
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Se cumplen veinticinco años que comencé a trabajar por cuenta propia. Tras la romántica idea del emprendedor se esconde mucha soledad. De repente, uno se encuentra con que no hay otros, no hay red, no hay conocimiento del mercado, las personas con las que se trabaja no tienen los mismos valores, expectativas ni ganas de comprometerse.
Hay un discurso en favor del emprendizaje. Pero cuando ese emprendedor se ve obligado a convertirse en empresa y pasa a ser un pequeño empresario, empieza a ver crecer la envidia y la desvalorización. De emprendedor era un ingenuo; ahora que se ha hecho empresario es… lo que es fácil de imaginar. En otros lugares no es así, pero aquí sí. Eso, en el caso de que le vaya bien. Porque, en caso contrario, es alguien que se “creyó” diferente a los demás, que se separó del grupo, por lo que el fracaso lo tiene bien merecido.
Horas, todas; posibilidad de conciliación familiar, ninguna; vacaciones, ridículas y cuando se pueda; condiciones laborales, las de los autónomos; se compara con las condiciones de otros y se pregunta cada día “qué demonios hago yo aquí”; dice que es autónomo y tiene que escuchar que es un defraudador sistemático. En definitiva, un placer.
A veces se gana más que un sueldo. Otras no. En la inmensa mayoría de los casos difícilmente se va a llegar a ganar lo que un alto empleado de la administración o de un cargo directivo de una gran compañía. Compartir la vida con un emprendedor, no parece, pues, muy recomendable. Y, sin embargo, no solo hay futuro para ellos, sino que el futuro de la sociedad depende en parte de que exista gente como ellos.
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Vuelvo de una semana de viajes por Ávila y Granada, y en este contexto tomo contacto con personas que conocieron a Manuel García Viejo, el misionero que murió hace unos días. ¡Qué manera de hablar de él!… En este mundo en el que todo son noticias de “sálvese el que pueda”, y “qué hay de lo mío”, hay gentes cuyo lema es salvar al que se pueda y que ya no recuerdan qué es lo suyo. Ellos sí que son “Patrimonio de la Humanidad”. ¿Tendría sentido un Premio a la Gratuidad?… Él hablaba del ébola como del “último invitado que acababa de aparecer”… Me encuentro con el hecho de que hay religiosos que siguen trabajando a sus setenta, que no se quejan, que sonríen y encima preguntan por ti. Cuando a veces decimos que nos hemos convertido en unos egoístas, la respuesta es: algunos sí, otros no.
Tengo la oportunidad de hablar con un hombre muy enfermo que va a morir, lo que no obsta para que participe en las reuniones como el que más. Le pido hablar de su experiencia, accede, y le escucho hablar en el presente con una atención que me sobrecoge. Solo pide compasión –es decir, hacerse uno con él–, no lástima; y hablamos del miedo, que aún no tiene, pero para el que se prepara. Observo que no tengo nada que decirle, sino estar ahí y escuchar. Es un año más joven que yo, pero parece veinte años mayor. Sonríe con frecuencia, contesta con precisión y vive con una intensidad que me enternece. Va a morir pronto y, sin embargo, noto cierta envidia hacia él. Le toco los brazos y le abrazo, y me cuesta encontrar algo sólido. No hay más que huesos. Me siento un privilegiado.
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Observo presión de Italia y Francia sobre Alemania, que, por el momento, no va a ceder, y es que para endeudarse, pensará, siempre hay tiempo. La cuestión es: ¿qué autoridad moral tienen Francia e Italia, que van mal, para decirle a Alemania y a los países del Norte que cambien, cuando, hasta ahora, son los que van bien?… Es el recurso… al otro. ¿Qué derecho cree tener un país con dos dígitos de paro, para decir que cambie al que solo tiene uno?… ¿Aceptará Bruselas romper las reglas comunes en el caso de Francia?… ¿Qué cambios ha efectuado Francia hasta ahora?… Nos hemos olvidado del dineral que hasta hace muy poco nos ha llegado de Bruselas en los últimos años. Éramos, y aún somos, unos privilegiados… Ahora bien, comprendo que es tarea poco menos que imposible pedir racionalidad en momentos como los de las tarjetas opacas. En todo caso, la solución con respecto a la aceptación del déficit francés, la semana que viene.
Lo que nuestro país, Euskadi, tiene que hacer, ¿depende exclusivamente de una mayor o menor autonomía política?… Según lo que se haga luego con esa mayor autonomía. Se exige más autonomía para evitar, se dice, recortes. Pero el debate no es, creo, más autonomía o recortes. Una vez “libres”, ¿no habría ya necesidad de seguir mejorando la solidaridad y la competitividad?… ¿Y cómo se hace eso?… ¿Estaríamos dispuestos, de creerlo así, por ejemplo, a romper la dualidad “indefinidos con todos los derechos/temporales sin derecho alguno”, que está obligando a nuestros hijos a emigrar?… ¿No es también esto una cuestión de solidaridad intergeneracional, al tiempo que una estrategia de empleo?… Pero los privilegiados somos ciegos a nuestros propios privilegios.
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Podemos concita la animadversión de muchos. Las informaciones son tan sesgadas que dudo de si llegamos a saber lo que de verdad ofrecen. No pienso como ellos, pero tienen derecho a su propio proceso, como lo han tenido UCD, PSOE y, en nuestro caso, Bildu. Es aire nuevo, aunque no dé la impresión de ser del todo fresco. Tienen fijación por lo público, sospecha de lo privado y prejuicios que les impiden mirar hacia la participación social de Suiza o la combinación y el equilibrio público/privado de los países nórdicos. Pero algunos de los que se enfurecen con Podemos, hablan como si ellos mismos tuvieran aún alguna autoridad moral. Y cuanto más se enfurecen, más pueden los de Podemos.
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El Sínodo era el momento de la verdad para el Papa. No me han sorprendido sus resultados. Me hubiera extrañado un vuelco rotundo, que hubiera sido falso. El hecho de que no se hayan obtenido los dos tercios no debe ser entendido como un fracaso. El cambio ha ganado y ha abierto una brecha definitiva. Vendrán nuevos sínodos. Para empezar, se ha demostrado que hay cosas que son discutibles; ya no vale ir por detrás y presionar –el rechazo a intervenir por parte de Benedicto XVI me parece definitivo–; hay votaciones y se conocen los resultados; y aunque algunos lo consideren decepcionante, lo que se dice de la homosexualidad nada tiene que ver con expresiones anteriores. Quiero recordar lo que ocurrió recientemente con la Iglesia Anglicana, las votaciones iniciales y las votaciones finales, un año después.
*
Vuelvo a escuchar este mes una frase que siempre me ha llamado la atención. Al hablar de la convivencia en la pareja, alguien me dice que “discutían lo normal”. ¿Qué es “lo normal”?… ¿Una vez a la semana, dos, tres?… Se habla de lo normal como si éste fuera un dato conocido de todos, contrastado y con respaldo científico.
He observado que cuando algunos hablan de “lo normal” están dando a entender que la inmensa mayoría piensa y actúa como ellos. Lo demás “no es normal”. ¿Y cómo lo saben?… Obsérvenlo.
Termino. Leo que hay polémica con los informativos de EITB. Aquí mi humilde aportación: más precisión en el lenguaje, menos generalización, menos moralina, más datos, y más formación a la hora de hablar de lo que nos toca hablar, sobre todo en los aspectos económicos. ¿Por qué no, salvando las distancias, copiar a los mejores, como los informativos de la BBC o Channel 4?… No todo es cuestión de dinero. Todos podemos mejorar, incluso los periodistas.

¿Y si dejáramos de hacer que hacemos?

Publicado por el 27 Sep 2014

Se me acerca un amigo y me pregunta que cuándo me voy a jubilar. Le contesto que ni puedo ni quiero. Pone cara de sorprendido.
– La calidad de vida también es importante –me replica. Es decir, que trabajar y tener calidad de vida son cosas contradictorias. Para muchos el ocio es tan importante como el trabajo, incluso más, porque la vida parece empezar cuando salimos de trabajar. Para mí no. No estoy dispuesto a renunciar a esa parte de mi vida. Encontrar un sentido a mi trabajo ha sido y es algo muy enriquecedor para mí.
Cuando yo era chaval el ocio era lo peor de lo peor y el trabajo una de nuestras señas de identidad. ¿Tanto hemos cambiado?…
Muchas de las veces que a mi cabeza llegan tonterías –y llegan con frecuencia–, me observo desocupado. Una de las mejores cosas en la vida es estar sanamente entretenido. Cuando observo a tantos que se quejan, me pregunto si no será tal vez que tienen demasiado tiempo libre para poder hacerlo.
Observo ansia por jubilarse. Pregunto: “¿y qué vas a hacer después”?, y me contestan: “tengo tanto por hacer”… Añado: “¿has hecho hasta ahora algo de lo que dices que quieres hacer?”. Si me contestan que no, pienso: “si hasta ahora no has hecho nada de todo eso, dudo que lo vayas a hacer luego”.
También he observado que, llegado el momento de dejar de trabajar, las mujeres – y pido perdón por la generalización – disponen de muchos más habilidades y recursos que los hombres. Los hombres parecemos abandonarnos antes; observo en algunos la tentación de la comida y, sobre todo, del alcohol. Y el alcohol ya se sabe que es el mejor instrumento ideado para desperdiciar la vida. No es precisamente calidad lo que ofrece.
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Leo una biografía de Dickens que me encanta; su autora es Claire Tomalin, y está en Aguilar. Dickens no era un santo, pero se trataba de alguien que al morir bien pudo decir aquello de “confieso que he vivido”. Traigo hasta aquí sus valores, que me parecen actuales.
– El trabajo. No para. Escribe e innova su actividad constantemente: luchando con sus editores, inventando nuevas maneras de presentar sus novelas, observando nuevas formas de mantener relación con el público y sus gentes, pendiente siempre de ellos. Hasta el último momento.
– Su compromiso social. Diciendo lo que piensa, y haciendo lo que dice. Gratuitamente. Su ayuda, su dedicación personal y su trabajo para reintegrar a gente desdichada son descomunales. Al final uno pierde la cuenta de las personas que, estando económicamente necesitadas, viven gracias a él.
– Su firmeza y su rechazo hacia los vagos, los que pudiendo hacer no hacen y los privilegiados que no aprovechan las oportunidades que la vida les ofrece.
– Su afán por sacarle el máximo partido a las veinticuatro horas del día, su lealtad total con los amigos, su capacidad de hacer seis cosas al mismo tiempo.
– Su voluntad para aguantar el dolor físico y poner buena cara, a pesar de todo.
De verdad, pensé al terminar el libro: de mayor quiero ser como él.
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Algo me dice que Draghi acaba de ofrecer todo lo que podía. Ya no hay más conejos en la chistera. No queda más margen de maniobra. Muy mal lo ha tenido que ver para dar semejante paso. Si incluso esto no funciona, ¿qué es lo que nos queda?…
Tal vez nos quede lo que no terminamos de hacer: desperezarnos y salir del bloqueo en el que estamos. Una cosa es la austeridad y otra las reformas estructurales, y de esto último ha habido más bien poco: la opinión pública no las acepta y la clase política no está dispuesta a quemarse.
Hay que ayudar, dentro de unas reglas claras, fundamentalmente, a dos colectivos: a los que realmente tienen necesidad de ayuda y a los que están dispuestos a comprometerse y crear trabajo. El resto deberíamos dejar de preguntar “qué hay de lo mío”.
Hay países a los que nuestros hijos emigran para encontrar trabajo, y países, como el nuestro, a los que las gentes no vienen más que a pasar sus vacaciones. ¿Qué han hecho bien allí que no hacemos aquí?… Una cierta humildad parecería conveniente. Podemos ahogarnos en nuestra propia soberbia, porque, y ojalá me equivoque, esto no se mueve. Hay paro porque estamos parados. Y la eurozona no despega. Al contrario.
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Por razones que no vienen a cuento he tenido la oportunidad de conocer a un buen número de psicoterapeutas. Y algunos de ellos me han dado mucho miedo. No los recomendaría. Creo que puede hablarse del Peligro Teraupético. Es una nueva adicción. Me ha parecido que lo peor que les puede ocurrir a algunos psicoterapeutas es que sus pacientes consigan sanar: en ese caso, dejarían de facturar. Una cosa es horadar, pero el mal nunca desaparece del todo. Vivir es también convivir. Hay que aprender a convivir con las miserias de uno y con las de los demás, y transformar la rabia en pasión.
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Sigo la polémica entre el alcalde de Vitoria y SOS Racismo a propósito de las ayudas sociales en Vitoria Gasteiz. Observo moralina y combate ideológico por ambas partes. Me pregunto: ¿quiénes son unos y otros para hablarnos en términos de moralidad a los demás?… ¿Por qué no nos ofrecen simplemente datos?…
Este debate podría ser ocasión para formar una Comisión independiente de investigación, al margen de los partidos políticos –sí, soy un verdadero ingenuo–, y que respondiera a unas cuantas preguntas de interés.
– Más allá de ser inmigrantes o no, ¿hay quiénes hoy, pudiendo trabajar, prefieren y pueden vivir de las ayudas sociales?… ¿De qué porcentaje estamos hablando?… ¿Eso es mucho o poco?…¿Nos lo podemos permitir?… ¿Es verdad que existen familias, cuyas tercera y cuarta generación siguen aún viviendo de las ayudas sociales?… ¿Por qué semejante fracaso?… ¿Es verdad que hay funcionarios que se sienten solos, desprotegidos y con miedo a la hora de tomar decisiones drásticas con respecto al futuro de algunas personas que viven de estas ayudas?… ¿Debemos continuar del mismo modo o, a la luz de las conclusiones, adecuarlas, en un sentido u otro?…
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Escucho a una autoridad eclesiástica vasca decir que todos debemos poner nuestro granito de arena para construir la paz. Se me ocurre que una buena manera de construir la paz podría ser acabar con el ejemplo fratricida que está dando la iglesia guipuzcoana. Una aportación práctica podría ser obtener la reconciliación en esa diócesis y acabar con los comunicados a la prensa, la incomunicación entre sacerdotes de uno y otro bando, y el consiguiente divorcio entre obispo y determinados fieles y presbíteros. Si lo consiguen, estoy seguro de que sería un ejemplo que muchos agradeceríamos.
Me pregunto qué pasa en Gipuzkoa: no hay un ámbito social en el que no haya bronca. No hay manera de obtener un acuerdo. Menos mal que ante las broncas guipuzcoanas y el victimismo alavés, felizmente, está el ejemplo de los vizcaínos, a los que, lejos de criticar, deberíamos preguntar: ¿cómo lo hacéis, para que os copiemos?… Lo dice un donostiarra que vive feliz en Gasteiz.
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Escocia. Cada vez que habla un dirigente británico, sea Cameron, Brown o la propia reina desmienten cada día a Rajoy, que, tarde o temprano, no va a tener más remedio que ofrecer algo a Cataluña, y que siempre será mejor que lo actual. En ese sentido, Cataluña tiene la batalla ganada. Otra cosa es la consulta y la independencia, de la que estoy convencida de que si fuera legal y acordada implicaría, lo mismo que en Euskadi, un NO. Entonces, ¿para qué invertir tanto tiempo en ello?… Observo también que en Irlanda del Norte no pasa nada, muy a pesar de estar el Sinn Fein gobernando en coalición. Por algo será.
¿Por qué digo que no en Euskadi?, porque el modelo de sociedad final de unos y otros divide radicalmente a los nacionalistas vascos. Divide y paraliza. Hay muchos nacionalistas que no quisieran ir con los otros ni a heredar. Y esto es válido en ambos sentidos. El temor a una “mayoría social” que trataría de imponerse a la mayoría electoral me parece, hoy, un argumento decisivo contra el derecho a decidir y la independencia. Mientras tanto, seguiremos haciendo como que hacemos.

Mis dudas sobre el derecho a decidir

Publicado por el 08 Jul 2014

En principio, y por principio, soy partidario del derecho a decidir. A partir del principio, lo único que tengo claro es que no lo tengo nada claro.
– El derecho a decidir, digan lo que digan los del sí y los del no, no sólo ya lo tenemos, sino que lo llevamos practicando desde hace tiempo: los vascos decidimos sobre más o menos aspectos y competencias. Lo contrario es negar lo innegable. No sé, pues, dicho así, por qué unos lo piden y otros lo niegan.
– A lo largo de la historia, los vascos, para salvaguardar nuestra identidad, hemos optado por dos vías: la vía foral, gracias a la cual tenemos hoy el Concierto Económico, y la vía Estatutaria. Cada una de esas dos vías ha tenido y tiene sus ventajas e inconvenientes.
– El derecho a decidir, la tercera vía, ofrece también sus ventajas e inconvenientes. La diferencia con las anteriores es que de lo que se trata a decidir ahora es sobre la independencia, porque, para decidir sobre más o menos competencias, nos bastan con las dos vías anteriores.
– La cuestión es, pues, la independencia, y no el derecho a decidir.
– Con respecto a Cataluña, el País Vasco tiene una diferencia sustancial: su heterogeneidad territorial. Votar sobre la independencia podría suponer desmembrar automáticamente Euskal Herria. Olvidémonos, claro está, de Euskadi Norte, pero también de Navarra y, probablemente, también de Alava.
– Si saliera la votación a favor de la independencia, algo que no es claro, sería únicamente en los territorios de Bizkaia y Gipuzkoa, o tan sólo en Gipuzkoa ¿Es esto la Euskadi soñada?… ¿Cómo se conformaría, desde un punto de vista de la proporcionalidad, a la hora de tomar decisiones?… ¿Admitirían los vizcainos el 50%?… ¿Admitirían los guipuzcoanos algo que no fuera el 50%?… ¿Sería gobernable al 50% – 50%?…
– En Gipuzkoa estamos viviendo la puesta en práctica del derecho a decidir en varios ayuntamientos. A respetar. Si se aplican esos mismos criterios, la desmembración del país podría ser absoluta: ¿quién podría, en nombre del derecho a decidir, exigir a una parte que asuma lo contrario de lo que haya votado y decidido?…
– Alguien, no yo, dirá que la independencia habría de votarse no ahora, sino luego, cuando esté claro e interese. ¿No será más oportuno plantear el derecho a decidir entonces, cuando esté claro e interese, y no ahora?
No son sino mis dudas. Lo único que he dicho es que no lo tengo nada claro. Es más: puedo estar completamente equivocado; en todo caso, doctores tiene la Santa Madre Iglesia que nos ayudarán a clarificarlo. No nos vendría, creo, nada mal.

Nueva novela

Publicado por el 08 Jun 2014

Acabo de terminar la novela en la que he estado trabajando a lo largo de un par de años, uno visualizando y otro escribiendo, más o menos.
Ahora empieza una etapa nueva, pero se publicará, de un modo u otro, el próximo año. En este momento son exactamente quinientas páginas, por lo que es el libro más largo que yo he escrito hasta ahora. Está dividido en tres partes y habla de la búsqueda de un hombre que lucha por encontrar lo que considera que va a ser su última oportunidad.
Estoy contento. Tenía como objetivo escribir una novela de quinientas páginas que le gustara a mi mujer, y aunque todavía no la ha terminado, algo me dice que lo he conseguido, y aseguro que no es nada fácil de contentar.
Es una historia de la vida de un hombre, Benja, que va a transcurrir a lo largo de cincuenta años, y con él, la de una familia de Bilbao. Un día mi hijo Alex me dijo: “no des opiniones, porque opiniones tenemos todos, cuenta vidas”, y eso es lo que he tratado de hacer.
Es una narración que recuerda la técnica de la pintura a espátula que hacía mi padre que, a través de pequeños golpes, terminaba reflejando una imagen, un paisaje, un retrato, de modo que solo cobraba sentido si era vista desde lejos, nunca de cerca. Y eso es lo que hecho.
Visualizar me ha resultado de gran utilidad, hasta encontrar una salida técnica a una historia que es larga y que exigía ser desdoblada a su vez en dos historias. Me he esforzado porque no haya nada de grasa. Ni un gramo. Oajalá que lo haya conseguido.
He aprendido mucho escribiendo este libro. He tenido una sensación de estar horadando piedra, golpe a golpe, y cuando, al final, he conseguido apoyarme y abrir el hueco, de repente, he sentido que la piedra me entregaba eso que sólo tenía en la cabeza y que yo andaba buscando para plasmarlo.
Está dedicado a los resistentes desconocidos y jamás reconocidos, y a las personas que, en algún momento de nuestra vida, nos han hecho reír.

Tres preguntas a propósito de nuestra crisis.

Publicado por el 17 May 2014

Leo en la correspondiente sección de “The Economist”, el siguiente porcentaje de desempleo por países. Por su extensión, he recogido exclusivamente tan solo algunos de ellos.
– Estados Unidos, 6.3 %.
– China, 4.1 %.
– Japón, 3.6 %.
– Gran Bretaña, 6.9 %
– Canada, 6.9 %
– Austria, 4.9 %
– Bélgica, 8.5 %.
– Francia, 10.4 %.
– Alemania, 6.7 %.
– Grecia, 26.7 %.
– Italia, 12,7 %.
– Holanda, 8,7 %.
– República checa, 8.3 %
– Dinamarca, 5.1 %.
– Hungría, 8.3 %.
– Noruega, 3.5 %.
– Polonia, 13.5 %.
– Rusia, 5.4 %.
– Suecia, 8.6
– Suiza, 3.2 %.
– Turquía, 10.1 %.
– Australia, 5.8 %
– Hong Kong, 3.1 %.
– India, 9.9 %.
– Malasia, 3.2 %

También leo el porcentaje de España: 25,3 %. La cifra del País Vasco, no presente en esta estadística, está en torno al 16%.
Tres preguntas:
– ¿Por qué unos tenemos algunos tales tasas de desempleo y otros no?…
– Además de la “conspiración neoliberal”, culpable al parecer de absolutamente todo lo que nos pasa, y que me recuerda a la conspiración “judeo-masónica” de los franquistas, ¿no será que, al igual que ocurría en la etapa de Franco, la responsabilidad de lo que hoy nos pasa es, en gran parte, nuestra?…
– ¿No será que la mejor protección social es disponer de un trabajo?…

Tres preguntas

Publicado por el 28 Abr 2014

Si hay tres preguntas que me han ido bien en la vida son las siguientes:

– Tú, ¿para qué vales?…
– Y eso para lo que vales, ¿para qué sirve?…
– ¿Y para qué otra cosa diferente podría servir mañana lo que tú haces hoy?

Me gustaría que servir fuera interpretado en el mejor de los sentidos.