Eugenio Ibarzabal

De vuelta

Publicado por el 19 Sep 2013, en Sin categoría

Sí, ya sé que llevo tiempo sin escribir, pero estoy seguro de que mientras tanto habréis tenido la oportunidad de leer cosas estupendas y hacer otras mejores. Por lo tanto, tranquilidad. Esto del blog, como lo de estar presente en las redes sociales, puede convertirse en una obsesión, en una obligación. Y de obligaciones uno ya ha tenido demasiadas. Esta no puede ser una más. No hay necesidad alguna de ser demasiado visible. Ser invisible también tiene sus ventajas.

Ha sido una etapa de reordenar, y es que ordenar y reordenar – sin pasarse- es algo que da mucha paz. Al menos a mí me da paz. Yo diría que a veces basta con arreglar el cuarto, la cama, la mesa del despacho, limpiar los platos del día anterior, organizar un armario, tirar cosas, lo que sea. Hay un montón de posibilidades. Luego, uno se sienta a trabajar o hacer lo que sea, mejor.

La etapa de consultor se acaba y me abro a dos campos nuevos: escritor y conferenciante, aunque he de reconocer que cada día me apatece más escuchar a otros que hablar a los demás . En el plazo de un mes habrá una nueva página web con todos los cambios, que son muchos. Mientras tanto he escrito y reescrito mucho, he trabajado todo lo que hace referencia a la presencia digital, me he hecho con un pequeño equipo de asesores, y creo que para finales de año saldrá la primera obra de ficción a la calle: “La Trampa”. Ya lo avisaré. En todo caso, ahí va la portada.

He descubierto un autor, Pablo D´Ors. Sí, ya sé que algunos le conocéis. Una gran amiga, Euxebi Zubillaga, me dio hace tiempo un libro suyo: “El amigo del desierto”. Me gustó a medias. Y luego otro amigo me recomendó dos: “La Biografía del silencio” y “Sandino muere”. Sencillamente excelentes. Pablo sabe de lo que habla. Se nota de inmediato. “La Biografía del silencio” puede ser para alguno una estupenda introducción a la meditación. Alguien me escribió hace un tiempo diciendo que no se sentía muy seguro con algunos grupos y técnicas de meditación. Lo entiendo. Pero este libro sí que puede ser “de confianza”. Y como la gente que sabe es porque practica, y como practica y sabe, todo lo que cuenta es muy sencillo.


 
Y mira por donde, me ha tocado últimamente acompañar a algunos amigos enfermos. Pero enfermos de verdad. Es curioso, no había quejas. En este mundo en el que no hacemos sino quejarnos, ¿vamos a tener que ir donde los enfermos para aprender a avergonzarnos de nuestras miserables quejas?…

Estando así, me han pasado dos cosas: que no sabía bien ni qué decir ni cómo ayudar, pero que, al marchar, he tenido la sensación de que yo estaba mejor y que los que me habían ayudado eran ellos a mí. Curioso. Alguien me dijo: “en el fondo, vivir es tan sencillo”

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