Xabier Lete
Publicado por Eugenio Ibarzabal el 07 Dic 2010, en Lete, Xabier Lete
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Cuando echo la mirada atrás, observo una trayectoria parecida. Siempre fuimos contrarios a todo lo que significaba violencia, no ahora, ni hace treinta años, cuando escribimos la “Carta de los 33”, sino desde siempre. Cuando se escriben tantas barbaridades a propósito de los vascos y el terrorismo, convendría recordar a gente como Lete y tantos otros, que rechazaron la violencia incluso en momentos en que todo parecía estar justificado, como fue el Proceso de Burgos. Sí, en este país no todo el mundo enloqueció; lo que ocurrió es que hay momentos en que los locos parecen protagonizarlo todo. Es más, cuando estábamos a la búsqueda de firmas para aquel primer documento contra el terrorismo, encabezado por Jose Miguel Barandiarán -un hombre que tuvo siempre las cosas muy claras-, hubo personas a las que no fuimos porque presumíamos que no firmarían dadas sus posiciones públicas, y otros que rechazaron firmar. Pues bien, algunos de ellos parecían echarnos en cara, años después, nuestra pretendida “debilidad” contra los violentos. Aguantamos primero a unos y luego a otros… Lete tuvo que dar la cara en su propio pueblo y pasar por más de un mal rato por parte de algunos de sus vecinos.
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El estaba en un mundo de actividades y yo en otro, pero a ambos nos unió muy pronto el tratar de conocer las razones del comportamiento político y cultural de lo mejor de las generaciones anteriores. Ambos aprendimos juntos. Y nos comprometimos políticamente juntos, trabajando durante algún tiempo en la administración. Luego yo corté con casi todo, volcándome en la consultoría, y él se volvió a la poesía, que fue su expresión más genuina y donde sin duda quedará lo mejor de lo que hizo. Y para siempre.
Miguel Hernandez se enteró por los periódicos que Ramón Sijé había muerto. Llevaban mucho tiempo sin hablar con él, se habían distanciado, y tal vez lo que más le dolió es que había quedado una conversación pendiente. A mí me ha pasado lo mismo. Pero la tendremos Xabier, te aseguro que la tendremos. Y nos volveremos a reír. Estoy absolutamente seguro de que descansas en paz. Te lo has merecido. Conocerte ha sido una de las cosas importantes que me han sucedido en la vida.