Eugenio Ibarzabal

Una segunda oportunidad. ¿Por qué no?

Publicado por el 13 Jun 2015, en Sin categoría

«Para mí era un joven generoso, cariñoso y protector. Ese fue el chico que yo conocí. Siempre lo recordaré así. No en el que lo convirtieron. Se aprovecharon de él; no fue sino una víctima más”.

Quien así habla es Christianne Boudreau, madre de Damian, un joven canadiense que se convirtió al Islam para terminar viajando a Siria a luchar en las filas del Estado Islámico. Murió a los 22 años. Comenzó a decir en casa que los medios de comunicación manipulaban a la gente, que su familia no sabía la verdad de lo que ocurría en el mundo y que el sistema occidental era egoísta. Cambió de costumbres, salió de casa, cortó relaciones con los más cercanos.

A las seis de la mañana de un día llamó a su madre desde el aeropuerto de Calgary para decirle que en ese mismo momento salía para Oriente Medio. Su madre lloró de manera interminable: “lo único que quiero es que te quedes”, le dijo. Fue imposible. Dos años más tarde la madre supo que había muerto fusilado por un pelotón de ejecución del Ejército Libre de Siria, que poco antes le había detenido en una emboscada.

“Quería luchar contra Bashar al-Assad, porque mi hijo decía que detenía, torturaba y mataba a niños y a mujeres”, dice su madre. “Tenía el corazón en el lugar correcto; lo que no sabemos es lo que llegó a pensar tras el lavado de cerebro al que fue sometido”.

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Un victimario que era también una víctima, que fue primero víctima antes de ser victimario, y que si no hubiera sido víctima tal vez no se hubiera convertido, a su vez, en un victimario. No necesito pensar en ese joven canadiense. Me llega también gente cercana nuestra, de este país, y en los lavados ideológicos que han podido sufrir algunos de nuestros chicos y chicas a los dieciocho años, ahora en prisión, mucho antes de convertirse en lo que antes no eran ni jamás soñaron llegar a ser. Esa gente merece otra oportunidad.

Es por eso que algo me dice: cállate, no juzgues y simplemente haz lo posible para que nunca jamás vuelva a suceder. Christianne Boudreau, la madre de Damian, ha fundado una organización en Canadá que busca ayudar a las familias que sufren esa misma situación. Su mensaje es hablar, hablar y hablar. Con todos, de todo, dentro y fuera. Y aquí.

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