Escuchar nos da la posibilidad de abrirnos a otras personas, otros temas, otras cuestiones, otras culturas, otras necesidades, otras preguntas y otras sensibilidades. Y, lo más importante, de olvidarnos por una vez de nosotros mismos, de empezar nuevas vidas, de conocer otros parajes, otras historias, otros platos, atrapar realidades en lugar de vientos, aprovechar todo eso que tenemos delante y que está a punto de pasar ante nosotros sin que disfrutemos de ello.
Es vida que se nos ofrece para que la vivamos.
Basta con pararse y escuchar.
A cada momento.
Esta vida es un regalo que alguien nos ha dado para que la disfrutemos, no para perderla en conversaciones con los de siempre, a propósito de lo de siempre y enfadándonos por lo de siempre.
Preguntar es comenzar algo nuevo.
Porque lo bueno de la vida puede estar a punto de llegar.