Eugenio Ibarzabal

¿PARA QUÉ SIRVEN LAS BASES DE LOS PARTIDOS?

Publicado por el 21 Nov 2022, en Sin categoría

Los republicanos no han conseguido del todo lo que pretendían porque han asustado con los candidatos radicales que sus propias bases promovieron. El desechado proyecto de Liz Truss fue el resultado de lo que sus bases conservadoras decidieron en su momento apoyar. Fueron los propios militantes laboristas quienes respaldaron, pese a la evidencia, el desafortunado liderazgo de Jeremy Corbyn. ¿Y qué decir de la elección de Pablo Casado por parte de las bases del Partido Popular, sino que fue un error?

Hoy sabemos que las bases de esos partidos se equivocaron, acarreando daños a los intereses de su propio partido.

Y, sin embargo, por principio, cabría suponer que las bases de un partido son precisamente eso, la “base” segura de donde parte la orientación general, su referencia ideológica, quien más relación guarda con la realidad del día a día y con la sensibilidad de sus posibles votantes. Por el contrario, tras lo ocurrido, cabría preguntarse si es fiable su opinión. Y si no sirven para algo tan decisivo como es acertar con sus líderes y proyectos, ¿para qué sirven? ¿Tienen esas bases la información necesaria? ¿Cuentan con la participación suficiente? ¿Son tan solo recursos para las campañas electorales? ¿No será por todo eso por lo que, al parecer, en tantos lugares, sus organizaciones locales languidecen y sus locales sufren abandono?

 

Asistí a un congreso donde se mostraba el auge del evangelismo en la política, que ha pasado de la abstención de hace unas décadas, a constituir un grupo de presión decisivo, tanto en América del Norte, como en el Sur y en Australia. A la vista de su éxito, da la impresión de que, lejos de languidecer, sus organizaciones gozan de un fervor popular desconocido hace tan solo unos pocos años. ¿Por qué algunos se debilitan, mientras otros, salvando diferencias obvias, parecen fortalecerse? ¿Cabría pensar que hay organizaciones que están más cerca que otras de la gente, interpretan mejor sus sentimientos y son consideradas como una ayuda más cercana en el día a día?

Una organización local es un privilegio para un partido: son sus ojos y oídos más directos. Por el contrario, si algo está condenado al fracaso son los partidos de cuadros sin arraigo social. Al tiempo, se afirma que la política no es ya preocupación de los jóvenes y que no hay afiliaciones nuevas, pero el fenómeno Podemos demostró ampliamente que no era cierto. Se asegura también que a los partidos les ocurre lo mismo que a las parroquias, lo cual es dicho, en ocasiones, por gentes que no pisa jamás una iglesia.

Pero también es cierto que el compromiso social y solidario siguen siendo atractivos, aunque lo que de verdad nos atrae son organizaciones comprometidas y que, además, funcionen bien. Lo que no queremos es ir a perder el tiempo. Lo que más desazona a alguien que se acerca a una organización es observar el funcionamiento y la actitud de algunos de los que se creen que la organización es suya y que, como en el ejército, se escala por antigüedad, muy a pesar del reconocimiento que su trabajo constante en momentos difíciles ciertamente merece.

Quizá los republicanos, conservadores, laboristas y populares se hayan equivocado porque es posible que en sus sedes tan solo se reúnan los de siempre para hablar y discutir de lo de siempre. Porque no corre aire fresco por sus locales.

Sé que en política la pasión es fundamental, que política es igual a lucha de poder, que no se trata de un debate académico y que la radicalización de las bases es también consecuencia de los discursos de algunos de sus dirigentes. No soy un ingenuo. Pero eso no es obstáculo para que se pueda mejorar la acogida en esas organizaciones, la información, el funcionamiento de sus reuniones, las actividades de esa organización local y la ayuda que pueda ofrecer a las personas que viven a su alrededor, al tiempo que servir para captar datos y sentires más frescos y, en consecuencia, modular discursos y programas del partido correspondiente.

Tal vez me equivoque, pero estoy seguro de que algunos militantes y simpatizantes de partidos políticos habrán echado en falta aquí no haber podido ayudar en la etapa de pandemia, o con motivo de la guerra de Ucrania, de otro modo que no sea dirigiéndose a la ONG correspondiente. ¿Una organización política local no podría también, en ocasiones, actuar como una ONG?

Pero, en cualquier caso, ¿qué otra manera mejor hay de comunicar con el entorno que a través de la información, el convencimiento y el protagonismo de la propia militancia de base?

De no ser así, esas bases, lejos de ayudar, por una razón u otra, pueden terminar metiendo a sus propios partidos en un estropicio aún más grande. Lo acabamos de ver.

Si se considera que las bases son importantes y soberanas, habrá que invertir tiempo y trabajar en las organizaciones locales. ¿No decimos una y otra vez que es imprescindible innovar?

Nota final.

Termino de escribir este blog y me llega la información de que, en realidad, los demócratas podrían incluso haber ganado nuevamente el Congreso, pues han sido tan unos miles de votos. Pero lo importante viene ahora: según leo en “The New York Times” si han perdido ha seguido por la cerrazón de las organizaciones demócratas de Nueva York, que no supieron captar el descontento ciudadano en materia de seguridad, convencidos como estaban de que los distritos de ese Estado eran suyos.

Más, pues, de lo mismo.

Comentarios

  • Luis Mendizabal

    Creo que el caso de los republicanos USA puede ser un buen ejemplo de los fenómenos que, según señala Eugenio, suceden el seno de los partidos pero creo que todos sabemos que no hace falta ir tan lejos para señalar que en la sociedad vasca los comportamientos sociales derivan en la misma dirección.
    ¿Tienen nuestros partidos bases y colectivos de afiliados que participan de verdad en la dirección de los criterios políticos o, en el mejor de los casos, se limitan a seguir y aprobar en asambleas lo que una docena de cuadros les presenta?
    ¿Saben escuchar los líderes políticos, sea a su propia base o a su entorno, o es todo una simple opereta para mantener en el poder a quienes tras muchos años de peloteo a los anteriores han llegado a la cúpula y siguen con las mismas rutinas?
    ¿Cuándo es la última vez que hemos visto a un partido vasco cambiar y adecuar sus políticas y prioridades, innovar en su política?
    Bueno, tenemos un caso muy claro y contundente: la izquierda abertzale antes HB ha virado totalmente !pero han hecho falta CUARENTA AÑOS para ello ¡
    Y a los demás, ¿no les hace falta evolucionar?

  • Rafa Agirre

    Interesante lo que se plantea. La democracia en base al sufragio universal, sustentada en base a las candidaturas de los partidos políticos? Estos últimos, organizaciones de democracias orgánicas…, de clanes…, de familias…, de aspirantes al funcionariado público… Creo que la última utopía del ideal político de nuestro tiempo (S.XXI), es intentar luchar por conseguir democratizar a la democracia. Ideal altruista, generoso, no egoísta y principio de ideal humanista de solidaridad. Última etapa de un mundo y de un planeta camino de su extinción.

  • Eugenio Ibarzabal

    A veces pienso si no habrá nada que hacer, es decir, que hay proyectos que nacen e, indefectiblemente, mueren. Algún amigo me ha llamado para decirme que a su alrededor -él milita en un partido- no se mueve nada, y que, llegado el momento, se encuentra solo o con los de siempre. No es un joven.

    No creo que a los militantes de base haya que pedirles soluciones técnicas a los problemas sociales: para eso están los técnicos del Gobierno, pero sí los sentires, historias y sobre todo los datos que andan escondidos por ahí.

    Cuando trabajaba en consultoría, y al entrar en una organización, lo que hacía siempre era entrevistar uno a uno. Luego, cuando me enfrentaba al grupo, hablaba de otra manera: “parecía que sabía”. Algo así. Hablaba como ellos, como si fuera uno de ellos, muy a pesar de que era un extraño.

    También es importante, repito, pedir sobre todo datos y sensibilidades: ya llegará el momento de que, quienes las piden, armen luego el mensaje recogido de un lado y otro.

    En cualquier caso, hoy no estoy nada optimista.


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