Eugenio Ibarzabal

LAS CENIZAS DEL RECUERDO

Publicado por el 24 Ago 2022, en Sin categoría

En un artículo titulado “Las cenizas de la nación”, escrito por Juan Luis Cebrián el 11 de julio de este año en el periódico “El País”, y que bien cabría interpretar como que de España no quedan hoy sino los restos de la hoguera que ha provocado el “sanchismo”, se nos dice ya desde las primeras líneas que “en el plano político padecemos una crisis estructural que amenaza seriamente a la supervivencia de las instituciones democráticas”. Más tarde se afirmaba que “se puede acabar con la convivencia en paz y el porvenir seguro de los españoles”.

Daba miedo.

Veamos su porqué.

Habla de recesión, inflación, derroche, deuda, militarismo, desigualdades, paro estructural, desvaríos de la “ley trans”, apoyo armamentístico a Ucrania (por cierto, asumiendo en la práctica la posición de Podemos), y, ante todo, desmemoria histórica que rinde homenaje, según él, al terrorismo etarra.

Luego, dice que no quiere hablar con detalle salvo del último aspecto.

“Que un gobierno del PSOE pacte con los herederos del terrorismo, antiguos terroristas algunos de ellos mismos, una estupidez tan grande como que los crímenes del franquismo se prolongaron durante la Transición es no solo una ofensa a las víctimas de ETA, sino una afrenta a millones de votantes del PSOE, y a una gran parte de sus antiguos dirigentes”. 

Me puse a recordar.

Dos días antes del golpe del 23 de febrero de 1981, entrevistamos a Cebrián en su despacho el poeta Xabier Lete y yo mismo con motivo de su libro: “La España que bosteza”. Pocos meses atrás Lete y yo habíamos colaborado y suscrito el Manifiesto de los 33 contra ETA, y en compañía de Koldo Mitxelena y Julio Caro Baroja, estábamos obsesionados con la posibilidad de un golpe militar en España. No estábamos, pues, bostezando, sino temiendo lo peor.

Cebrián nos dijo en la entrevista que él hubiera sido partidario de un gobierno de coalición pactado con los comunistas. Arremetió contra los resultados del Pacto de la Moncloa. Afirmó que, a cambio de muy poco, la derecha había recibido su legitimación democrática, que la extensión del consenso constitucional fue un suicidio, que no había habido cambio en la estructura de poder en España, que el cambio había sido más que nada formal, que la administración, televisión y seguridad social estaban corrompidas, y que acallar en ese momento las críticas a los partidos era fascismo, aunque no lo hagan los fascistas. Concluyó que no había reacción por parte de la gente, que el español es muy pasivo, que la ciudadanía estaba moralmente corrupta y que se habían dedicado a corrompernos aún más.

Teniendo en cuenta que para nosotros Cebrián era un hombre de origen franquista, que había trabajado y colaborado en la prensa franquista, y había sido nombrado director en 1974 de Informativos de RTVE, un puesto de absoluta confianza por el último gobierno de Franco, Lete y yo nos miramos a la salida sorprendidos de sus declaraciones.  Nos había “pasado” por la izquierda a dos pobres “moderados” que le habían visitado en su despacho.

Pero lo más crudo llegó más tarde.

“Si hubiera existido una ruptura constituyente con el régimen anterior -una ruptura por las dos partes, también por parte de ETA-, pues tal vez esto sería diferente. En ese caso no creo que hubiéramos tenido la ETA de hoy”.

Obsérvese bien lo que nos acababa de decir; Cebrián parece ser más complaciente con la ETA de la Transición que con Bildu de hoy.

Más tarde afirmó que “a veces me pregunto hasta qué punto no estará enferma una sociedad en la que la muerte de un preso por torturas en una comisaría puede generar una crisis política y casi de Estado”; refiriéndose a la muerte de Arregi, producida días antes, y dando a entender que debería tratarse con absoluta normalidad, asumiendo cada cual las responsabilidades correspondientes.

Llegado un momento, le preguntamos si creía en la posibilidad de un golpe militar. Se sonrió y luego nos contestó.

– “Eso son rumores del Gobierno para amedrentarnos y hacernos callar” –dice, y así lo escribo cuando redacto la entrevista.

Dejé pasar un par de días tras la intentona y le llamé, recordándole lo que nos había manifestado en la entrevista. Me llamó la atención lo inmediato que se puso al teléfono, como si esperara mi llamada.

– “Como para dedicarme a adivino” –me dice, casi sin darme tiempo a explicar lo que sucedía.

– “Pues sí” –le contesté, sin saber tampoco muy bien qué decir.

Le propuse, tontamente por mi parte, cambiar la entrevista, quitando lo que había dicho y haciendo ver que la conversación se había efectuado en dos momentos: antes y después del 23 de febrero. Para hacerlo, introducimos unas reflexiones suyas efectuadas por teléfono en ese mismo momento y que luego publicamos.

Ahora responde así:

«Ha sido una sorpresa para mí y lo mismo para mucha gente. Y, sobre todo, yo diría que ha sido sorpresa la forma en que se ha producido. Una presión de los militares –así como de otros sectores de la sociedad española– era constatable desde hacía mucho tiempo. Ahora bien, un golpe como el que hemos visto, con un puñado de hombres armados entrando en el Congreso, con el esperpento protagonizado por el teniente coronel Tejero y por el general Milans del Bosch en Valencia, dedicado a ocupar una ciudad desarmada, no se podía prever. No se daban las condiciones objetivas… Yo creo que nadie que tenga la cabeza sobre los hombros podía suponer que existiera esa posibilidad».

Por lo visto, Lete y yo éramos dos moderados que, además, no teníamos la cabeza sobre los hombros.

Esto es lo que pensaba Cebrián días antes del golpe y así se publicó en la revista “Muga”.

Al leer lo que ahora dice, cuarenta años después, dejando de lado otros aspectos de sus declaraciones, me pregunto:

Si en 1981 no había cambiado nada en España y seguían los mismos franquistas en el poder, como defendía entonces Cebrián, ¿cómo es que se trata de “una estupidez tan grande” considerar que los crímenes del franquismo se prolongaron durante la Transición y deben contemplarse en una ley de Memoria Histórica?

¿Por qué recordar y aclarar los crímenes de la extrema derecha de entonces, claramente franquista, sería una ofensa a las víctimas de ETA, una afrenta a millones de votantes del PSOE y a una gran parte de sus antiguos dirigentes? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Porque lo ha introducido Bildu? Si Bildu afirmara que el sol sale por las mañanas, al estar de acuerdo, ¿estoy haciendo el juego a ETA? ¿Hay algo ilegal en lo que han hecho y propuesto digno de ser llevado a los tribunales?

Cuando deberíamos alegrarnos de que, por fin, algunos hayan entrado por la senda política y legal, que es la que les hemos pedido y exigido durante años, ¿a santo de qué esta actitud? ¿No les decíamos que hicieran política? Es lo que están haciendo. Se puede estar o no de acuerdo con sus proposiciones, pero nada más.

¿Por qué algunos no salen de su pequeño mundo, leen y anotan lo que ha pasado y está pasando, por ejemplo, en Irlanda del Norte, donde nacionalistas irlandeses y unionistas británicos, a pesar de odiarse y matarse, llegaron en su momento a algo todavía más difícil: gobernar conjuntamente sin considerar que estallaba principio democrático alguno?

En su momento Cebrián nos “pasó” por la izquierda, ahora nos “pasa” por la derecha. Los equivocados, pasivos, corruptos, enfermos y blanqueadores del terrorismo seguirán siendo los demás.

Cebrián tiene derecho a pensar y manifestarse como quiera.

Pero otros también tenemos el derecho a recordar y defender la moderación, entonces y ahora.

Porque no estamos dispuestos a hacer cenizas de nuestros recuerdos, especialmente cuando han sido contrastados.

Nota final. Este artículo ha sido rechazado en tres periódicos por razones que, aunque no comparta, tengo que respetar, y en consecuencia no ha logrado ser publicado. Mi historia de esos años fue narrada en el libro “Días de ilusión y vértigo. 1977-1987”, Editorial Erein.

 

 

Comentarios

  • Aún quedan nostálgicos de épocas pasadas que no perdonan a la IA que esté haciendo política en serio en Madrid y menos al actual PSOE que se esté entendiendo con ellos. No se comprende bien por qué este entendimiento que algunos celebramos como lo que es, un signo muy positivo de reconciliación, molesta tanto a otros, no solo en Vox y el PP sino en gran parte de la vieja guardia del PSOE. Y debe molestar mucho, tanto que ni quieren publicar este articulo que nos lo recuerda a través de un personaje como Cebrián.
    Aupa Eugenio

  • karmelo vivanco

    Kaixo Eugenio. Hace tiempo que a Cebrián se le cayó la máscara, de forma descarada encubriendo los delitos que los Borbones por ejemplo, y de forma sutil deslizando informaciones tendenciosas de políticos y de formaciones que ponían en cuestión la idea de la España una, grande y libre o de la imparcialidad de la Justicia o… podríamos seguir pero Cebrián no es sino otro eslabón de la cadena con la que los grandes medios de comunicación han amarrado a nuestra sociedad. De este mismo verano es el caso de la Sexta con García Ferreras y las conversaciones con Villarejo que me devuelven a la realidad. El grado de corrupción resulta demoledor, está claro, al menos en mi caso, que la edad no me ha hecho más «diablo».
    En fin Eugenio, gracias por mantener el blog con recuerdos.

  • Josemari Lizarazu

    Comparto tu reflexión.
    Recuerdo claramente los tiempos en los que se pedía a ETA que dejarse su actividad y que reclamase lo que quería a través de la política.
    ETA dejó su actividad hace ya muchos años y a partir de entonces su rama política ha estado trabajando en conseguir sus objetivos a través de las instituciones democráticas. Se compartan o no, lo hacen a través del juego democrático.
    Pero por lo visto no sirve.
    Siempre aparece ese rancio nacionalismo español que intenta desviar la atención hacia un pasado que ya no existe para intentar anular el futuro.

  • Luis Mendizabal

    No me sorprenden los “cambios “ de Cebrián. Son paralelos y cercanos a los de su amigo Felipe en aquellos años. España y sus líderes, Cebrián entre ellos, no han aprendido ni evolucionado mucho en cuarenta años. Igual que la “democracia”española. La sociedad española, con su “ignorancia culpable” es la que frena cualquier evolución de un país donde las clases altas lo son cada vez más y las medias y bajas cada vez más hundidas.
    Pero lo que sí me sorprende- o preocupa- es que tres diarios no hayan querido publicar este artículo. Supongo que Ibarzabal se ha dirigido, además de al propio El País, a los diarios de mayor difusión en Euskadi y a alguno del grupo Noticias. ¿Y no publicarlo?
    No lo entiendo. ¿O es cierto que también nuestra democracia, el talante democrático de la sociedad vasca, también está reculando?

  • Alberto Letona

    Pues no, yo tampoco puedo entender que tres periódicos, de diferente sesgo ideológico, no hayan publicado tu revelador artículo. Dicen, y lo sostengo totalmente, que la falta de memoria nos condena a repetir los errores del pasado. Solo por esto, creo que, el artículo merece su divulgación. Pero, es que además el artículo muestra con rotundidad el giro de una parte de la sociedad española que parece condenar el hecho de que Bildu haga ahora política, cuando años atrás parecía que la violencia era el único impedimento para hablar de «otras cosas», como me contestó Mayor Oreja, ministro de Interior, en aquellos años.

    Resulta evidente ahora que la violencia era una espléndida excusa para no afrontar decisiones políticas. ETA debería haber cesado su actividad hace muchos años por varios motivos: entre ellos el de desterrar los odios y el dolor, y el de haber permitido avanzar los avances democráticos a través del cauce político.


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