Eugenio Ibarzabal

Feliz Año

Publicado por el 07 Ene 2010, en Sin categoría

Leo con enorme interés las declaraciones de Kirmen Uribe y Kepa Junkera en “El País” del 6 de Enero. La verdad es que siempre me he alegrado por sus triunfos, pero lo que más me agrada es su manera de hablar, su actitud ante la vida, su filosofía al encarar la situación del País Vasco. No hay quejas, no hay acritud, no hay reivindicación constante. Y al mismo tiempo observo constancia, trabajo, fidelidad en lo que creen, realismo. Me gusta y me identifico con ello. Cuando leo cosas así, y de manos de la siguiente generación de vascos, me digo que esto tiene solución, que vamos a mejor, que merece la pena aguantar y luchar.
Ellos son los primeros que, generosamente, reconocen lo que deben a algunas personas de la generación anterior, como Atxaga, Aresti, Lete, Laboa, Oskorri o Imanol. Viven aquí y fuera de aquí. Hay equilibrio en sus palabras. Pero ante todo, me ha gustado su manera de enfocar la vida.
Cuando Junkera dice que “que tienes que ir ganando amigos uno a uno… Prefiero tocar diez veces para diez que una para mil”…. O si Uribe afirma que “hay escritores que se dedican a hablar mal de los demás y descuidan su propia obra”, me vienen a la cabeza ideas como:
– Olvídate de modelos de éxito; crea el tuyo propio. El éxito de algunos consistir en crear una maravillosa y agradable tienda de comestibles.
– El éxito, entendido al modo convencional, es una consecuencia que depende de razones que, muchas de ellos, escapan de ti.
– Y sin embargo, tocando una pequeña acordeón o escribiendo novela en una lengua minoritaria, puede también lograrse un éxito espectacular. Hay caminos insospechados; la denostada globalización también ofrece ventajas para los pequeños.

… _ …

Me estimula la historia de Susan Boyle, que a pesar de todo ha conseguido su sueño. No sé cómo acabará, pero esa es otra historia. Canta de maravilla, y eso en sí mismo se ha demostrado que es suficiente, más allá de su figura, el apoyo económico y las redes de relaciones personales. Ella lo ha demostrado. Y basta con un caso para demostrar que es posible. Un caso para tapar la boca de tanto agorero, de tantos creadores de excusas y en el fondo de tanto vago como hay en este mundo.
He pasado las vacaciones en Inglaterra, y nos hemos ido hacia el Norte, la zona de Lake District y he visitado York, que no conocía y me ha encantado. He pasado frío y no hemos podido andar como pensábamos, pero daba igual. La distancia tomada ha hecho, una vez más, que el cuaderno de notas haya vuelto bien repleto de proyectos, de ideas y de ánimo. Prefiero no adelantar hoy nada.
Y al terminar el viaje tuve la oportunidad de ver en un programa de televisión británico la historia de una mujer que, a pesar de tener un cierto sobrepeso, fue avanzando poco a poco en un concurso de baile. Lo hacía muy bien. Tras superar varias fases, finalmente fue eliminada. Terminó diciendo que agradecía a su compañero de baile que fuera la única persona que había aceptado sufrir su sobrepeso al tener que levantarla en el aire, y que sabía que si adelgazaba podía bailar mejor y tal vez llegar muy lejos. Pero que no estaba dispuesta a perder peso, porque de ese modo… dejaría de ser ella.
Eso. Hacer lo que toca hacer y que luego pase lo que tenga que pasar. Feliz Año.

Comentarios

  • Álvaro

    Gracias por compartirlo Eugenio. Tiene sustancia de verdad que sí.

    Creo que el origen de nuestra inhibición es miedo acumulado por nuestra historia, nuestro pasado y presente,…Eso te hace no valorar de dónde vienes y si no lo valoras es como no saber quien eres. Hablo por mí.

    El otro día escuché un disco de Laboa, vi el reportaje sobre su vida en EiTB, todo lo que hizo, en esa época…tremendo. Al final calará. Aunque sea de 10 en 10.

    Me parece lo que dice Kepa sobre el trabajo en equipo: «creo que cada vez más nos hemos dado cuenta de que el equipo tiene mucha fuerza, de que la sensación de equipo es importante. Aunque sabemos que muchas veces la soledad nos acompaña y duele.» Eso se puede extrapolar a la familia, a los amigos, empresas, negocios, etc La desconfianza no es buena y menos en un pueblo pequeño hecho de pequeños.

    También la creación a cambiado (co-creación) como recuerda Kirmen:
    «Y en ese sentido hay toda una generación de escritores, más o menos de mi edad, que ven la novela como una forma libre de creación, no algo cerrado como la del XIX o comienzos del XX. Ya es una novela abierta, como una nube que va cambiando.
    Las influencias de unos sobre otros son cada vez mayores, el mundo cada vez más abierto y conectado pero sin un pasado al que agarrarte (o si lo niegas) es fácil perder el norte.

    Un abrazo y feliz año para tí también

  • Gracias Alvaro. La pregunta que se me ocurre es ¿por qué tenemos tanto miedo?… Porque estamos llenos de ego: qué dirán de mí, qué me pasará, que ocurrirá si fracaso, qué pasa si hago el ridículo… Todo el santo día pensando en uno mismo. Es al menos lo que me pasa a mí.
    Intuyes que hay otro escenario: olvidarse de uno y confiar. Algo que me suele ayudar: «has salido de otras en las que estabas con el mismo miedo, y de ésta también saldrás»… Como si fuera un mantra que repites : «de ésta también saldrás».. Y luego te das cuenta: como si todo dependiera de tí.
    De alguna manera sería algo así: hacerlo todo como si solo dependiera de tí, y confiar por completo como si nada dependiera de tí.
    Eugenio.


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