Eugenio Ibarzabal

Desde Valencia

Publicado por el 24 Jun 2009, en Sin categoría

Es curioso, la semana pasada nos ha ofrecido dos caras opuestas del comportamiento humano: el asesinato de Eduardo Puelles por una y la muerte de Vicente Ferrer por la otra. Si prestáramos atención a las razones aducidas de los que le mataron y a las del exjesuita para trabajar en la India, nos encontraríamos en ambos casos con argumentos, en apariencia, nobles. Estoy seguro incluso de que, en algún caso, utilizarían todos expresiones semejantes. La diferencia es que, en la práctica, unos se han dedicado a quemar viva a la gente y otros a sanar, ayudar a sobrevivir y compartir. La cuestión no está, pues, en lo que decimos; la diferencia está en lo que finalmente hacemos. Y a la vista está en que unos hacen el mal y otros el bien. Por sus obras, pues, los hemos conocido.

He leído con enorme agrado la entrevista con Francisco J. Ayala el pasado domingo en “El País”, un biólogo que ya desde el principio me cayó bien porque se define como una persona que “lee buenos libros, escucha buena música, ve buena danza, come bien y bebe buen vino”… Coincido en casi todo: cambiaría en todo caso la buena danza por un buen paisaje.
Habla del mal. Pero él, darwinista convencido, lo que nos viene a decir es que la teoría de la evolución aporta la explicación al mal gratuito: si lo hay es porque somos criaturas imperfectas, producto de la evolución. Si Dios lo hubiera diseñado todo, como piensa el creacionismo, sería en consecuencia responsable de todas y cada de las cosas malas que nos suceden. Pero el evolucionismo nos permite desplegar la responsabilidad en el largo proceso de libertad y desarrollo de la propia naturaleza.
Y finalmente, al igual que tantos científicos, dice que “la ciencia y la religión son como dos ventanas de mirada al mundo; lo que se ve desde cada ventana es distinto, pero es el mismo mundo… La ciencia se ocupa de explicar los procesos naturales por medio de las leyes naturales. La religión trata del significado de la vida, del propósito y de nuestras relaciones con los demás”…


Vengo de Valencia, donde he descubierto lo que ya sabía: que tengo buenos amigos. Y son amigos que primero han sido clientes, luego clientes satisfechos y luego simplemente amigos. ¿Hay quién da más?… No sé si, al final, todo se podría resumir de esa manera. Y me he sentido muy feliz. Incluso me he emocionado al observarlo. Como tenía horas sueltas he releído a Víctor Frankl .Traigo hasta aquí una de sus frases: “conseguir convertir el sufrimiento en un éxito y en un logro humano; extraer de la culpa la oportunidad para cambiar para mejor; y ver en la transitoriedad de la vida un incentivo para emprender una acción responsable”… Y para ello, olvidarse de uno mismo, dejarse y confiar en la vida que nos ha sido dada. Por algo será.

Comentarios

  • Anonymous

    Apreciado D. Eugenio,

    Gracias por tus reflexiones que a muchos nos sirven de inspiración…

    Me ha encantado el circulo virtuoso Cliente->Cliente satisfecho-> Amigo…al final todos somos personas, que sentimos y agradecemos las buenas obras, la preocupación y deseos de ayudar sinceros. Que son los que dejan huella, mucho más profunda y sentida que las buenas palabras…

    Y…Volver a Empezar…

    Un abrazo,

    Ander


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