Eugenio Ibarzabal

YO TAMBIEN HE TENIDO UN SUEÑO.

Publicado por el 06 Ene 2016, en Sin categoría

A la vista de los acontecimientos que estamos viviendo, poco sentido tiene, por un día, el análisis político. No sé si aburrido o desesperanzado, me puse a soñar y tuve el siguiente sueño.

1.- Hacer desaparecer por un momento las líneas rojas a la hora de relacionarme con los demás, líneas rojas confesadas o no. Dejar de vivir tras una trinchera.

2.- Entender lo que, de verdad, la otra persona quiere decir y, ante todo, el para qué lo quiere decir. Dejar hablar; no interrumpir. Ayudarle a expresar lo que tiene dificultades en plasmar. Decirle lo que estamos entendiendo y preguntarle si le estamos entendiendo bien. Si no ha sido así, rectificar. Hasta que la otra persona se agote. Resumir bien, dar las gracias y pedir permiso para pensar lo que se acaba de escuchar.

3.- Centrarse luego en lo que la otra persona dice y piensa, y no en lo que no ha dicho ni piensa. No utilizar en su contra nada de lo que nos ha dicho ni nos está diciendo. No señalar ni ahondar en las contradicciones; más bien superarlas gracias a la última declaración que la otra persona acaba de efectuar. Y seguir.

4. Hablar mirando los dos a un mismo punto. Como si estuviéramos juntos y a la vez solos. Vamos en el asiento delantero del mismo coche. Nos fijamos en la misma carretera. Mantenemos eso que ahora, de hecho, nos está uniendo.

5. Aprender a callar. Aunque tenga la respuesta, esperar. Respetar el silencio de los demás. Dejar acabar.

6.- Centrarnos en lo que estamos de acuerdo y desarrollarlo, hasta comprobar lo que puede dar de sí. Mirarse de vez en cuando, asentir, sonreír y continuar.

7.- Arriesgarse a ceder. Adentrarse. Pisar ese terreno nuevo. Imaginarse viviendo en él. Confiar y aguantar, aunque solo sea por un momento. Pensar: ¿qué es lo peor que nos podría pasar de seguir así?… ¿Y si tal vez sentimos que no pasaría nada malo?…

8.- Observar todo lo malo que nos viene a lo largo de esa escucha, mirar donde se asienta, sentirlo y luego soltar. Observar que ahora estamos mejor, y que, en el fondo, es el lugar en el que nos gustaría estar. Advertir que el único temor es a que la otra persona decida no hacer lo mismo. Pero ¿y si hiciera lo mismo?… ¿Y si una empieza y la otra sigue?… ¿Puede haber una experiencia mejor?…

9.- Poner un plazo límite a la hora de tomar la decisión de abandonar. Observar mientras tanto nuestros vaivenes, nuestras querencias, nuestros hábitos, nuestras inseguridades. Y aguantar.

10.- No decir que hay que hacer, sino hacer. Probar en lo pequeño, avanzar en lo que tenemos delante, en ese momento, cada día, sin generalizar y extenderlo a lo grande. Paso a paso. Y vivir intensamente cada uno de esos pasos.

¿Le gustaría ser tratado así?… ¿Por qué no hacer, pues, lo mismo?… Probarlo en casa antes que en ningún otro sitio.

www.eugenioibarzabal.com

Comentarios

  • Mari Sol

    Ojalá que no sea un sueño sino una realidad!


Responder a Mari Sol

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