Eugenio Ibarzabal

Tan sólo un blog de vez en cuando

Publicado por el 10 Feb 2013, en Sin categoría

Vuelta a casa. Llevo ya dos meses desde la salida de Brighton y la llegada a Vitoria. Al principio estaba observando mis reacciones, temiendo lo peor. Pero ahora me encuentro muy bien. Me vinieron muy bien las Navidades, porque llegó mi familia inglesa y con ellos la oportunidad de enseñar el país. Y como el tiempo fue excelente, se convirtió en un redescubrimiento. Tengo ya un circuito para extranjeros. Guggenheim, Parte Vieja de Vitoria, Laguardia y Donostia, sin olvidar si se puede Hondarribi. Triunfo asegurado. El país es, sin duda, precioso. Otra cosa somos los habitantes, y más ahora. En un tiempo se solía decir aquello de que lo mejor del país era nuestra gente. Hace ya mucho tiempo que no he escuchado decir la misma expresión. Son tantos los que parecen enfadados…; son tan pocos los que me han preguntado: “¿qué tal por allí?”… He aprendido mucho en estos primeros días.

Una cosa que hago, y lo recomiendo, es apuntar en el diario con mucha fuerza: “hoy estoy muy bien”… Y lo hago para dos cosas: primero disfrutar y luego recordar en su momento, cuando estoy mal, que ha habido muchos momentos en los que he estado muy bien, y que, en consecuencia, volveré a estar bien. ¡Cómo recomiendo hacer diarios!… Es una manera de revivir constantemente, y en consecuencia de vivir más y más. No es tan solo un instrumento para desarrollar disciplina y recobrar la perspectiva, sino también una ventana abierta a la propia vida. Vivimos como si condujéramos un coche, de tal modo que no recordamos luego nada del viaje, y el diario es una manera de parar el coche y ver el paisaje, entre otras cosas.

Al tiempo, cuanto más repasa uno su vida más sentido le encuentra a aquello del Eclesiastés –qué gran libro, qué sabio quien lo escribió. Dice así en uno de sus párrafos más conocidos: “vanidad de vanidades, todo vanidad y atrapar vientos… Una generación va, otra generación viene, pero la tierra para siempre permanece… Sale el sol y el sol se pone…Todas las cosas dan fastidio. Nadie puede decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído de oír. Lo que fue, eso será; lo que se hizo, eso se hará; nada nuevo hay bajo el sol”…

Y esto no hace abandonar sino hacer lo que toca, ponerse en el lugar que nos corresponde y confiar, porque hay muchos momentos en los que lo que ha sucedido nada tenía que ver con lo esperado o planificado. Esto viene a cuento a propósito de lo que me ha sucedido en cuanto he vuelto al trabajo, con motivo de unos Talleres de Comunicación Interna, en Adegi. Han resultado ser una experiencia estupenda. No voy a ocultar que me ha resultado un auténtico salto pasar de la paz de Brighton a la bronca guipuzcoana. Encontrarme con la insolidaridad, el matonismo y la huida de responsabilidades a tantos niveles es llamativo, y todo ello envuelto en “moralina”. Es como si ya supiéramos que hacemos y actuamos mal, pero lo hacemos tan sólo, decimos, en razón del bien. Venga ya…

Pero también me ha ocurrido algo más: he conocido a gente estupenda estas semanas, lo mismo en Donostia como en Pamplona y en Tudela, donde también he tenido la oportunidad de trabajar. Y solo por eso merece la pena seguir. Los buenos nos hacen continuar. A veces me suelo decir: si echo una mano a alguno de todos los que están aquí, está justificado el cansancio, el viaje y el día. Si alguien te escribe diciendo que le has dado ganas de seguir adelante, eso ya es más que suficiente para mí. Y te lo dice el que menos esperabas. Cuantas veces me equivoco al ver caras. Me hago al principio una idea de ellas y luego la realidad es otra muy diferente. Es por eso que suelo ser muy prudente con esa primera impresión. Me he equivocado tantas veces… Otra experiencia es que te escriba luego alguien del que no recuerdas su cara, fruto de alguna conferencia. Es como si te dijeran: “tú no te fijaste, estuviste a punto de abandonar, pero mereció la pena continuar, me ayudaste, gracias”…

En definitiva, que lejos de abandonar, me ha dado ganas de seguir. Es por eso que me siento muy afortunado. Me ha tocado escuchar de todo: desde lo de Bárcenas, como todos, hasta un antiguo escolta que me ha contado barbaridades de algunos escoltas y protegidos, así como el descubrimiento de un mendigo en la calle al que las ganas de ayudar me llevaron a descubrir su mentira. Somos como los chimpancés subidos a lo alto de los árboles: cuanto más alto es el chimpancé mejor ven los de abajo lo feo que es su culo. El problema es que es muy difícil ver el nuestro, que es muchas veces igual de feo o más. Me han venido muy bien algunas frases como “no juzgues y no serás juzgado”…, “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”… o “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el nuestro”… Con tratar de sacar mi viga, ya tengo más que suficiente, de verdad.

Recomiendo vivamente leer la Biblia o los Evangelios como si de un libro de autoayuda se tratara. Puedes ser creyente o no. Léelo -y espero que se me entienda-, como si de un no creyente se tratara. Y observar qué puedes obtener para tu día a día. En mi caso, mucho. La crisis ha sacado lo peor de nosotros; pero este tipo de lectura saca lo bueno. Y es bueno observar que muchas de nuestras denuncias son pura autojustificación personal. Hacer que se hace. ¿Está Vd. seguro de que no haría lo que otros hacen si estuviera en posición de hacerlo y tuviera la absoluta seguridad de que no se va a enterar luego nadie?… Para contestar de verdad a esa pregunta es preciso haber vivido esa situación. Y haber sido capaz de no hacerlo. Lo demás son pájaros y flores.

Renuncio ya a hablar de política como no tenga la impresión de que va a servir para algo. He cometido muchas equivocaciones al respecto. Y me hace mal. Estás en política o no estás. Lo que dices sirve para cambiar algo o te callas. El resto es vanidad y atrapar vientos. Con un margen de maniobra tan escaso como el actual, ser político hoy es algo muy poco atractivo, incluso en el caso de que su intención sea sana. Creo que hay que practicar la distancia con respecto a lo que sucede, y cultivar tu jardín particular. El problema es muchas veces que no tenemos otra cosa que no sea criticar lo mal que lo hacen los demás; nos falta un jardín en el que entretenernos. Entiendo la pasión de los ingleses por el jardín; y recuerdo cuántos de ellos me han dicho que es una excelente terapia, especialmente contra los momentos bajos. En definitiva, necesitamos un entretenimiento sano. En ocasiones desdeñamos los entretenimientos de algunas personas, por considerarlos no demasiado trascendentales, y les acusamos de perderse no sé qué. Pero los que nos equivocamos y los que estamos perdiendo cosas importantes somos, en ocasiones, los demás, especialmente cuando observamos que esa otra persona es feliz y por el contrario el malhumorado y tenso soy yo. Hay que encontrar un refugio, que no tiene porqué ser una casa en el campo, donde poder vivir un exilio interior. Lo otro no es más que sufrir para nada.

Y en este contexto, el encuentro con los amigos puede ser uno de sus refugios. Me considero muy afortunado por tener los amigos que tengo. Ellos sí que preguntan, a ellos sí les intereso, nunca me hacen daño. Podrán ayudar o no; si pueden lo hacen, pero nunca harán daño. Reírse y comer juntos. Poder decir bobadas. Pero también he aprendido que si se quiere tener amistades hay que cultivarlas; no basta con esperar a que te llamen.

He disfrutado leyendo “Rosa Cándida”, con un personaje que a pesar de ser hombre era muy femenino; no es casualidad que la autora, en la fotografía, sea un mujer. He vuelto a releer “Crimen y Castigo”, y me he quedado emocionado leyendo el prólogo final, cuando se demuestra que el amor de ella le salva, y he entendido aquello de que el amor es entrega, gratuidad y acción sin esperar respuesta. Y, a la vez, tal vez sea  la cosa más práctica que se pueda hacer en este mundo.

No puedo terminar sin hablar del número de “The Economist” dedicado a los países nórdicos. Lo recomiendo vivamente. He sentido una gran envidia por una parte, pero también una llamada de esperanza. Otros lo han hecho, también nosotros por tanto, si queremos, lo podemos hacer. Siempre me ha llamado la atención el respeto con que los pocos nórdicos que he conocido hablaban de sus respectivos gobiernos. Es fácil de entender. Lo que nosotros estamos haciendo ahora, tarde y mal, ellos comenzaron a hacerlo hace veinte años. Supongo que no habrá sido fácil, pero hoy están con las tareas cumplidas y con una situación envidiable en todos los sentidos. Pero si algo me llama la atención es cómo han sabido tratar lo público, dándole la importancia que tiene y, precisamente por eso, haciéndolo más y más eficaz. Más con menos era posible. Ellos lo han hecho.

Ese reportaje es posiblemente un antes y un después. Les animo a que lo lean, lo traduzcan y lo distribuyan. Son datos. Pocos podrán acusar a su sistema de liberal a ultranza y de fomentar las desigualdades. Y lo han hecho introduciendo lo mejor del liberalismo, lejos de ese estéril debate que sobre lo público tenemos aquí. Lo público es, muchas veces, mero interés privado; y al tiempo lo privado tiene un enorme interés público. Recuerdo una experiencia estando en la administración y cuando el responsable de cultura me pidió un criterio a la hora de elaborar el presupuesto anual. Le dije que podíamos consultar a los hombres y mujeres de la cultura. Así lo hizo. Pero lo que ocurrió es que los pintores dijeron que lo más importante era la pintura, los escritores la promoción de los libros, los escultores la escultura y, salvando honrosas excepciones, así sucedió con casi todos. Supongo que de ser yo consultado años después hubiera contestado que lo más importante era la mejora, la calidad y la innovación personal. No me considero ejemplo alguno. Somos así.

Las personas cambiamos por convicción o por obligación. En el norte de Europa cambiaron en su tiempo tal vez por convicción; aquí lo haremos por obligación, insultando, quejándonos y maltratando al que tenemos enfrente. Pero se hará. Y de la misma manera que lo hecho no ha tenido vuelta atrás por los partidos de la oposición al llegar luego al poder, aquí sucederá lo mismo. Mientras tanto, ¿qué podemos hacer Vd y yo?… O dicho de otra manera, ¿cuál es el jardín a cultivar?… En mi caso, escribo un blog de vez en cuando. Y aprovecho mi experiencia vital como material para conferencias, talleres y apoyo a los demás. Por si puede ser de interés para alguien. Y es que uno da lo que da.

Comentarios

  • Acabo de leer tu último post, Eugenio. Eskerrik asko! por compartir con nosotros, tus ideas.

  • Acabo de leer tu post, Eugenio. Eskerrik asko! por compartir con nosotros tus ideas.

  • Eskerrik asko Eugenio, beti bezala oso aberatsgarria:)

  • … Y que no es poco,… Gracias Eugenio!

  • Grande Eugenio!!

    Te dejo el link de la entrevista que te realizamos.

    La emitiremos mañana miercoles de 15.00 a 16.00, en la zona de Tudela a través del 96.0 Fm y sino en radiotudela.com

    Gracis de nuevo.
    Se te entiende muy bien!!


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