Eugenio Ibarzabal

Feliz Navidad y feliz Año para las gentes de buena intención

Publicado por el 21 Dic 2009, en Sin categoría

Creo que, llegadas estas fechas, los que formamos parte del planeta de la mejora, podríamos regalarnos algo que nos haga bien. Aquí van mis sugerencias, que han sido a su vez de otros.

Mi buen amigo Jose Mari Laso me invita a leer un libro que no puedo menos de recomendar: “Atrapados en el hielo”, de Carolina Alexander, en el que se narra la legendaria expedición a la Antártida de Shackleton. Es un libro maravilloso porque es una novela, una aventura y un manual de liderazgo.

Es llamativo la importancia que concede al estar ocupado todo el día, en lo que sea, al objeto de evitar pensar en tonterías: en este caso en la rebelión. Es admirable el afán de Shackleton por tratar que su gente esté bien, en la medida de lo posible, lanzando el mensaje de que se pone en su piel y en sus dificultades, lejos de la cruel jerarquía de los barcos ingleses. Y por último, el sacrificio que es capaz de hacer, primero él, aceptando los lugares y trabajos más duros, y en consecuencia los demás. Es una historia de éxito en un escenario infernal, gracias a un liderazgo eficaz: se obedecían sus órdenes, no solo porque eran órdenes sino porque eran razonables. Juzgaba a la gente por su optimismo: “el optimismo es el verdadero valor moral”. El optimismo implica una determinada actitud ante la vida, la confianza. Y quien no confía, no es digno de confianza. De él hablaba así uno de sus hombres:

“Siempre es capaz de guardarse sus problemas y de mostrar una apariencia valerosa. Su inagotable alegría significa mucho para un grupo de exploradores decepcionados como nosotros. A pesar de su propia decepción, y todos sabemos que es desastrosa, sólo se deja ver de buen humor y lleno de confianza”.

Otro buen amigo, Eduardo Anitua, me regala “Los diez secretos de la abundante felicidad”, de Adam J. Jackson. Sencillo, fácil de leer y me ha hecho bien. Lo recomiendo. Alguien dirá cuando lo lea que ya se lo sabía. Es verdad. Pero también es verdad que tenemos que repetirnos las cosas una y otra vez. Es un misterio. ¿Por qué no las aprendemos, de una vez para siempre, y por qué no las ponemos en práctica, si es que hemos decidido que son buenas para nosotros?… Pues no. Hacemos lo contrario. Por eso la vida es un volver a empezar continuo.

Este año he aprendido mucho. Ha sido un año en el que me he visto cambiando mucho de opinión, con muchas contradicciones, yendo y viniendo. Al tiempo, constatando que cuanto más uno se cree el centro del universo peor se lo pasa, porque está mirando mal y no ha entendido nada. Creo que no se trata de lo que quieres conseguir sino de lo que haces para conseguirlo. No es tanto el qué sino el cómo, y si el cómo es lo que debe ser, el qué llegará, aunque tal vez se trate de un qué diferente al que habíamos planificado, o se produzca más tarde, o más temprano. Se trata de utilizar la llave correcta. Luego no sabemos muy bien qué es lo que puede haber detrás de la puerta. Y abrir con la llave correcta da seguridad: la sensación de pisar tierra firme. Nuestra imaginación es muy pequeña comparada con la magnitud de la vida.

Este año se cierra en España con un indudable malestar hacia la clase política. Constatable. Y sin embargo, mira por dónde, los políticos que han conseguido ese desastre lo han hecho por trabajar en términos de imagen. ¿Buena o mala?… Se supone que trataban de conseguir una buena, pero han conseguido una mala. Han hecho y actuado de una manera, pensando en que era la manera de caer bien, cuando al parecer debían de haber trabajado de otra. ¿Y si la responsabilidad funcionara?… No han utilizado la llave correcta.

Pero no hay que olvidar que somos como ellos, y que ellos son como nosotros. Como están más altos que nosotros, se les ven las intimidades que sólo los que están más cerca nuestro son capaces de ver.

Feliz Navidad a todas las buenas gentes y a las que quieren serlo, es decir, a las que viven con buena intención.

Comentarios

  • Anonymous

    He leído el libro “Atrapados en el hielo”, un regalo de una asesoría, y me ha sorprendido la capacidad que un equipo humano bien dirigido puede llegar a tener. Seguramente, nadie en su sano juicio emprendería esta aventura hoy en día con los medio de esa época. Sin teléfonos vía satélite, sin GPS sin vestimenta adecuada…etc. Lo mismo pasa cuando se recuerda el viaje a la luna, parece muy difícil repetirlo.
    En equipo sumamos más que uno a uno. Cada uno tiene que encontrar su lugar en el grupo…


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