Eugenio Ibarzabal

En recuerdo de un amigo.

Publicado por el 20 Jun 2015, en Sin categoría

Dos años de la muerte de un amigo que se suicidó. Se llevó su secreto. No lo quiso, no lo pudo, compartir.

Nos seguimos juntando sus amigos, hablamos de él, recordamos lo gran persona que era, su capacidad de entrega, su generosidad. Hasta los materiales más duros tienen un punto en el que, ante la presión, se rompen. Pero sus amigos continuamos hablando de él. Lo recordamos y nos emocionamos.

Para él lo más importante en la vida era la mejora, el cumplimiento de sus obligaciones, el trabajo. Un verdadero ejemplo para todos sus compañeros. Siempre la palabra amable, la disposición a la ayuda, el ánimo ante las dificultades.

Pero él recibió lo contrario. Y no pidió ayuda. Nunca sabremos el por qué.

Hoy es el día en que la dirección de su empresa aún no ha reaccionado. Discursos de gestión de personas, de lo fundamentales que son, de su satisfacción y de su implicación. Simple discurso, hacer que se hace. Se suicida uno de sus mejores trabajadores y no hay reacción, no hay reflexión, no hay consecuencias, no pasa nada. Fue su culpa, se dice que se dice.

Hablamos de la necesidad de grandes cambios y de trastocarlo todo. No sé. A veces con cambiar muy poco, podemos estar mucho mejor. En esa empresa están esperando que alguien haga algo. Porque, a veces, no es el sistema neoliberal, no es la conspiración universal, ni el gobierno de unos pocos, allá lejos, en Bruselas o en Nueva York, sino que son personas concretas, que están muy cerca, las que lo destrozan todo.

Y lo peor es que muchas veces son los mejores a los que peor tratamos. Como sabemos que no van a poner el grito en el cielo ni van a reaccionar mal…, pues nos aprovechamos de ellos. Los machacamos. ¡Qué crueldad!… Débiles con los fuertes y fuertes con los débiles.

Es en esos momentos cuando te das cuenta de que verdaderamente el mundo está al revés.

Comentarios

  • Salud, Eugenio. Tal como lo veo: Desde que nos conocimos finalizando los setenta del pasado siglo, le he escuchado decir a mi compañera de vida y militancia que no hay cambios únicamente con planteamientos verbales ideológicos, que ademas del ‘enemigo’ en el modelo de sociedad, si «llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones» (Durruti) hemos de vivir cada acto de acuerdo con el: lo comparto: el objetivo es el propio camino… y mejor tener un sueño hacia el que caminar… Pero (coño de peros!), hay un sistema de dominio, con un entramado ‘cultural’ y de intereses dominante, muy omnipresente y muy influyente, y no podemos pensar vivir mejor sin conocerlo para cambiarlo. Con mis respetos.

    • Eugenio Ibarzabal

      Salud, Mikel. Comparto por completo lo de tu compañera. No sé si hay un sistema, pero sí que a veces lo hay en nuestra mente, y ya es suficiente para que no haga mal. Para mí lo del sistema es un pensamiento negativo, que me hace mal. Y simplemente lo destierro.
      Creo en la ley del boomerang: lanza todo lo bueno que seas, tengas y se te ocurra, y espera y, sobre todo, confía. Algo volverá. A veces de una manera insospechada. Esa es al menos mi experiencia. Siempre hay devolución, y nunca del modo y tiempo esperado.
      Y la confianza en que todo esto tiene un sentido. ¿Cómo va a tener nuestra vida un sentido en un universo que no lo tiene?…
      Hacer sólo lo que se pueda, pero todo lo que se pueda. Confiar. Esperar.
      Y en ocasiones aguantar, que muchas veces es lo único que se puede hacer.
      Un abrazo muy fuerte, a ti y a tu compañera.

  • …Particularmente, yo le encuentro sentido al mero vivir: no necesito ni espero otra trascendencia que el orgullo de la dignidad libertaria de intentar dejar un mundo mas saludable que el que encontré al llegar, y, sobre todo, por mis hijos y nietos. Soy de clan, creo que siempre lo he sido: de un clan que desearía extenso, primero amigos del alma y familiares, luego buenos amigos y buenos colegas; después : las gentes de la tierra que estimo como la de mi identidad de origen; y luego el mundo, esta nave GAIA perecedera en la que navegamos por un rato todos nosotros haciéndonos la vida más difícil de lo que realmente es… La ambición desmedida de poder, riqueza, influencia… dominio sobre hombres y cosas y saberes… nos obliga a dedicar nuestras vidas a vacuos trabajos que producen cacharros inútiles y perecederos y consumen mas bienes que los que procuran… No te canso, Eugenio. Tengo un recuerdo agradecido de ti en años complicados y difíciles de vivir… quizá sea ese el tipo de retorno boumerang al que te refieres…! Amis hijos les enseñe que hay que ayudar a quien lo necesite sin otro proposito: poner en circulación ayuda mutua, hace que quizá te la encuentres de vuelta cuando mas la necesitas…!? a mi también me ha sucedido: Un abrazo. Mikel-Tar
    PS: otro día, si te hace, te comento mi idea sobre ‘compartir o no la charca del cerdito’…


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