Eugenio Ibarzabal

Dag Hammarskjold

Publicado por el 15 Abr 2010, en Sin categoría

Sinceramente tengo la impresión de que Europa, en muy poco tiempo, se va a convertir en un agradable parque temático, ideal para turistas de los futuros países ricos. Se discute mucho, se exige mucho, se es muy liberal, muy tolerante, el personal se cree mucho, se cree ejemplar y auténtica referencia del mundo, pero se trata de un espejo en el que solo se miran ellos mismos, los europeos. No se resuelve, no se avanza, no se apuesta, no se sacrifica, no se cambia. Eso sí, se reflexiona mucho. Pero de hacer, poco.
Mientras en los Estados Unidos la creación neta de empleo es un hecho, el iPod de Apple es noticia mundial, nos llegan cifras de dos dígitos de crecimiento en China y cercanas al 10 en India, la creación de una unión monetaria en Asia: China, Corea, Japón y los país del Asean. Y lo último: Volvo comprado… por los chinos. O una compañía india de móviles, Bharti, que, gracias a su empuje en Africa, acaba de pasar del puesto diez al cinco. Brasil se convierte en pocos años en una potencia mundial. Obama llega acuerdos con Rusia y con China, y Europa deja de existir, políticamente hablando.
Mientras tanto, en Francia, los socialistas diciendo que van a abrir un debate sobre “qué producir, cómo producir y cómo distribuir”. No se rían, es literal. Hace falta estar en las nubes. Y en España, lo último es lo del modelo austriaco. Mañana qué será. De locos.
Sí, ya sé. Algunos me dirán: a esos otros les llegará también el tiempo del amodorramiento que vive Europa. Dos consideraciones:
– para entonces el escenario del mundo habrá cambiado por completo,
– y por otra parte, los americanos, se diga lo que se quiera, aguantan y salen. ¿Cuál es el modelo a cambiar, el nuestro o el de ellos?…

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Pero ahora quisiera hablar de algo positivo. He leído uno de los libros más interesantes con los que he topado en mi vida. Se titula “Marcas en el Camino”, de Dag Hammarskjöld. Está en la editorial Mínima Trotta. Pero vayamos por partes.
Fue un político sueco, nacido en 1901, experto en economía y finanzas, que fue Secretario General de la ONU entre 1953 y 1961. Fue elegido por unanimidad en el año 1953 y en el 57 se le renovó el cargo. Fue un gran negociador, que consiguió el armisticio de Corea, le tocó el proceso de colonización de Africa, afrontó la crisis de Suez, Hungría y las negociaciones entre Camboya y Tailandia. Murió en un accidente aéreo que nunca se esclareció, al intentar poner fin a los combates entres las fuerzas de Katanga y los soldados de la ONU en Congo. Su muerte fue una de esas cosas que quedaron grabadas en mí cuando era un chaval. Era algo así como un héroe para mí, muy a pesar -o tal vez por eso- de que yo tenía 10 años cuando murió.
Pero lo que yo no sabía es que un hombre así era también un místico, y tal vez por eso, un sabio. Había oído hablar de él en determinados libros de desarrollo personal, pero no sabía que tuviera un libro. Al parecer era un cuaderno de notas que dejó a un amigo al morir, con la nota de que lo publicara si lo consideraba de interés. Y se publicó. Luego he sabido que se trata de un libro de éxito en muchos lugares del mundo. Así, a botepronto, es un poético volumen que recuerda a la estructura de los “Pensamientos” de Marco Aurelio, sólo que, a mi parecer, es aún mejor. Difícil en ocasiones, muy denso, sabio, creyente, y con esa impresión que a uno le queda cuando se topa con alguien que “sabe de lo que habla”. Sencillamente maravilloso.
Algunas expresiones, por si alguien desea hacerse con él y leerlo. “No aceptes nunca lo que consigas al precio de una concesión”… “No midas jamás la altura de la montaña antes de alcanzar su cima. Entonces verás lo baja que era”… “Soportó la derrota sin compadecerse de sí mismo, y el éxito sin admirarse”… “¡Que Dios ha de disponer de tiempo para ti te parece natural, pero tú no tienes tiempo para ocuparte de Dios!”… “Los demonios acuden sin ser invitados cuando la casa está vacía. Para tus otro huéspedes has de abrir tú mismo la puerta”… Todas ellas no son sino citas de las primeras páginas. Simplemente digo: no haré comentario alguno, no estoy a la altura. A quien le pueda interesar, ármese de tranquilidad y tiempo, y léalo. Lo agradecerá.

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Y otro libro. Mi buen amigo Alfredo Cuber me recomienda “Sin conciencia. El inquietante mundo de los psicópatas que nos rodea”, de Robert D.Hare. Me ha hecho descubrir tanto… Y lo que en el fondo plantea es: basta ya de tanta justificación.
He leído otras cosas, pero para otra vez. Y para los que no la han visto, que no se pierdan la película “El concierto”.

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