Eugenio Ibarzabal

Cosas buenas en Inglaterra

Publicado por el 22 May 2012, en Sin categoría

Leo unas declaraciones en “The Guardian” del líder del partido Syriza, Alexis Tserapis, que me parecen definitivas: “si tú debes 5.000 al banco es tu problema, pero si debes 500.000 es un problema del banco… El (nuestro) es un problema de todos. Es nuestro problema. Es el problema de Merkel. Es un problema europeo. Es un problema mundial”… En toda la entrevista no hay asomo de responsabilidad propia. El problema empieza, según él,  hace dos años, con los primeros acuerdos de rescate, no antes, con la irresponsabilidad del gasto, el mal uso de las ayudas europeas y con la corrupción. Más claro, agua.

Es un chantaje que se nos hace a todos. O me sigues refinanciando, o te hundo. Esa es la situación en la que nos encontraríamos. Y adelanta que va a haber un tercer rescate y a los seis meses otro más. Literal. ¿Es esto un escenario estable para el futuro?… ¿Vd. que haría con un socio (sic) así?….

Me llama la atención su sonrisa y su, en apariencia, alegría desbordante en la fotografía de la entrevista. En su caso, cabría pensar que es como para estar realmente preocupado por la situación, pero no es esa la impresión que ofrece. Los que tenemos que estar preocupados somos, al parecer, los demás. La entrevistadora cuenta que ese mismo día Tserapis ha recibido en su oficina del parlamento otras dos visitas: la del embajador alemán en Grecia y la del Presidente del Parlamento europeo. ¿Se imaginan la impresión que tienen que causar en una persona que piensa como él?…. Lo siento, pero creo que aquel dicho de que cada país tiene los gobernantes que se merece, en este caso es como para tenerlo muy en cuenta. Tengo unas enormes ganas de conocer los resultados de las elecciones de Junio.

Me gustaría comentar en este blog una interesante experiencia que estoy viviendo en Inglaterra. Se llama Ramblers, y es una organización de la que me he hecho miembro y que ofrece la posibilidad, cuatro días a la semana, todas las semanas del año, en cualquier punto del Reino Unido, de andar por el campo, conocer nuevas personas y charlar. No creo que sea necesario que les hable de las maravillas de la campiña inglesa; es posiblemente lo mejor de este país, pero si a la posibilidad de hacer ejercicio en el marco de unas vistas maravillosas, se le une la de conocer a gente distinta, educada y de los sectores profesionales más diversos, no me negarán que es un auténtico placer, y además muy barato.

En una de estas excursiones he conocido, entre otros, a un embajador que trabajó en la oficina de comunicación de Thatcher. Me llamó la atención cómo recalcaba que en aquel tiempo en el 10 de Downing Street no había más de sesenta personas, incluyendo limpieza y mensajería. Me dijo que cuando visitaron la Casa Blanca se quedaron sorprendidos al comprobar que había trescientas. ¿Cuánta gente puede haber ahora en Moncloa o, sin ir más lejos, en Ajuria-Enea?…

Esta organización, Ramblers, es además un auténtico lobby: consiguió abrir al público todos los pasos que puedan existir en propiedades privadas, de modo que si existe un camino, el propietario de la granja correspondiente no se puede negar a dejar pasar por él a la persona que así lo desee. Adjunto alguna fotografía de nuestras últimas andadas por la zona de Canterbury. Si alguien tiene que venir por aquí, he recopilado los nombres de unos restaurantes estupendos.

Naturalmente, es una organización de voluntarios, y ahora viene lo bueno. Yo sabía que el voluntariado era importante aquí: había comprobado a las mañanas a personas dirigiendo el tráfico a la hora de los colegios, ayudando en un museo o prestando servicios muy sencillos de apoyo en los hospitales. Pero la gran sorpresa ha sido cuando he coincidido con jueces o policías que son voluntarios. Sí, voluntarios. Reciben una preparación intensa y en un caso dedican unos días mínimos al año a juzgar delitos menores, rebajando así la tensión correspondiente, o trabajan quincenalmente apoyando a los policías profesionales en jornadas de noche, altercados callejeros e incluso en manifestaciones. Y lo hacen gratis. Me llamó la atención el orgullo y la satisfacción con lo que lo contaban. Sinceramente, yo no tenía palabras. Me estaban demostrando que se pueden hacer muchas cosas sin dinero.

Entre las personas que más me han impresionado en los últimos tiempos está la de un investigador que he conocido. Doctorado en Bristol con las mejoras notas – Bristol tiene la misma categoría que Oxford o Cambridge-, y matemático de origen, trabaja en una obra interdisciplinar sobre el origen de la vida. Ha publicado en las mejores revistas científicas. Y todo eso a pesar de un grave problema genético desde los dieciséis años que le provoca dolor constante en manos, espalda y rodillas, hasta el punto de no poder dar clase ni realizar trabajo alguno. La universidad de Bristol le organizó exámenes específicos para él, liberándole de todo lo escrito, y luego le invitó a realizar su doctorado en la universidad. Anda lo mínimo para evitar el dolor. Cuando llueve y hay viento, no puede sostener un paraguas, y cuando se dedica a la fotografía, su gran pasión, tiene que utilizar una cámara ligerísima para poder cargar con ella y manejarla entre sus manos, lo que no obsta para que se haya convertido en un gran fotógrafo, con varios libros de fotografía publicados. No puede apenas utilizar el ordenador, pero no es tampoco fácil que alguien le ayude, por necesitar de algo más que una persona que le efectúe labores de secretariado. Permanece gran parte del tiempo tumbado, y visualiza largo tiempo antes de tener que escribir, su gran limitación. Es por eso que su producción científica es limitada. Le ayuda sin embargo mucho nadar y, al no poder hacer más ejercicio físico que ese, cuida enormemente su alimentación, hasta el punto de haberse convertido en un gran cocinero.

Pero lo más relevante viene ahora: cuando voy a su estudio, siento una enorme paz. Es una llamada a la aceptación como inicio del auténtico crecimiento. Es algo así como decir: esto es así, lo tomas o lo dejas. Bien, lo tomas. Y a partir de aquí qué vas a hacer, cómo vas a crecer, qué clase de persona quieres ser. Sonríe, escucha, acepta, le interesa todo. Supongo que tendrá sus altibajos, pero yo diría que es un hombre fundamentalmente feliz. No es creyente, y al tiempo está enamorado de la belleza de la vida, por eso se dedica a investigar el origen de la vida, porque desea conocer lo que hay detrás de esa maravilla. En esta vida hay también gente así. Y cuando uno lo encuentra, considera que solo lo bueno como eso importa. Este es un homenaje para mi buen amigo Richard Sayer, aunque probablemente él nunca lo sepa. Algo le llegará.

Leo una reseña de un libro del filósofo francés Alain Badiou, 75 años, un hombre de Mayo del 68. Se trata tal vez del filósofo más reconocido en la actualidad de Francia. Nos habla del amor, y nos dice: “todo el mundo piensa que el amor está relacionado con la búsqueda de la persona que me conviene y que, si la encuentro, todo irá bien. Pero no es así. El amor implica trabajo. Se lo dice un viejo”… Y yo me pregunto: ¿a qué edad habrá descubierto este buen hombre semejante obviedad?… Y a partir de ahí se dedica a hablar contra las agencias de encuentro, como paradigma del pensamiento mayoritario actual: “todo el mundo quiere un contrato que les garantice contra el riesgo. Pero el amor no es eso. Tú no puedes comprar el amor. Puedes comprar sexo, pero no amor”…A mí, sinceramente, todo esto me resulta tan evidente, está ya tan descubierto, la humanidad lo ha reflejado tantas veces, que lo único que cabe decir es: mira que tonto soy que lo acabo de descubrir a los 75 años…. Y a partir de ahí, ya solo escribiría solo la estupidez humana.

Me siento muy tranquilo y relajado, esa es la verdad. Por fin, en muchos meses. El día pasado pensé: y si todo se acaba esta noche, qué. Que me quiten lo bailado, me respondí, y tuve una enorme paz. Brighton es un buen lugar para vivir. Pasaré unos días por Escocia, andando por sus montes. Y luego, a mediados de Junio, iré a trabajar con mis buenos amigos de ADEGI. Los días 11 y 12 de Junio voy a ofrecer un Taller de Comunicación Interna, una experiencia piloto que, si es de interés, puede dar lugar a un nuevo servicio. Posteriormente trabajaré con ellos en su Plan Estratégico, algo apasionante en los tiempos que corren.

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