Eugenio Ibarzabal

ESTO VA EN SERIO.

Publicado por el 17 Oct 2022

Trato de explicar mi posición sobre Ucrania a una amiga, pero por toda respuesta recibo un “yo estoy por la paz, no por la guerra”. Le pido que me lo explique, pero me encuentro de inmediato con que “unos y otros son culpables, no me fío de nadie, hay intereses ocultos, no tengo arte ni parte en sus causas, tengo derecho a pensar en mí, hay que apoyar la diplomacia y la negociación”. La conversación se acaba ahí. Ella se proclama pacifista y me tilda sin ambages de belicista.
Recientemente he leído proclamas de algunos que postulan “Parar la guerra”. Suena bien. Ojalá, me digo. La pregunta es cómo. Cuando lo exponen la respuesta parece simple: no intervenir en Ucrania. Es decir, mejor dejar tranquilo a Putin, al igual que hizo Obama en Siria tras los ataques químicos, y no apoyar militarmente al Gobierno ucraniano tras los ataques rusos. Es la No Intervención.
Y en ese momento me llegan viejos recuerdos.
Los demócratas y antifascistas de la generación anterior a la mía tenían clavado a fuego el papel del Comité de No Intervención de británicos y franceses durante la guerra española, que negaron las armas a los republicanos, al mismo tiempo que alemanes e italianos apoyaban sin reparos a los franquistas. También recuerdo muy bien como muchos de ellos soñaron hasta el último momento con que los norteamericanos nos les abandonarían tras el final de la guerra, incluso que intervendrían, con el desengaño correspondiente.
También eso es perder Memoria histórica.
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LAS CENIZAS DEL RECUERDO

Publicado por el 24 Ago 2022

En un artículo titulado “Las cenizas de la nación”, escrito por Juan Luis Cebrián el 11 de julio de este año en el periódico “El País”, y que bien cabría interpretar como que de España no quedan hoy sino los restos de la hoguera que ha provocado el “sanchismo”, se nos dice ya desde las primeras líneas que “en el plano político padecemos una crisis estructural que amenaza seriamente a la supervivencia de las instituciones democráticas”. Más tarde se afirmaba que “se puede acabar con la convivencia en paz y el porvenir seguro de los españoles”.

Daba miedo.

Veamos su porqué.

Habla de recesión, inflación, derroche, deuda, militarismo, desigualdades, paro estructural, desvaríos de la “ley trans”, apoyo armamentístico a Ucrania (por cierto, asumiendo en la práctica la posición de Podemos), y, ante todo, desmemoria histórica que rinde homenaje, según él, al terrorismo etarra.

Luego, dice que no quiere hablar con detalle salvo del último aspecto.

“Que un gobierno del PSOE pacte con los herederos del terrorismo, antiguos terroristas algunos de ellos mismos, una estupidez tan grande como que los crímenes del franquismo se prolongaron durante la Transición es no solo una ofensa a las víctimas de ETA, sino una afrenta a millones de votantes del PSOE, y a una gran parte de sus antiguos dirigentes”. 

Me puse a recordar.

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ETTY DE NUEVO

Publicado por el 18 Jul 2022

Vuelvo a Etty Hillesun con motivo de un nuevo libro sobre ella, escrito esta vez por Ana Martín Echagüen.

Mira que es difícil hacer un nuevo libro sobre Etty, pero Ana María lo ha conseguido, porque ha desmenuzado como nadie el proceso espiritual de esta admirable holandesa. Paso a paso. No es casualidad su tercera edición.

Asistí a su presentación en Bilbao, donde, una vez más, pude comprobar que los hombres no cubrían el cinco por ciento de los asistentes, tal y como suele suceder en tantos eventos. ¿Pero qué nos pasa a los hombres hoy?

Etty es para mí una fuente de inspiración vital. Si me preguntaran: cita a alguien ejemplar, no lo dudaría, y citaría a Etty Hillesum.

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Entrevista en el Grupo de Noticias

Publicado por el 16 Jun 2022

Por UXUE GARRO IRASTORZA

El libro que presenta tiene como título “El marido de la inglesa que vivía en la casa del danés”. ¿Por qué ese título, cuando el tema sobre el que gira la obra es la escucha?

  • Es una historia que narra la experiencia del “marido de la inglesa que vivía en la casa del Danés”, que es como me llamaban en Obanos, en Navarra, cuando mi mujer y yo, sin conocer a nadie, decidimos vivir en ese maravilloso pueblo. Para ello tuvimos que integrarnos, para lo que tuvimos que hacer el esfuerzo de dejar por un tiempo nuestra identidad e historias anteriores, abrirnos a las del pueblo y poner nuestro contador vital a cero, que es la mejor manera de obligarte a escuchar. De algún modo, me transformé en otra persona. Luego descubrí que eso mismo es lo que había hecho a lo largo de muchos momentos de mi vida: olvidarme de mí, abrirme a los demás y escuchar, y de ese modo empezar una nueva vida, porque lo bueno de esta vida es que, si queremos, podemos vivir muchas vidas diferentes.

Esta historia es la historia de mi vida a lo largo de más de cuarenta años.

Eugenio Ibarzabal, con su nuevo libro. Foto de Oskar González

 

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LA DEPENDENCIA DEL AMOR

Publicado por el 17 May 2022

Vengo de visitar a mi nieta de siete meses, que por desgracia vive lejos, y al mismo tiempo me llegan malas noticias de salud de una octogenaria a la que quiero mucho, que también reside fuera de aquí. ¿Qué tienen las dos en común?: que una y otra son dependientes, o mejor, totalmente dependientes.

En el caso de mi nieta, su vida depende por completo del cuidado y la atención de sus padres. En el caso de la octogenaria, que vive sola, en cama tras una operación, de la ayuda de los más cercanos.

Nacemos dependientes y, al acercarnos al final, nos convertimos de nuevo en dependientes. Eso es la vida: un eterno volver a empezar.

 

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PERSONAS y “PELÍCULAS”

Publicado por el 11 Abr 2022

Tengo que reconocer que me estremezo cada vez que leo las noticias. Prometo dejarlo, pero me creo en la obligación de seguir leyendo. Tal vez lo único bueno de esa guerra -y espero que se me entienda bien-, es que nos puede ayudar a descubrir lo que hasta ahora se nos mostraba cubierto.

Siempre se habla de que detrás de una guerra hay intereses económicos. También hay otras cosas: por ejemplo, las personas y las “películas” que esas personas crean para justificar sus actuaciones. Felizmente está Biden en el poder y no Trump. Los intereses económicos de los EE.UU. son, en un caso y en otro, los mismos, pero la actuación de Trump distaría mucho de la de Biden. Esto de las razones personales para explicar la historia sería tachado de poco científico por algunos historiadores, pero también les diré que muchas de las explicaciones, siempre posteriores, de historiadores, me parecen almacenes de datos, a los que siempre cabría añadir la misma pregunta: y después de tener en cuenta todo lo que usted dice que hay que tener en cuenta, ¿por qué pasó lo que pasó?

Todo y nada, como respuesta.

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La política joven de una veterana

Publicado por el 18 Mar 2022

Si algo me gusta de Manuela Carmena, con la que estuve el pasado fin de semana en Madrid, es verla fresca, sin que el cinismo imperante haya podido con ella, muy a pesar del trato que recibió por parte de la derecha: “vieja, vieja; roja, roja”, le gritaban algunos jóvenes energúmenos. Ha demostrado saber aguantar, sobrevivir y seguir. Admirable. Aprovecho el viaje para leer su libro, “La política joven”.

¿Se puede reformar la política? Esa es su preocupación y la de muchos. Manuela nos da alternativas, a propósito de las cuales soy más entusiasta en algunos casos que en otros. Ella cree en hablar y en escuchar, en decir la verdad y sancionar al que miente sabiendo que miente; también entiende que los partidos deben cambiar de funcionamiento interno; propugna una comunicación más directa entre elegidos y electores; aboga por abrir la elaboración de presupuestos a la participación popular (tal vez la propuesta ante la que soy más escéptico); y sobre todo, cree en debatir teniendo como base datos, evaluar luego siempre y en algo muy querido para ella: humanizar la justicia (así la conocí, y me consta que ella no solo lo propone sino que lo practica).

Sabiendo que uno participa de la misma preocupación, ¿Qué propondría yo, si es que alguien me lo preguntara? ¿Qué hacer, pero en concreto?

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El marido de la inglesa

Publicado por el 10 Mar 2022

El 11 de mayo sale a la calle un nuevo libro que terminé en otoño del pasado año, tras terminar el dedicado a la familia Sota. Se titula “El marido de la inglesa que vivía en la casa del danés”. Sí, ya sé que el título es sorprendente. Pero el contenido será más claro si digo que lleva como subtítulo “Una historia sobre el poder de la escucha”. El libro está ya a la preventa.

En realidad, es mi historia como hombre al que le ha tocado escuchar, que ha sido siempre mi forma de aprender y de sobrevivir: escuchando. No lo digo como mérito particular, ni como ejemplo de lo que uno hace y otros deberían hacer, no. Es lo que me ha tocado hacer, simplemente, me gustara o no. Y en muchas ocasiones, la verdad, me ha gustado muy poco. Pero me ha tocado hacerlo.

En el libro cuento mi experiencia y me descubro un poco. Si es para bien, ¿por qué no?

Lleva un prólogo de mi gran amigo Eduardo Anitua, y dos frases testimoniales: una de Manuela Carmena, con la que colaboré cuando me tocó lidiar con el sector de las organizaciones judiciales y de la que tengo un excelente recuerdo, y de Rudolf Flieger, un alemán al que conocí en el año 1978, cuando la embajada alemana me invitó a un viaje en el afán de conocer su sistema federal; lo más importante que saqué de aquella estancia fue mi amistad con Rudolf, mi guía entonces, una amistad que se ha renovado en los últimos tiempos.

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Caminar

Publicado por el 23 Feb 2022

Dejé de correr a los cincuenta años, por temor al posible daño en mis rodillas, decisión de la que me alegro cada día. Y comencé entonces a caminar. Lo he hecho durante muchos años en razón del ejercicio, y, por tanto, en bien de la salud; no creo que sea necesario alabar sus beneficios. Pero llevo un tiempo en que caminar se ha convertido en algo más. En mucho más.

Con frecuencia me dicen que si escribo es porque me gusta. Trato de explicar de que no es exactamente así, pero da exactamente igual: hay quienes jamás han escrito nada, pero parecen conocer porqué escribimos los demás. Ocurre algo parecido al hablar de creencias; muchos no creyentes parecen conocer mejor que los creyentes las razones por las que creemos. No sé por qué preguntan cuando no les interesa nada nuestra respuesta. Termino por decirles que los que creen y los que no creen conjugan el mismo verbo, y que también los no creyentes, en su caso, tendrían la obligación de demostrar por qué no creen. Pero es un afán estéril.

Muy pronto abandono esas conversaciones, porque no tienen interés alguno.

No es, pues, gustar el verbo que conjugo al ponerme a escribir. Utilizaría tal vez entender, construir de la nada, concatenar, narrar, unir una historia a un ritmo, encontrar la propia voz, imaginar y muchos otros verbos. Pero no el de gustar. Sin embargo, cuando hablo de caminar, el verbo apropiado sí es gustar. O tal vez disfrutar.

Porque lo que de verdad me gusta es caminar.

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