Eugenio Ibarzabal

Feliz Navidad y feliz Año para las gentes de buena intención

Publicado por el 21 Dic 2009

Creo que, llegadas estas fechas, los que formamos parte del planeta de la mejora, podríamos regalarnos algo que nos haga bien. Aquí van mis sugerencias, que han sido a su vez de otros.

Mi buen amigo Jose Mari Laso me invita a leer un libro que no puedo menos de recomendar: “Atrapados en el hielo”, de Carolina Alexander, en el que se narra la legendaria expedición a la Antártida de Shackleton. Es un libro maravilloso porque es una novela, una aventura y un manual de liderazgo.

Es llamativo la importancia que concede al estar ocupado todo el día, en lo que sea, al objeto de evitar pensar en tonterías: en este caso en la rebelión. Es admirable el afán de Shackleton por tratar que su gente esté bien, en la medida de lo posible, lanzando el mensaje de que se pone en su piel y en sus dificultades, lejos de la cruel jerarquía de los barcos ingleses. Y por último, el sacrificio que es capaz de hacer, primero él, aceptando los lugares y trabajos más duros, y en consecuencia los demás. Es una historia de éxito en un escenario infernal, gracias a un liderazgo eficaz: se obedecían sus órdenes, no solo porque eran órdenes sino porque eran razonables. Juzgaba a la gente por su optimismo: “el optimismo es el verdadero valor moral”. El optimismo implica una determinada actitud ante la vida, la confianza. Y quien no confía, no es digno de confianza. De él hablaba así uno de sus hombres:

“Siempre es capaz de guardarse sus problemas y de mostrar una apariencia valerosa. Su inagotable alegría significa mucho para un grupo de exploradores decepcionados como nosotros. A pesar de su propia decepción, y todos sabemos que es desastrosa, sólo se deja ver de buen humor y lleno de confianza”.

Otro buen amigo, Eduardo Anitua, me regala “Los diez secretos de la abundante felicidad”, de Adam J. Jackson. Sencillo, fácil de leer y me ha hecho bien. Lo recomiendo. Alguien dirá cuando lo lea que ya se lo sabía. Es verdad. Pero también es verdad que tenemos que repetirnos las cosas una y otra vez. Es un misterio. ¿Por qué no las aprendemos, de una vez para siempre, y por qué no las ponemos en práctica, si es que hemos decidido que son buenas para nosotros?… Pues no. Hacemos lo contrario. Por eso la vida es un volver a empezar continuo.

Este año he aprendido mucho. Ha sido un año en el que me he visto cambiando mucho de opinión, con muchas contradicciones, yendo y viniendo. Al tiempo, constatando que cuanto más uno se cree el centro del universo peor se lo pasa, porque está mirando mal y no ha entendido nada. Creo que no se trata de lo que quieres conseguir sino de lo que haces para conseguirlo. No es tanto el qué sino el cómo, y si el cómo es lo que debe ser, el qué llegará, aunque tal vez se trate de un qué diferente al que habíamos planificado, o se produzca más tarde, o más temprano. Se trata de utilizar la llave correcta. Luego no sabemos muy bien qué es lo que puede haber detrás de la puerta. Y abrir con la llave correcta da seguridad: la sensación de pisar tierra firme. Nuestra imaginación es muy pequeña comparada con la magnitud de la vida.

Este año se cierra en España con un indudable malestar hacia la clase política. Constatable. Y sin embargo, mira por dónde, los políticos que han conseguido ese desastre lo han hecho por trabajar en términos de imagen. ¿Buena o mala?… Se supone que trataban de conseguir una buena, pero han conseguido una mala. Han hecho y actuado de una manera, pensando en que era la manera de caer bien, cuando al parecer debían de haber trabajado de otra. ¿Y si la responsabilidad funcionara?… No han utilizado la llave correcta.

Pero no hay que olvidar que somos como ellos, y que ellos son como nosotros. Como están más altos que nosotros, se les ven las intimidades que sólo los que están más cerca nuestro son capaces de ver.

Feliz Navidad a todas las buenas gentes y a las que quieren serlo, es decir, a las que viven con buena intención.

Dos libros y un aniversario

Publicado por el 24 Nov 2009

He leído el libro que sobre Unamuno han escrito Colette y Jean Claude Rabaté. A mí me ha hecho pensar. Está hecho a partir de la correspondencia mantenida por Unamuno. En muchas ocasiones, uno tiene la impresión de que lo que se dice y escribe es más la necesidad de “estar ahí”, por la razón que sea, que fruto de una convicción profunda y meditada. En el caso de Unamuno, me da la impresión de que el origen de casi todo es doble: un ego desbocado y la necesidad imperiosa de escribir para ganar el dinero que necesita para llegar a final del mes. Escribe tanto y dice cosas tan contrapuestas que, inevitablemente, en algo tiene que acertar. Con todo el respeto, pero el personaje me ha parecido patético.

Algunas frases: “Esta pobre España… Que, por qué no decirlo si lo pienso?, necesita de mí… Yo, como creo haberlo dicho, estoy satisfecho de haber nacido, y más convencido que nunca de la gran falta que hago en el mundo”…

Sus posiciones sobre la guerra de Africa, la semana trágica de Barcelona, la ejecución de Ferrer, la cultura europea, su apuesta final por la sublevación franquista, son de tal claridad que no admiten matizaciones, ni justificaciones, ni explicación alguna. Sus palabras son definitivas. Se equivocó hasta el final. Y lo que es peor, algunos de sus aciertos, como su posición antimonárquica o su lucha contra Primo de Rivera, más parecen venganzas personales por no haberle mantenido en el rectorado u otorgado determinado reconocimiento al que aspiraba, que fruto de una denuncia honesta y valiente.

Vivir a su lado tuvo que ser verdaderamente difícil. Todo son críticas, insultos y descalificaciones hacia los demás. Qué poca generosidad, comprensión, compasión o amor hay en su vida. Su matrimonio es una “costumbre”. Pontifica sobre lo que sabe y sobre lo que no sabe; se cree con derecho a opinar de todo. Se cree mejor que los demás. Vive, lucha y muere completamente solo. Ya lo dijo cuando era joven: “mi único amor soy yo; el egoísmo es fuente de mi vida pasajera, que cuando llegue al borde del abismo solo me encontraré… Yo soy soberbio cual Satán altivo; me quiero todo a mí”. Poco recomendable. Mejor quedarse solamente con alguno de sus libros.

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También he leído “La Batalla de Normandía”, de Anthony Beevor. Me ha estremecido, y me he felicitado de lo afortunado que soy porque ni a mí ni a los míos nos ha tocado –porque de tocar se trataba- una desgracia semejante. ¡Cuantas veces he pensado que mi hijo podía haber sido uno de esos soldados, aliado o alemán, qué más da, de cuyas penalidades y horrores tan buena cuenta da el libro!… Y luego, lo de siempre: hay quienes ante lo mismo se comportan de una manera y de la contraria. Hay libertad de elección incluso en la peor de las circunstancias. Soldados que han sufrido hasta la extenuación y rechazan la venganza, y gentuza que ha convivido con los nazis y que se apunta a la más cobarde de las venganzas. No hay cosa peor: fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. Y entre todo ello, el ego omnipresente de los Patton y Montys. La vida misma.

Cuando pienso que muchos de aquellos soldados habrían soñado hacer de sus vidas cualquier cosa menos lo que finalmente les tocó hacer…, me viene a la memoria el olvido de la fortuna que nos ha tocado vivir y, en consecuencia, el disfrute que dejamos escapar cada día.

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Se cumplen veinte años de empresa. Un noviembre como éste, hace veinte años, me echaba a caminar por libre. No había un solo cliente, pero fue una de las mejores decisiones de mi vida. Echo la mirada atrás y hoy no sé si hubiera tenido fuerzas para ello. En todo caso, Sarah estaba y sigue estando muy cerquita de mí. Menos mal. Pero los que no teníamos una profesión, ni una vocación, ni una infraestructura clara, y sin embargo vivíamos rodeados de obligaciones por doquier, no podíamos hacer otra cosa que saltar y pedalear como locos. Hasta hoy. Sí, es verdad, se crea por necesidad, aunque las necesidades pueden ser de muy distinto tipo. Pero echo la vista atrás, y pienso que monté la empresa porque era la única manera de dedicarme a lo que para mí tenía un sentido.

He pasado muy buen rato con “Julia & Julie” y con Meryl Streep. ¡Qué pedazo de actriz!… Me encantan las películas donde hay buenos matrimonios y donde los maridos parecen gente que quiere a sus mujeres, e incluso se sacrifica por ellas. Y es que, a la vista de lo que aparece en los medios, parecen una especie en extinción.

Paz

Publicado por el 13 Oct 2009

Sí, ya lo sé: llevo un tiempo sin escribir. Uno da lo que da. Pero es que el Proyecto HADA se está convirtiendo en algo muy intenso. Ya lo imaginaba. Y se trataba de poner en marcha el primer grupo de de 380 profesores. Como decía aquel, puedo prometer y prometo que cuesta. Observo las expectativas, los temores y las fantasías, mías y ajenas. Y las dejo pasar. Procuro hacer lo que toca, aquí y ahora, aunque no siempre lo consigo.

Como solo lo bueno importa, hablaré de algo que he vivido en estos días, yendo de la ceca a la meca, presentando el proyecto ante unos y otros. He sentido de todo menos stress. Me he levantado pronto y con ganas, muy a pesar de que no era fácil lo que venía por delante y advertía la pelmada de los viajes, las maletas por hacer y el cúmulo de detalles a recordar y tener en cuenta. Pero tenía un objetivo, sabía lo que me tocaba hacer y me dedicaba a cumplirlo. Como un jinete que se dedica a saltar obstáculos. Pero uno tras otro, y no todos a la vez. Y me he sentido bien, poniendo la atención en un obstáculo detrás de otro. Nunca en dos al mismo tiempo. Me he sentido ligero y en paz. Cada vez que me venía a la cabeza la idea de “qué cansado estás”, dejaba este mal pensamiento a un lado. De haberle hecho caso, me hubiera sentido todavía más cansado. Era preciso, pues, pasar. Hasta llegar a la cama y, entonces sí, descansar. He recordado algunos episodios de stress anterior, y me he dado cuenta, una vez más, de que estar sanamente ocupado es lo mejor para evitarlo. No sé muy bien lo que es la felicidad, pero sí sé lo que es la paz, porque la he vivido, a pesar de todo.

Estoy impartiendo seminarios en ADEL y en ADEGI. Cada vez los preparo menos. Entiéndaseme bien: no es que me crea más capaz. Al revés, cada vez me creo menos. Pero si los preparo demasiado previamente, esto me impide estar igual de atento ante las preocupaciones, inquietudes y preguntas de los que me escuchan. Trato de entender lo que me dicen, meterme en su mundo y ponerme en su lugar –lo expliquen bien o menos bien-, y a partir de ahí responder con la máxima humildad y respeto. Y para ello tengo que evitar ir con un esquema muy elaborado. Funciona.

Vivir. Itinerario de Innovación Personal”, el nuevo libro, es un poco como las memorias que nunca escribiré. Creo sinceramente que está lo mejor que yo he conocido y vivido. Es curioso, pero me ha hecho bien. Si alguien me preguntara por qué escribo, contestaría que, antes de nada, para encontrarme a mí mismo. Y si, de paso, puede venir bien a alguien, mejor que mejor. No es que haya tal vez grandes novedades, pero sí que observo que cuento lo mismo de otra manera. Pero noto la diferencia con las primeras reflexiones. Ahora me siento más deudor de la vida. Sé quien inicia la trama, y sé quién se limita tan sólo a responder. Veo a la persona como una piedra viva, que se deja moldear por la vida, como si de una gran escultora se tratara, a la que no siempre se le entiende, pero de la que la experiencia demuestra que quiere sacar lo mejor de uno. Y cada vez más, esa vida me genera confianza. Abandono y confianza. “Limítate a responder lo mejor que puedas, me digo, y olvídate de todo lo demás”… No crean, tiene su cosa.

Y algo de esto he sentido al ver “Si la cosa funciona”, de Woody Allen. Tengo la sensación de que hablamos de lo mismo. En el fondo, y ya son varias las películas en el mismo sentido, es el reconocimiento de que hay una trama previa que nos supera, atrae y juega con nosotros. Trama ante la cual, algunas de nuestras pretensiones, creencias e iniciativas, resultan verdaderamente ridículas. En este sentido, el patético protagonista de la película me parece una estupenda imagen de la sociedad moderna.

De vuelta

Publicado por el 14 Sep 2009

Aprovechando un trabajo profesional de mi mujer, Sarah, hemos pasado unos días en un agradable hotel de Laveno, en el Lago Maggiore, muy cerca de Milan. Un placer. He aprovechado para hacer las correcciones finales del libro. Hay tres fases en un libro, al menos para mí: la primera, que es poner negro sobre blanco por primera vez, y que supone sufrimiento; la segunda, que es el desarrollo y la precisión, que es el divertimento; y la tercera, que es la corrección final, y termina en aburrimiento.

El libro se va a titular finalmente: “Vivir. Un itinerario de innovación personal”, y estará en las librerías a comienzos de Octubre. Si a alguien le interesa que se lo enviamos, no tiene más que ponerse en contacto conmigo. Ya sabe que lo recibirá dedicado y firmado, y será una satisfacción para mí.

El libro tiene una vocación final, que es la de servir de asesoramiento on line en el futuro. Creo que no solo se trata de hablar sino también de escribir, y el responder a las preguntas que se adjuntan en cada final de capítulo puede servir de guión de trabajo. Con posterioridad estaría encantado de servir de elemento de contraste, si alguien lo quiere. Nos podemos conocer, elaborar un plan de trabajo y formar un equipo a la hora de redactar una reflexión personal, con las conversaciones y reuniones que se consideren pertinentes. Ahí estamos.

Y de allí nos hemos ido a Valencia unos días, poniéndonos en contacto con Centros educativos para implantar el Proyecto HADA. Va a ser que sí.

Me costó desconectar en el verano, pero a los días lo conseguí. No soy de vacaciones largas, de un mes. Prefiero unos pocos días, tres o cuatro, a lo sumo, y varias a lo largo del año. Es curioso lo que me sucede: llego con Cansancio Mental Continuo, y en cuanto estoy bien y me desaparece, me vienen a la cabeza más y más ideas nuevas, que me provocan, si no lo controlo, más Cansancio Mental Continuo. Y se supone que me dedico a asesorar a los demás…
En todo caso, el descanso me ha venido bien para comprobar la distinta manera de ver lo mismo y poner las cosas en su sitio. Observemos esta expresión: se trataría de colocar los problemas en el lugar que le corresponden. Eso significa que hay un lugar, un sitio, donde cada cosa debe ser colocada. En definitiva, un orden. Y si nos fijamos bien, se trata de un orden previo.

Vi una película que me llamó la atención: “Seraphine”. Está en video, es la historia real de una conocida pintora francesa, y la verdad es que te hace pensar. Me interesó. Me espera un trimestre movido, yendo de la ceca a la meca. Cuando me preguntan qué tal, contesto: “sanamente entretenido”. Y si nos paramos a pensar de verdad un instante: ¿a qué más podemos aspirar, sino a estar sanamente entretenidos?…. La verdad es que he releído también unos libros de ensayo de cuando tenía 18 años. Y esos libros hablaban también de la “gravísima crisis de valores” en los que vivía la Europa de entonces. Me ha hecho mucha gracia. Es como si la constante de la humanidad fuera descubrir lo mismo de vez en cuando, escandalizarse, acusar a los demás y seguir viviendo igual. En definitiva, algo parecido a lo que ocurre con España y el fracaso escolar.
Siempre haciendo como que hacemos, pero ¡qué plasta somos!…

Buenas noticias y felices vacaciones

Publicado por el 14 Jul 2009

En primer lugar comentar que ya es oficial la aprobación por parte del Ministerio de Industria a través de su Plan Avanza del Proyecto HADA. Esto supone la garantía del desarrollo del Proyecto contra el Fracaso Escolar. Es el resultado de un trabajo de cinco años. En este momento contamos ya con los contenidos preparados, el desarrollo de la aplicación informática a través de Ibermática, los tutores listos y lo que aún es más importante, los clientes. Nos estamos encontrando con un sí de profesores que nos está dando la impresión de que estamos bien orientados, y que este proyecto es una intuición acertada. Ya se sabe que hay intuiciones que no lo son. Pero esta sí. En este momento, y antes de empezar contamos con cerca de quinientos profesores repartidos por el País Vasco, Madrid, Barcelona y Valencia.

Si alguien me dijera cuál es la lección más importante que hemos obtenido a lo largo de estos años es algo tan sencillo como lo siguiente: a veces lo único que cabe es aguantar. No quiero ni recordar las veces que hemos tenido que escuchar que no iba a salir, que los centros no iban a decir que sí, que no podríamos ofrecer una oferta económicamente atractiva. No, no y no. Algunos llaman realismo a mostrar exclusivamente las dificultades. Y se supone que algunas de ellas era gente razonable y experimentada. Pues se han equivocado. Muchos de ellos lo hicieron con su mejor voluntad, pero hubo también los que no hicieron sino adelantar “pegas” para quedar como prudentes. Otros eran incapaces de reconocer que hay gente que tiene ideas nuevas y no se muere en el camino. Es por eso que a veces lo que queda por hacer es, simplemente, mientras no se haya cerrado por completo la fuente de posibilidades, recordarse a uno mismo que tiene la responsabilidad de no hundirse, porque en el fondo tiene que reconocer que no sabe lo que puede ocurrir y que no puede asegurar que vaya a ser que no. Me he visto tantas veces contando esta hermosa historia tan solo en el ánimo de recibir, más que una felicitación, un ánimo. Pero no quiero ni recordar algunas de las respuestas. Puñetera soberbia y puñetero ego.

Comenté también el pasado día la aprobación del Ministerio de Trabajo al Proyecto e-learning de Innovación Personal. Tardará algo más de lo dicho: estará listo para el 2010. Pero lo que estará preparado para Septiembre será el siguiente libro, libro que es la base del Proyecto. Algunos conocen versiones anteriores porque lo hemos trabajado en seminarios, pero en el fondo es un resumen de lo que yo realmente creo, las herramientas y las experiencias que me han servido a lo largo de estos años. Es un poco lo que me ha ido bien en mi vida, si no es casi lo mejor de mi vida. Y es una satisfacción poderlo compartir. Tengo la portada, pero ando a vueltas con el título, porque hay quien me ha dado nuevas ideas.
Llega el verano y creo que nos vamos a tomar un descanso en el blog. Os deseo lo mejor.

Valores en Francia

Publicado por el 01 Jul 2009

Mi buen amigo Javier Elzo me envía un libro-resumen sobre Valores en Francia. Traigo hasta aquí unas pocas consideraciones, pero que ayudan a retratar al país, toda vez que “así son tus valores, así eres”…
Un dato llamativo: en un país como Francia en el que el 90% se dice feliz o muy feliz, tan solo el 24 % de ellos confían en principio en el resto de las personas. No sé si se sorprenden o no; para los que se escandalicen digamos que la media española es el 34% y la vasca el 28%. O dicho de otro modo: en Francia tan solo una de cada cuatro personas confía en las demás, mientras por estos lares es una de cada tres.
Tan solo el 13% considera que hay principios para saber siempre lo que está bien o está mal sea cual sea la situación, mientras que el 41% considera que no los hay y que todo depende de las circunstancias. Hay otro 41 % que, reconociendo que hay principios claros para saber lo que está bien o mal, considera que su aplicación depende de las circunstancias concretas.
Cuando en Francia se pregunta por los valores a educar en casa por parte de los padres, la tolerancia hacia los demás aparece la primera con el 85%, seguida de las buenas maneras, con el 71%. La aplicación en el trabajo, el espíritu de ahorro, la generosidad y la perseverancia, aparecen con el 49%, 43%, 39% y 37% respectivamente.
Pero no se sorprendan mucho porque en España y en el País Vasco lo primero son las buenas maneras, con el 84% y 82%. El espíritu de ahorro y el trabajo duro, en España y en el País Vasco, ofrecen los siguientes datos: 35% y 25%, 20% y 11%.
Que no son los jóvenes, que no, que la cosa, buena o mala –allá cada cuál- radica en nosotros, los padres.

Muere Michael Jackson y una mezcla de pena y sensación de desdicha es lo que, finalmente, acompaña la vida en apariencia de un triunfador, de la persona más imitada, seguida y admirada de los últimos años en el mundo. ¿No es el ejemplo de la contradicción más absoluta?… Todos queriendo ser como él, y él tratando de escapar de sí mismo. Uno se lo imagina en los últimos meses obligado a volver a hacer aquello que le dio el éxito y a lo que probablemente no encontraba sentido alguno y era además causa de sus mayores desdichas. Posiblemente, un ejemplo de vacío existencial absoluto. En su caso tiene más sentido que nunca desearle lo mejor, es decir, que descanse en paz.

Se dirá lo que se quiera de los EE.UU., pero a los cuatro meses Madoff está en la cárcel con una condena de 150 años. ¿Se imaginan lo mismo aquí?…

Y ahora una noticia. Gracias a un acuerdo con Ibermática, a partir de Septiembre podemos ofrecer el Curso de Innovación Personal y el Asesoramiento Personal/Coaching en el formato on line. Creemos que es un gran paso que puede facilitar la relación y hacerlo de una manera mucho más cómoda para todos. Los detalles, en Septiembre.

Desde Valencia

Publicado por el 24 Jun 2009

Es curioso, la semana pasada nos ha ofrecido dos caras opuestas del comportamiento humano: el asesinato de Eduardo Puelles por una y la muerte de Vicente Ferrer por la otra. Si prestáramos atención a las razones aducidas de los que le mataron y a las del exjesuita para trabajar en la India, nos encontraríamos en ambos casos con argumentos, en apariencia, nobles. Estoy seguro incluso de que, en algún caso, utilizarían todos expresiones semejantes. La diferencia es que, en la práctica, unos se han dedicado a quemar viva a la gente y otros a sanar, ayudar a sobrevivir y compartir. La cuestión no está, pues, en lo que decimos; la diferencia está en lo que finalmente hacemos. Y a la vista está en que unos hacen el mal y otros el bien. Por sus obras, pues, los hemos conocido.

He leído con enorme agrado la entrevista con Francisco J. Ayala el pasado domingo en “El País”, un biólogo que ya desde el principio me cayó bien porque se define como una persona que “lee buenos libros, escucha buena música, ve buena danza, come bien y bebe buen vino”… Coincido en casi todo: cambiaría en todo caso la buena danza por un buen paisaje.
Habla del mal. Pero él, darwinista convencido, lo que nos viene a decir es que la teoría de la evolución aporta la explicación al mal gratuito: si lo hay es porque somos criaturas imperfectas, producto de la evolución. Si Dios lo hubiera diseñado todo, como piensa el creacionismo, sería en consecuencia responsable de todas y cada de las cosas malas que nos suceden. Pero el evolucionismo nos permite desplegar la responsabilidad en el largo proceso de libertad y desarrollo de la propia naturaleza.
Y finalmente, al igual que tantos científicos, dice que “la ciencia y la religión son como dos ventanas de mirada al mundo; lo que se ve desde cada ventana es distinto, pero es el mismo mundo… La ciencia se ocupa de explicar los procesos naturales por medio de las leyes naturales. La religión trata del significado de la vida, del propósito y de nuestras relaciones con los demás”…


Vengo de Valencia, donde he descubierto lo que ya sabía: que tengo buenos amigos. Y son amigos que primero han sido clientes, luego clientes satisfechos y luego simplemente amigos. ¿Hay quién da más?… No sé si, al final, todo se podría resumir de esa manera. Y me he sentido muy feliz. Incluso me he emocionado al observarlo. Como tenía horas sueltas he releído a Víctor Frankl .Traigo hasta aquí una de sus frases: “conseguir convertir el sufrimiento en un éxito y en un logro humano; extraer de la culpa la oportunidad para cambiar para mejor; y ver en la transitoriedad de la vida un incentivo para emprender una acción responsable”… Y para ello, olvidarse de uno mismo, dejarse y confiar en la vida que nos ha sido dada. Por algo será.

Muerte en Teheran

Publicado por el 15 Jun 2009

Agradezco a los amigos que me han preguntado por alguna mala noticia a la que hacía referencia en el pasado blog. Creo haber aprendido de lo que sucedió, o mejor, haberme ayudado a recordar nuevamente lo que ha pensado con anterioridad. A veces uno parece escribir libros para otros. Estas cosas sirven para repetirse a uno mismo aquello en lo que cree, y para entender la vida como una estupenda y sabia señora que nos ayuda a colocarnos en nuestro sitio, del que con tanta frecuencia nos volvemos a salir. Es como si, en el fondo, no hay por qué preocuparse en encontrar el sentido de lo que hacemos; es la propia vida la que nos ayuda a la hora de encontrar un sentido, por si lo habíamos olvidado, o por si el anterior hubiera dejado de ser ya válido. Y así, una cierta confianza, que no fatalidad, en la vida nos termina volviendo a centrar. Basta con preguntarse: “y ahora, qué toca”. Me ha venido a la cabeza el relato de “Muerte en Teheran”. Por si no lo saben, se lo cuento.

«Un persa rico y poderoso paseaba por su jardín con uno de sus criados, compungido éste porque acababa de encontrarse con la Muerte, quien le había amenazado. Suplicó a su amo que le diera un caballo para escapar y llegar a Teherán aquella misma tarde. El criado salió a galope, y al volver el amo a casa se encontró también con la Muerte y le preguntó: “¿Por qué has aterrorizado a mi criado?”… “No le he amenazado, contestó la Muerte, solo mostré mi sorpresa al verle aquí cuando en mis planes estaba encontrarle esta noche en Teherán”…»

Creo que del susto de la semana pasada, me han surgido dos o tres oportunidades más de hacer cosas interesantes.
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Con motivo de la abstención en las pasadas elecciones en toda Europa, son muchos los que han hablado de una Europa alejada. Y es verdad. Pero es también verdad a que, gracias a que está alejada y no ser así susceptible de tanta presión, como puede tomar algunas de las decisiones difíciles que serían imposibles de tomar en marcos más pequeños, y en consecuencia más vulnerables al “matonismo” de algunas organizaciones y grupos. Entre las modalidades del “matonismo” actual, la verbal no es una de las menores.
Creo que lo que Felipe Gonzalez ha dicho recientemente con respecto a España es de las cosas más razonables que se han dicho últimamente. Mi temor es si, en lugar de hacerle caso, no se va a tirar más bien por las recetas de Sartorius. De ser así, el futuro del socialismo español será el del francés.
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En los últimos tiempos nos llegan nuevamente noticias de escisiones y divisiones en política. Nada sorprendente. Lo que sí me resulta sorprendente es que algunos sigan pensando, a pesar de su edad, que siguen teniendo la razón, al igual que la tuvieron antes, y como supongo seguirán pensando que la tendrán hasta que se mueran. ¡Plastas!… Puedo imaginar y entender la pasión con la que alguna persona joven puede vivir este tipo de cosas, pero que alguien que anda por los setenta siga con lo mismo de hace veinte, me parece que no hace sino mostrar lo que verdaderamente es. Cada día más solo, hasta llegar a ser de mayor el único que tenía la razón. ¡Ay, en manos de quiénes hemos estado!… Espero que la reflexión se entienda que no va solamente dedicado a uno.

Tras un viaje a Manresa

Publicado por el 08 Jun 2009

Esta semana tuve la oportunidad de ir a Manresa, donde nunca había estado, en compañía de Isabel Orbañanos, con ocasión de visitar la Escuela Joviat, cuyo equipo de responsables me causó una estupenda impresión. Hay situaciones en las que contactas de inmediato, aunque en los últimos tiempos, y debido a diversas experiencias, suelo poner una distancia a las primeras impresiones. En todo caso, sé que con Joviat se va a confirmar, y además seguiré pensando bien desde el principio porque, en caso contrario, sé que no hay manera sana de vivir. Y habló de Manresa porque estuve en los lugares donde se escribieron los Ejercicios Espirituales: siempre he tenido una gran admiración por un autodidacta como Ignacio de Loyola, que escribió algo que aguanta quinientos años desde la pura experiencia personal.
Pero también estuve por Madrid y ruego a los amigos que tengan la delicadeza de leer estas líneas, que no se pierdan la Exposición de Sorolla en El Prado. No sé lo que les dará a otros, pero yo pasé una hora y media maravillosa. Hasta el jueves estaba resultando, como ven, una semana estupenda.

Pero el viernes me llegaron dos noticias, como siempre vienen: una era buena y otra mala. Y el fin de semana pensé que era un buen reflejo de la vida, que al mismo tiempo nos ofrece luz y oscuridad, aunque no siempre en las mismas proporciones. Esta vez lo malo era más grave que bueno lo agradable.
Es curioso, una de las razones para creer que solo hay que trabajar en el margen de maniobra que uno tiene y que es absurda esa necesidad de planificar la seguridad del futuro, es que no esperaba ni lo malo ni lo bueno que me llegó, con lo que me dije que es muy posible que la semana próxima tal vez llegue algo que haga bueno lo malo y que no sea para tanto eso bueno que hoy me ha animado. Me creo muy listo, pero, fíjense, soy incapaz de prever lo que me va a pasar en los próximos días. No puedo planificar lo que me viene; y es por eso que me dedico a responder lo mejor que puedo a lo que me viene.
La cuestión es cuándo se hace el balance. Si lo hubiera hecho el jueves diría que todo iba estupendamente, pero el viernes ya no era así. Conclusión: el balance es lo que se hace al final de todo, y mientras tanto hay que trotar, no juzgar, y mientras haya una posibilidad, por pequeña que sea, perseverar.

Pero eso significa confiar en que todo es para bien, o dicho de otra manera, que todo esto tiene un sentido, aunque no lo veas a primera vista, ni seguramente en mi caso a la segunda.
Puedes confiar o no, y eres creyente tanto si confías como si no, porque en ambos casos conjugas el verbo creer. Tan solo diré que si crees que esto tiene un sentido, esto te obliga a perseverar; y si por el contrario no crees, puedes abandonar lo que haces, abandonarte y empezar a “disparar” contra todo el que encuentres por delante. Y las dos actitudes son humanas y respetables. No es, pues, cuestión de creer, sino de identificar bien lo qué crees. Es solo una opinión, claro, pero lo cierto es que conseguí salir y aquí estoy nuevamente.

Siendo momento post electoral, una pregunta: ¿no le convendría a la izquierda más o menos extrema preguntarse por qué hay tanta gente que vota a la derecha, a pesar de los Berlusconi de turno, pudiendo hacer algo tan sencillo y sin costo como sería votar a la izquierda?… ¿No será que muchos, a pesar de todo, han preferido votar a la derecha antes que a la izquierda?… ¿Sabrá algún día la izquierda, especialmente la extrema, encontrar algún aspecto autocrítico, más allá de decir que no se ha comunicado bien y llamar imbéciles a los que no les votan?…

Cediendo el testigo

Publicado por el 01 Jun 2009

La semana pasada hablábamos de agradecer, disfrutar y ayudar. Daría un paso más: creo que también estamos para dar paso a otros. Y considero que es algo de lo mejor que le puede suceder a uno: aprender a desaparecer.

El ego se resiste de manera brutal, pero es algo que conviene, a la persona y a las organizaciones. En cuantas organizaciones vemos una resistencia atroz a ceder responsabilidades, de que sin ella…, al tiempo que esa misma persona se queja constantemente de que no puede más. ¿Puedes o no puedes?… ¿Quieres descansar o no?… Espero ser lo suficientemente sensato para irme antes de que mis compañeros consideren que sobro.

Contaré un cuento de los que más me han impactado en mi vida. La leí en “Martes con mi viejo profesor”. Se trata de una ola que va saltando por el mar y lo pasa muy bien. Disfruta del viento y del aire libre, hasta que ve que las demás olas que tiene delante rompen contra la costa.
– Esto es terrible, dice la ola. ¡Mira lo que me va a pasar!..
– Entonces llega otra ola. Ve a la primera ola, que parece afligida, y le dice: ¿por qué estás tan triste?…
– La primera le dice: ¿Es que no entiendes?… Todas vamos a rompernos. Todas las olas vamos a deshacernos. ¿No es terrible?…
– La segunda ola dice: No, eres tú la que no entiende. Tú no eres una ola; formas parte del mar

Pienso en mi hijo en que tal vez haga algún día cosas que yo no he podido hacer. De hecho, ya lo ha hecho, y disfruto de ello.

Hacer y desaparecer. Ceder el testigo a otro. Cumplir y ser olvidado; solo queda lo que hiciste, si es que de verdad hiciste algo que sea digno de ser recordado.

Recuerdo como tragedia la vida de algunas personas que han manipulado su vida en el afán de dejar una determinada imagen para la posterioridad, por ejemplo trabajando sus memorias. ¡Qué auténtica pérdida de tiempo!…

Acaba de morir la última superviviente del “Titanic”.

Venimos de pasar un maravilloso fin de semana en Zamora con nuestros buenos amigos Juan Liedo y Clara Echeberria, y además de ver un románico maravilloso, me he topado con gente sana y humilde, o al menos así me lo ha parecido. Disculpen mi atrevimiento, pero me ha hecho pensar si conforme la renta per cápita crece no se incrementa también la infelicidad, la soberbia, la envidia y el desasosiego. ¿No habrá un punto de equilibrio también en esto?…