Eugenio Ibarzabal

Año nuevo vida nueva

Publicado por el 05 Feb 2012, en Sin categoría

Si hablo a los demás de Innovación personal, ¿por qué no hacerlo, además de decirlo?… Escribo desde Brighton, a dos pasos de Londres, en la costa, donde voy a residir a lo largo de un año. Creí que algo había terminado para mí, y como lo bueno de la vida es que puede haber varias, me pareció que sería bueno volver a empezar. Imanol Zubiondo, mi buen amigo y compañero toma las riendas de Ibarzabal & Line, y yo voy a estar de vuelta cuando haga falta. En consecuencia, seguimos en la brecha, aunque ya de otro modo.

Cuando estoy fuera como ahora, y me tengo que acomodar a otra ciudad, pienso siempre en los inmigrantes. Lo mío es fácil, y sin embargo, a pesar de todo, uno tiene que hacer un esfuerzo para adaptarse, conocer gente, organizarse. Pienso cómo tiene que ser dejar el propio país, sin conocer la nueva lengua, y teniendo que trabajar en uno nuevo para poder sobrevivir, siendo posible pasto de aprovechados, cuado no de algo peor. He conocido ya aquí, por pura casualidad, a refugiados iraníes de etapas anteriores, algunos de ellos relevantes. A duras penas hablan inglés. Y llevan treinta años viviendo en Inglaterra. En estos momentos soy más consciente que nunca de lo privilegiados que somos algunos; y si algo me duele es no estar dando las gracias cada día y en cada momento. Dar las gracias significa, fundamentalmente, entender de verdad la vida, situarse bien ante ella y recobrar la perspectiva. Vivir de verdad.

La ciudad es muy cosmopolita, la vida cultural es muy rica, jóvenes por todas partes, buena universidad y comida estupenda. Me llama la atención el precio de las casas: para ser el lugar que es, no son muy caras. Más lo son en comparación las de nuestro país. Los paseos por la mañana, a pesar del tiempo, son estupendos. Una de las preguntas que me hacía al preparar el viaje es saber cuanta ropa necesitaría para un año. Lo resolví de la manera siguiente: con la ropa para una semana basta, y me está resultando. Todo un dato. Al llegar, el ayuntamiento nos ha enviado los impuestos a pagar, y en el mismo sobre nos ofrece información sobre lo que hace, a qué se dedica, su presupuesto, lo que gasta en nóminas y la distribución del gasto. Otro día hablaré de todo ello.

Mi buen amigo Juan Mari Ollora me recomendó leer un libro que me ha dejado tocado: “La tumba de Lenin”, de David Remnick. Un librazo. Cuando se critica a Gorbachov, uno se pregunta: ¿qué hubiera hecho uno en su lugar?…Resultó más práctico pactar con Yeltsin que con la vieja guardia comunista, pero para volver, finalmente, a tener hoy que pactar Rusia con los mundos más oscuros de su historia. Hay momentos en los que uno piensa que la democracia que tanto denunciamos en los países occidentales es un auténtico lujo del que no somos conscientes. Denunciamos el sistema, sí, pero no queremos el de otros. Miramos a la izquierda y a la derecha y volvemos a decir: mejoremos a fondo lo que tenemos, pero no lo pongamos en riesgo, por favor, que es un auténtico lujo. Cuando se contempla la historia de Rusia, uno se vuelve conservador. Pero es más: si se compara el franquismo, con todos sus horrores, y la horrible historia que han vivido tantos millones de pobres rusos, ¿con qué quedarse?… De verdad, aquello era aún peor, aunque solo sea por razones cuantitativas. Lo digo como lo pienso.

He visto la película sobre Margaret Thatcher. En realidad, no sé si es mejor decir la película de Meryl Streep sobre Thatcher. Sin ser una gran película, da mucho qué pensar. La chica que le dice a su novio que no quiere dedicarse a limpiar tazas de te, termina en la película aburrida, demente y sola, limpiando tazas de te al final de su vida. Es algo así como decir: si alguien cree que se va a escapar y puede planificar la vida a su antojo, se equivoca. La vida nos pone en nuestro lugar. Me ha llamado la atención la crueldad de la que hace gala, precisamente con los suyos, con los que más cerca están, con los que más le quieren. La encubridora ideología de cada cual, las “películas” que nos montamos, los velos que nos creamos, y en consecuencia, el daño que nos hacemos y que podemos hacer a los demás. Es una mujer que está sola. Profundamente sola. Al final, creo que muchos que vean la película, piensen de una manera u otra, puede que lleguen a esta conclusión: yo no quiero la vida de ella. Y sin embargo, dejó marca. Buena parte de lo que hizo no ha tenido vuelta atrás con los gobiernos posteriores. Es como si la sociedad, a veces, critica y dice lo “políticamente correcto”, y deja a unos pocos que hagan el trabajo sucio. Y luego cambia de cochero. De ahí, la inevitable soledad de los líderes.

Creo que lo mejor fue su matrimonio. Al tiempo, menospreciaba a su hija, sin que se entienda muy bien porqué, y pierde el juicio con su hijo, un hombre que no le ha dado más que disgustos a lo largo de la vida. Pero está sola, muy sola. Y es que, al final, cuando uno dice qué tengo de verdad, sólo quedan las buenas relaciones personales que hemos forjado, relaciones que se han hecho muchas veces en los malos momentos, cuando hemos hecho lo que tocaba, comiéndonos nuestro propio ego. Uno de los mejores ejercicios que se pueden hacer es: de verdad, ¿con quien cuento?, ¿cómo disfruto?, ¿qué me da realmente satisfacción en esta vida?… Cuando lo hice, muy recientemente de nuevo, me sentí muy afortunado. Hablando de cine, lo que no entiendo es el éxito de “The artist”. Reconozco que es una buena idea. ¿Y qué más?…

Es curioso, llego a Inglaterra y me encuentro con el conflicto. El Gobierno escocés parece decidido a efectuar un referendum de autodeterminación, que parece aceptado de facto por todos. La cuestión es cuándo y sobre qué hacerlo. El Gobierno británico quiere hacerlo de inmediato, en el afán de aprovecharse de la incertidumbre, ceñirse sí o no a la independencia, generar miedo y conseguir el no. El Partido Nacionalista Escocés quiere hacerlo en el 2014, una fecha histórica para ellos, esperando el momento más adecuado, pero no ahora. Por cierto, una de las acusaciones contra los independentistas es que Escocia tendrá que entrar en el euro. Pero, al menos, parece que aquí se puede hablar y discutir de estas cosas. En el fondo, ocurre como en el País Vasco: ¿Cuál es el tema?… ¿El derecho a la consulta o la independencia?… ¿Pero el derecho a la consulta no es meramente instrumental?…

¿Incluso la independencia no es fin en sí misma, sino un instrumento?… Exactamente, ¿para lograr qué?… Al igual que en Escocia, ¿se quiere de verdad la independencia?… Si de verdad se quiere, no habría quien lo parara.

Cuando leo las noticias que me llegan de España, me resultan más deprimentes que nunca. Será que sólo leo lo que leo. Pero es que no hay más que lo de Garzón y las pésimas perspectivas económicas: haciendo lo que hay que hacer, pero tarde, con medidas más graves que las que se podían haber tomado antes, de mala manera y con grandes enfados. Menuda imagen. Ahora observo que hay mucho keynesiano, afirmando que hay que ir contra corriente: gastar para implementar así el consumo y la inversión. El problema es que había que haber sido keynesiano también antes: ahorrar cuando no hacía falta gastar tanto. Pero como antes no se hizo lo que había que hacer, ahora tampoco podemos hacerlo.

Aprovecho para decir que el V Taller de Innovación Personal se celebrará en Loyola los días 30 y 31 de Marzo y 1 de Abril. Nuevamente en compañía de Josune Bereziartu y Rikar Otegui, que en el último Taller realmente triunfaron. Por cierto, si apetece seguir su itinerario, no hay más que contactar con ellos en su blog.

El último es particularmente interesante y, como siempre, las fotografías son espléndidas.

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